
Símbolos y emociones se entrelazan en la nueva exposición del MUSA
La exposición se inaugura el 13 de marzo a las 20:30 horas y estará abierta al público del 14 de marzo al 22 de junio en las Salas 2, 3 y 4, planta baja del MUSA
El Museo de las Artes (MUSA) de la Universidad de Guadalajara alberga una nueva exposición. Se trata de 'Delirios abisales' del artista Ermilo Espinosa, muestra conformada por obras realizadas a lo largo de más de una década, y que reflejan su evolución pictórica que combina hiperrealismo, simbolismo y surrealismo.
Ermilo Espinosa, originario de Mérida, Yucatán, ha desarrollado un lenguaje visual en el que cada elemento posee una razón de ser. Sus pinturas no buscan únicamente deleitar la vista, sino que funcionan como espejos del espectador, provocando emociones, cuestionamientos y reflexiones, compartió en entrevista.
Descenso a lo profundo
La esencia de 'Delirios abisales' surge de una exploración del subconsciente, de la inmersión en un mundo donde las fronteras entre identidad y entorno se desvanecen.
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"Los delirios vienen del fondo del abismo del mismo. Imaginemos que vamos sumergiéndonos en un océano y vamos empezando a alejarnos de la luz, vamos empezando a dejar de ver lo que está a nuestro alrededor (…). Cuando voy bajando voy perdiendo también lo que yo llamo mi identidad. Aquello que me nombra, aquello que tiene una biografía, y entonces empiezo a diluirme con el todo que nos rodea, que nos une, que es".
El artista describe este descenso como un proceso de transformación en el que las emociones y los símbolos se convierten en el verdadero lenguaje. En este universo pictórico, la intención no es ofrecer respuestas, sino provocar preguntas y generar conexiones emocionales en el espectador.
"Cada cuadro que se ve aquí está nutrido de símbolos que tienen una alegoría, que tienen una razón de ser como parte de un lenguaje que nos invita, nos evoca a hacernos preguntas más que a encontrar respuestas".
Espinosa busca que su obra no sea solo una representación visual, sino una experiencia sensorial e introspectiva. Quiere que el espectador se permita una pausa en su rutina, que contemple la pintura desde el silencio y la intuición, dejando de lado la inmediatez de la vida cotidiana.
"Un cuadro no está completo sin un espectador. Cuando la pintura está enfrente de una persona que tiene sus propias emociones, su propia biografía, sus propios miedos, traumas o alegrías, entonces esa vida es lo que va a dar sentido a los elementos que están en esta pintura".
Entre el hiperrealismo y el simbolismo
La técnica de Ermilo Espinosa se sitúa en una intersección entre el hiperrealismo y el simbolismo. Su formación y sensibilidad artística fueron moldeadas desde la infancia, bajo la influencia de su abuelo, un reconocido pintor especializado en retrato.
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"Desde muy pequeño estuve en búsqueda de ese manejo técnico porque era la única manera en que podía emular lo que mi abuelo estaba haciendo. El detalle técnico siempre lo he disfrutado. Sin embargo, hay una parte donde eso empata con el hiperrealismo porque es un goce por la textura, por la forma, por el detalle más pequeño y minucioso. Sin embargo, hasta ahí llega mi búsqueda de hiperrealismo".
Para el artista, el realismo no es un fin en sí mismo, sino una herramienta para expresar su mundo interior. En su obra, los elementos visuales no están ahí solo por su valor estético, sino porque responden a un lenguaje simbólico.
"Los elementos que ven ustedes en estos cuadros, que muchos se repiten, son parte de mi vida, de mi día a día: el agua, las aves, los barquitos de papel, los atardeceres. No son obras por encargo, no son obras que tengan una guía, sino que esto es muy mío. Soy yo con mis traumas, con mis alegrías, con mis delirios".
Proceso a fuego lento
A diferencia de otros artistas que se enfrentan al lienzo en blanco sin una idea clara, Espinosa desarrolla sus composiciones de manera progresiva, alimentándolas de imágenes que ha recolectado con el tiempo.
"Muchas veces, tengo la mitad de mi cerebro en la vida que me está llevando y la otra mitad está funcionando, pensando, observando. Tengo una parte de mi mente todo el tiempo tratando de darle sentido a estas imágenes, de darles un lenguaje diferente a lo visual".
El proceso se da de manera orgánica. Llega un punto en el que la idea toma forma en su mente y debe plasmarla en bocetos, los cuales luego se transforman en pinturas que siguen evolucionando conforme avanza su trabajo.
"Muchos de los cuadros que están acá no se parecen en nada a lo que era un inicio mi boceto. El boceto es un disparador y de ahí la propia materia de la pintura, el tiempo que te tardas –estos cuadros son de cuatro o cinco meses–, se va incorporando".
Este diálogo entre la obra y el artista hace que la pintura adquiera vida propia, creciendo junto a él.
"Si lo tuviera en mi caballete, lo seguiría modificando porque va cambiando conmigo, va creciendo conmigo. Es un proceso intuitivo que se va nutriendo de diferentes partes y que no sé explicar muy bien".
La exposición se inaugura el 13 de marzo a las 20:30 horas y estará abierta al público del 14 de marzo al 22 de junio en las Salas 2, 3 y 4, planta baja del MUSA.
Nació en Mérida, Yucatán, en 1983. Es un artista visual especializado en pintura, con gran interés en el manejo técnico, así como en el aspecto poético y recóndito de la obra. Licenciado en Artes Visuales con Orientación en Pintura por la Universidad de Guadalajara. También ha estudiado en diversos centros culturales de renombre. Su encuentro con la pintura proviene desde su infancia, por la gran influencia de su abuelo, Ermilo Torre Gamboa, reconocido creador yucateco.
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MV