Medio siglo de esculpir
Desde cero, Enrique Carbajal -mejor conocido como Sebastián-, aprendió a elevar sus sueños de escultor a grandes alturas, cuyo trabajo hoy celebra con 50 años de carrera
Enrique Carbajal, nacido en Chihuahua en 1947, llegó a la Ciudad de México en busca de estudiar en la Academia de San Carlos. Con 16 años de edad, llegó a la capital del país “sin un cinco, nada”. De manera furtiva, logró pernoctar en la escuela de arte durante varios meses, con hábitos negativos: “Dormía mal, comía mal”, recuerda el artista. Durante una clase de anatomía en la que se quedó dormido, un profesor lo señaló como símil del San Sebastián de Botticelli, por la mala alimentación. Desde entonces sus compañeros siguieron la broma de llamarlo así, San Sebastián.
Tiempo después fue convidado a una comida de los republicanos españoles, donde un poeta (Carlos Pellicer) se le acercó para señalarle: “Usted se escapó de un cuadro, de San Sebastián de Botticelli. Poco después, un entrevistador lo buscó para hacer un perfil, que comenzaba con su descripción física: “que se asemeja a un San Sebastián de Mantegna”. Para el escultor, el nombre fue un destino: “Es un razonamiento y una decisión de vida… El santo me persigue, algo quiere decir”. A partir de entonces cambió la firma de E. Carbajal a Sebastián.
En este medio siglo de carrera ha expuesto y colocado esculturas alrededor del mundo: desde México hasta Finlandia, Dinamarca, Estados Unidos, Argentina o Japón, entre muchos otros países. Con el pretexto de la coincidencia de dos fechas, el escultor mexicano tendrá una exposición retrospectiva en Texas. Próximamente se cumplirán 300 años de la fundación de la ciudad, fecha que coincide con los 50 años de carrera de Sebastián: “En San Antonio hice una pieza icónica, ‘La antorcha de la amistad’ (hace 20 años). Ya se la apropió el pueblo de San Antonio, ya es una imagen icónica: sale en todos los libros, en el aeropuerto está la imagen. Es lo que sucede con las piezas monumentales”.
El autor expondrá modelos de las esculturas de gran formato: “Qué más que hacer exposición urbana, que a eso me dedico. Les presté una cantidad de piezas, y envío otras, como una especie de retrospectiva”. El modelo de los polémicos Arcos del Tercer Milenio no entraron en esa muestra, pues ya estaba planeado que se muestra en la Bienal de Venecia: actualmente también tiene exposición en Siracusa.
Con una vida dedicada al arte, el autor recapitula el camino: “La madurez de un creador es cuando ya las obras siguen provocando, siguen gustando y no vemos fallas. Vemos la obra conclusa, una obra de época, característica de ese momento. Desde hace muchos años entré en una madurez plástica y de mi lenguaje, no entrego una pieza hasta que esté enteramente satisfecho”.
El lenguaje, ese estilo que ha desarrollado con los años, se ha inclinado por las formas geométricas: “El estilo es porque siempre me gustó la geometría, desde niño. Siempre tuve la preocupación de descubrir la geometría, en los cinco cuerpos regulares, lo que armábamos en la primaria. Pero hay mucho más, todo un misterio: busqué y me informé. Descubrí que había mucho más que no sabía, el universo se fue abriendo. Quise tomarlo como lenguaje, como las palabras, para decir lo que quiero decir. Es geometría, formas geométricas que le pertenecen a todos. Una vez que ya acepté el lenguaje pude decir todo, a mi manera. Calculado, trazado, con la perfección del número. No todo el mundo está acostumbrado a eso, no todos tienen la cabeza hecha para ese proceso, pero poco a poco se puede entrar a un lenguaje, ir comprendiendo”.
Un ejemplo esa la exploración artística es el famoso “Caballito” en la Ciudad de México: “Yo viajé del caballito de Tolsá hacia atrás, hasta el origen: viene de los etruscos, los griegos arcaicos, los clásicos, los romanos, hasta llegar al barroco y al neoclásico. Yo tuve que hacer un trabajo similar: paralelamente ir hasta los etruscos. Busqué cabecitas de caballos primitivas, en los griegos arcaicos también. ¿Qué artista moderno se interesó en eso? Sí existe, Braque, el escultor cubista contemporáneo de Picasso: hizo cabezas de caballo, esculturas primitivas, inspirado en los etruscos, pero es moderno. Yo brinqué a Braque, y de ese moderno brinqué a Sebastián”.
Piensa de forma monumental
La pasión por la escultura monumental la descubrió desde joven: “Estudiando historia del arte y viendo que desde las cavernas el hombre aprendió a que para construir cosas se necesitan arcos, puertas y columnas: en las cavernas existen, naturales. Aprendió la estrategia estructural y se salió, hizo los dólmenes, los menhires, las grandes construcciones. Luego se empezaron a hacer arcos, puertas, columnas, cuando las ciudades empezaron a generarse… Todo tiene una historia, tiene un carácter del espíritu del hombre. Decorativo, religioso, conmemorativo, para honrar la memoria… Es para el espíritu humano, para conmover al que lo ve, a quien participa de ese entorno. Es lo que yo hago”.
El arte público, como se ha vivido en Guadalajara en los últimos años, suele desatar polémica por múltiples razones. Para Sebastián ha sido una constante que afronta de manera positiva: “Es un proceso muy ingrato, pero que uno tiene que resistir. Atacan al principio, dicen hasta de lo que nos vamos a morir. A veces cuando se da una novedad provoca una reacción, un escozor en el que la ve: dice ‘Qué es eso, cuesta mucho dinero, no sirve para nada’. Evidentemente, entre comillas, ‘no sirve para nada’: pero sí sirve para al espíritu y para la comunidad, además se vuelve importante. Eso uno lo comprende, pero hay que asumir los ataques: va pasando el tiempo y poco a poco se asimila. Es parte de ese espíritu del ser humano, pero el que la hace tiene que resistir”.
Aunque no siempre se suceden las polémicas: “No todo el arte público es polémico: hay obras que las ponen y da igual, pasan desapercibidas. No traen una provocación, no traen novedad. Siempre la novedad rompe y provoca. En cualquier circunstancia y en cualquier profesión”.
Los próximos proyectos
Además de otra escultura de gran formato en San Antonio (“La puerta de la igualdad”), Sebastián nos adelantó sus proyectos futuros: “Las próximas esculturas las voy a tener aquí, en estos dedos. Estamos haciendo en un programa con el Politécnico Nacional esculturas nano, trabajándolas en el microscopio, con los aparatos para hacerlas. Solo se pueden ver en el microscopio y en la computadora. ¡Ya no me voy a complicar tanto! Es una manera de seguir haciendo cosas, seguir produciendo, también con tecnología actual”.
Igualmente, Sebastián comentó que el patronato para los “Arcos del Tercer Milenio” se ha vuelto a reunir, para concluir su escultura monumental en Guadalajara (a la que le faltan los dos arcos de mayor tamaño).
De conformidad al DERECHO DE RÉPLICA ejercido por la C. SILVIA GEORGINA
GONZÁLEZ PARAMO y el C. MIGUEL GONZÁLEZ PARAMO, se señala lo siguiente:
Aclaración respecto de la nota publicada el pasado 12 de mayo del 2019 titulada “Carmen, la Señora bonita de las nueve esquinas” publicada por este diario.
En la nota se habla respecto del cine ubicado en la zona de Las Nueve Esquinas conocido como “El Cine Tonallán” del cual se menciona que ha sido comprado por una persona de nombre Chuy Manzanares perteneciente a la iglesia cristiana, es de suma importancia para nosotros aclarar que dicho inmueble no ha sido vendido a persona alguna.
Que el propietario del lugar era nuestro fallecido padre el Sr. Fernando González Higareda, y hoy en día dicho inmueble pertenece a los herederos, quienes hasta la fecha no han realizado ninguna operación de compra-venta del multimencionado lugar.
Lo anterior es de interés aclararlo por las consecuencias legales que podrían traer consigo dichas aseveraciones, tanto para el supuesto nuevo dueño, como para nosotros como actuales propietarios.