Cultura

"Quiero irme en un día soleado"

Alcanzó un amplio reconocimiento al escribir desde los territorios literarios de la fantasía  

Amparo Dávila se fue en primavera, tal y como lo deseo cuando dio a conocer su anhelo por partir en un día soleado en un fragmento de su obra “La Semblanza de mi muerte”: 

“Que no muera un día nublado ni frío de invierno, y me vaya tiritando de frío y de miedo ante lo desconocido, ese mundo de sombras. No, así no. Sin rostro que camina siempre a mi lado o que me aguarda al doblar la esquina. Y ese misterio insondable que no logramos develar y que angustia y perturba la existencia. Quiero irme un día soleado de una primavera reverdecida llena de brotes y de pájaros y de flores, para buscar mi jardín del Edén, mi paraíso perdido y gozar de los frutos de la vid y de la higuera, el perfume de los cerezos y los naranjos en flor, el calor del sol que no se oculta nunca”.

Así es, las  letras mexicanas están de luto, ayer a las 12:20 horas, a los 92 años, falleció la escritora, una profesional de las letras que entraba en la categoría de “los raros”, esos que el escritor  Enrique Vila-Matas etiquetaba como los Bartleby. La noticia del deceso la confirmó su hija, Luisa Coronel.

Autora de una obra breve, pero profunda, Dávila escribió su nombre con letras de oro en la literatura mexicana gracias a “Árboles petrificados”. Este conjunto de relatos publicado en 1977 le mereció el prestigioso Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores. Previamente había lanzado los libros de cuentos “Tiempo destrozado” (1959) y “Música concreta” (1964), además de tres títulos de poesía.

Amparo Dávila, quien fuera admirada por Jorge Luis Borges, escribió poesía, pero fue en el cuento donde logró cosechar a un sinnúmero de lectores, que apreciaban su literatura que bordeaba lo fantástico y lo sobrenatural, sin que dejara de mirar la realidad.

Hace dos años, en el marco de los festejos por sus 90 años de vida, Dávila dijo: “Sigo escribiendo. Quiero publicar poemas chiquitos, poemas de ayer y de hoy, luego las semblanzas, que son varias. Una es una semblanza de Pinos, Zacatecas —pueblo minero donde ella nació el 21 de febrero de 1928—; otra, la semblanza de mi muerte”.

Fue en el año de 1950 cuando Dávila publicó “Salmos bajo la luna”, su primer poemario. Cursó sus estudios universitarios en la Ciudad de México, donde también trabajó como secretaria del poeta, ensayista y diplomático Alfonso Reyes.

El pasado 23 de marzo fue reconocida con el Tercer Premio Jorge Ibargüengoitia de Literatura que otorga la Universidad de Guanajuato, por su trayectoria en el género de cuento: “Indiscutiblemente su propuesta es una aportación al universo del género literario, al producir una obra imprescindible en la literatura mexicana y de indudables ecos en la cuentística fantástica en lengua española dentro y fuera de México”, difundió la institución de educación superior.

Amparo Dávila estuvo casada con el artista plástico Pedro Coronel (también zacatecano, 1923-1985), cuyas viñetas ilustraron algunas ediciones de sus libros. Aunque su bibliografía es corta, por la calidad de su prosa y versos recibió la Medalla Bellas Artes en 2015, año en que se convocó por primera vez el Premio Nacional de Cuento Fantástico Amparo Dávila.

Lamentan partida de Amparo Dávila

Miembros de la comunidad política y cultural, así como instituciones culturales lamentan la partida de la cuentista zacatecana Amparo Dávila (21 de febrero de 1928 — 18 de abril de 2020), quien falleció poco después del mediodía.

Luisa Coronel, hija de la escritora, confirmó que su madre falleció a las 12:20 horas de este sábado.

Alejandro Tello, gobernador de Zacatecas, envió un mensaje vía Twitter en el que lamentó el deceso de la autora de “Salmos bajo la luna”, “Meditaciones a la orilla del sueño” y “Perfil de soledades”.

En la misma red social, el Instituto Zacatecano de Cultura dijo que la obra de Dávila “quedará como un extraordinario y preciado legado, en la literatura de nuestro país y nuestro Estado”. 

Por su parte, la Secretaría de Cultura describió a la cuentista como una “indudable protagonista de la literatura mexicana del siglo XX que destacó por su obra cuentística”. 

También en Twitter, el escritor David Miklos escribió: “Murió Amparo Dávila, una de nuestras más grandes escritoras. En su memoria, releeré ‘Árboles petrificados’, mi favorito de sus libros. Larga vida, Amparo: siempre serás mi huésped”.

JL

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