Cultura

Nostalgia musical a la letra

Daniel Centeno, presenta su nueva novela “La vida alegre”, publicación impulsada por Alfaguara

Si bien el consumo de la música se revolucionó a pasos agigantados con las plataformas digitales, para el escritor venezolano Daniel Centeno Maldonado hay algo que no cambia entre las generaciones del público: la nostalgia y recuerdos, quizá perdidos, por aquellas canciones que llegan en la infancia y adolescencia y se instalan por una búsqueda personal o por situaciones ajenas al gusto propio, y al paso del tiempo, son imposibles borrarlas de la mente.

Como melómano y partiendo también de su experiencia en el periodismo, Daniel Centeno no dudó en verter esos sonidos y estrofas que lo han marcado en su vida en su nueva novela “La vida alegre”, publicación impulsada por Alfaguara, en la que ofrece al lector un viaje peculiar ante el encuentro de dos apasionados por la música, un bolerista en decadencia y un joven rockero que luchan por salir bien librados de los desafíos cotidianos.

“‘La vida alegre’ es una novela que va sobre las segundas oportunidades, son dos personajes que son bastante estrambóticos, un rockero frustrado y el otro es una vieja gloria del bolero en un país que se desmigaja, en Venezuela; convergen en una trama un tanto loca, donde pareciera que todo está regido por las leyes del azar, de lo mágico, de lo improbable”, explica Daniel Centeno, autor de obras como “Periodismo a ras del boom”, “Retratos hablados” y “Ogros ejemplares”.

Desde sus primeras páginas, Daniel Centeno da pistas de quién es su protagonista: “El ruiseñor de las Américas”, que entre un ir y venir de sus viejas glorias, da paso a una ola de referencias culturales, de cómo la música se mantiene como un lenguaje universal que no conoce fronteras ni géneros: “Conforme fui creciendo, me sorprendí, incluso escribiendo notas de prensa, tarareando boleros. Me di cuenta que no podía escaparme de eso. Yo lo que estoy dando es un paseo por toda la música, no del Caribe, sino latinoamericana”.

Centeno Maldonado, quien también imparte clases de cine y literatura en la Universidad de Houston, Texas, recuerda que uno de los detonantes para “La vida alegre” fue el toparse con el libro “Confesiones de Daniel Santos a Héctor Mujica”, el famoso bolerista puertorriqueño, que a través de su personalidad y legado le dio las bases para la estructura de sus protagonistas.

“Uno va puliendo la historia, va imaginándose cómo los personajes actuarían ante ciertas circunstancias. Cuando se escribe un libro, yo recomiendo meterlo a un cajón, olvidarte por un momento, sacarlo cuando lo creas conveniente. Cuando lo vuelvo a leer saco mis tijeras para podarlo”.

Daniel Centeno resalta que aunque el final probable de “La vida alegre” estuvo presente desde el inicio de esta novela, conforme los personajes fueron desarrollándose y mostrando sus virtudes y monstruosidades, cada párrafo de este texto tomó iniciativa propia para que el lector encontrara giros inesperados en cada escena.

“Cada vez que hablo de este libro voy descubriendo cosas que de manera consciente no lo sabía. Arranqué con un par de personajes en un punto y quería llevarlos al otro extremo, al final del libro. La imagen del final la tenía un poco en la mente, pero no sabía que en el transitar de las páginas, esta gente iba a crecer de una forma, en donde yo pensaba que el que era menos protagonista, termina imponiéndose. Son las leyes extrañas de escribir la ficción”.

JL

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