Medio siglo con el pincel
El artista José Guadalupe Ríos Córdoba, originario de Tepatitlán, celebra su trayectoria como pintor, aunque también ha explorado la escultura, la literatura y la música
El pintor jalisciense José Guadalupe Ríos Córdoba celebra medio siglo de carrera profesional, pues recién se cumplió el aniversario número 50 de su primera exposición, realizada en su natal Tepatitlán. En 1969 expuso medio centenar de piezas creadas desde su infancia hasta la adolescencia que ya terminaba: “Desde que tuve uso de razón empecé a dibujar, antes de aprender a leer y escribir. Empecé a dibujar con lo que me encontraba a la mano, terrones de casas que demolían cerca, terrones del lodo cuando caía agua; en ese tiempo Tepatitlán estaba empedrado, era una ciudad pequeña y cuando llovía se formaban terrones, con ellos dibujaba en el suelo. La casa donde crecí tenía ladrillo de jarro, daba la textura para dibujar. O en los calendarios, en la parte de atrás tenían una textura muy adecuada para que se adhiera el lápiz, muy suave”.
Estos cinco decenios como artista plástico le han dado grandes satisfacciones, entre ellas la del mural que pintó en Madison (Wisconsin, Estados Unidos), donde su objetivo fue ser incluyente al integrar representaciones de personas de todas las razas y un nuevo concepto de la justicia, con la alegoría de tener en lugar de espada un libro. En dicha pieza también rescató la memoria de personas importantes para la historia de la ciudad, como el fundador de un orfanatorio en la época de la guerra civil estadounidense, uno de los primeros ecologistas, un piel roja y un jefe indio guerrero.
Otras satisfacciones del oficio las tuvo en varias exposiciones, como “Arte Joven de Jalisco” (1977), en la que estuvo junto a otros colegas de la generación; y su exposición en la primera semana cultural en la Normal de Guanajuato, o en la Ciudad de México, donde su obra estuvo junto a la de Cuevas y Toledo, en 2001 en el Archivo General de la Nación. Ríos Córdoba también obtuvo el segundo lugar nacional en el Concurso Guadalupano (1981) y ha tenido su obra en el Salón de Octubre. En total son más de 70 exposiciones individuales y colectivas en las que ha participado, sobre todo en las principales ciudades del país (Ciudad de México, Guanajuato, Aguascalientes, además del interior de Jalisco como Lagos de Moreno, Ciudad Guzmán y Tepatitlán). Sobre su relación con Tepatitlán, el pintor platicó: “Me ausenté varios años de aquí, al estudiar arte en la Ciudad de México”. En la capital nacional estudió en la Academia de San Carlos (junto al escultor Sebastián, seudónimo de Enrique Carbajal, compañero y amigo desde entonces) y en La Esmeralda. Previamente pasó por Guadalajara, también para formarse en artes.
Al volver a su ciudad natal se ha desarrollado también en la docencia, otra pasión de su vida: “He tenido muchas satisfacciones en la enseñanza, la segunda vocación, aunque tardó”. Como maestro, más que impartir busca compartir: “A esta vida venimos a tres cosas: a amar, a aprender y a compartir”. Entre sus recomendaciones está no copiar, sino buscar el estilo propio. Como actividad final los alumnos hacen un mural para mostrar sus conocimientos adquiridos, con total libertad: “De otra manera no se puede saber si aprendieron o no”. Igualmente les comenta los pormenores del mundo del arte: “No deben pensar que solo muertos serán conocidos, al contrario, si a uno no lo conoce nadie y se muere menos lo van a conocer”. Por ello les comparte no solo técnicas de arte sino cómo desenvolverse como artistas, conectarse con instituciones, galerías, medios y coleccionistas: “Ahora con internet es más fácil”. Su página web es www.rioscordoba.com
Multidisciplinario
El pintor ha sido multidisciplinario, pues también fue músico en su juventud: “Roquero, fui baterista del primer grupo de rock en Tepatitlán, antes de irme a la Ciudad de México. Me gusta mucho la música”. Igualmente escribe poesía y cuentos. Su literatura ya la ha publicado en medios, con textos sueltos. Al vivir en Tepatitlán ha buscado no desconectarse del resto de la República y con el extranjero, pues también ha pintado murales en San Francisco, California, además de tener obra en Washington y Nueva York.
Aunque se ha enfocado más en la obra de caballete, José Guadalupe cuenta con 16 murales. El primer mural público fue en Tepatitlán, “pero antes ya había pintado murales particulares, por encargo: el primero público fue aquí, “El hombre y las bellas artes”, con el hombre cósmico mezclado de todas las razas, vemos cómo todo lo que tiene lo transforma en arte”. En 2010 pintó un mural sobre el bicentenario de la Independencia y centenario de la Revolución, donde revisitó el imaginario nacional: “En el Ángel de la Independencia puse un pergamino en la mano y en la otra una corona de laurel. También analicé el Himno Nacional para entresacar una frase trascendente: ‘Y en el cielo tu eterno destino’. Toda la humanidad tiene ese destino. Siempre trato de poner un mensaje positivo a través de las obras”.
Otra faceta de su obra es la escultura, aunque “con menos obra, pero sí con mucha pasión”. El reciclaje es su medio favorito de expresión, puesto que “evita la contaminación del planeta. Hago propuestas de obras a través de reciclar los materiales”. Por su acercamiento a la escultura y su curiosidad por siempre estar aprendiendo cursa la carrera de arquitectura, con el fin de hacer escultura monumental. José Guadalupe resalta esa pasión por el aprendizaje: “El artista no puede darse el lujo de ser inculto”.