Cultura

Jesús Carrasco y el arte de pulir la prosa

Quisquilloso al momento de escribir, el dramaturgo español reconoce su profundo amor por el detalle en cada página que acomete, algo que plasma en su trabajo más reciente

La novela más reciente del narrador español Jesús Carrasco (nacido en Olivenza, Badajoz, 1972), titulada “Llévame a casa” (Seix Barral, 2021), es una trama donde se exploran el retorno al lugar de origen y las relaciones familiares, así como el espacio doméstico que sirve de escenario en el que se manifiestan las cuestiones que nos unen y aquellos problemas que nos distancian, siempre a partir de una mirada no convencional.

De acuerdo con la trama, se cuenta el regreso a la casa paterna que enfrenta “Juan”, el protagonista, alguien que ha vivido lejos de donde nació por mucho tiempo y que ahora tiene que regresar tras la muerte de su padre, para cuidar de su madre, a quien prácticamente ya no reconoce después de haber construido una vida lejos de su hogar.

Un gusto personal

En entrevista con EL INFORMADOR, el escritor señala que para cada uno de sus libros “me tomo mi tiempo”, y agrega, “a veces demasiado. Porque a veces soy especialmente puntilloso, pero sé también que cuando retocas en exceso una obra —de cualquier tipo, artística o no— se corre el riesgo de malograrla. Siempre soy cuidadoso con el texto, pero persigo ser más equilibrado, y creo que voy aprendiendo”.

La fijación profunda en el detalle es algo que se ha convertido en un sello en la prosa de Carrasco, algo que “es una de las posibilidades” para el trabajo literario, “encontrar recursos, bajo la idea de intentar sorprenderse a uno mismo; por otra parte, tengo un gusto personal por el detalle, en la vida cotidiana se me olvidan cosas importantes y paso por alto cosas evidentes, pero al observar algo muy pequeño lo hago con detenimiento, con atención particular, lo que siempre acaba en lo que escribo. Pero lo que intento es que no sea una contaminación del escritor, sino que cuenten algo del personaje o sus emociones, y no un simple decorado”.

Irrupción y experiencia

En “Llévame a casa”, la historia arroja luz sobre las emociones en sus aspectos inusuales, inesperados, pero también —reconoce el narrador— “mucho es de cosecha propia; situaciones cercanas en las que me he basado para escribir la historia. Aunque también está lo del acontecimiento que irrumpe en la vida, y a cualquiera con cierta experiencia en la vida le ha pasado; son cosas que te cambian el paso, y suceden cosas interesantes, pues no puede uno seguir con la vida como la llevaba hasta ese instante”.

Carrasco agrega que en la trama lo que hace es “colocar al protagonista en un momento decisivo, en el que debe dar respuesta a una pregunta inesperada, que no sospecha, y eso es básicamente la novela como ‘Juan’ debe responder a lo que le plantea su vida a partir de un hecho trágico (que es la muerte del padre), que desencadena una nueva posición en el mundo que deberá asumir, de una u otra manera”.

Una trama bien destilada

Divertido ante las posibles reacciones que logre entre los ojos que exploren su libro, para el autor “la novela implica siempre mucho trabajo; puede ser de escritura en sí o son años de preparación. Para mí, una novela se va condensando, se va concretando, es una especie de destilado, se cuece una gran cantidad de cebada para preparar una pequeña gota de alcohol; algo semejante ocurre con las novelas, la escritura representa un momento, pero puede llevar escribiéndose en la cabeza -o el cuaderno de notas- por años”.

Y para el caso particular de “Llévame a casa”, asegura Carrasco, “sé que llevaba años en mí, quizá podría decir que una década, desde que el germen de esta historia aparece en mi vida”. 

“Poco a poco fue madurando, evolucionando dentro de uno, y fui descartando, descubriendo, tomando notas, hasta que ataco la escritura. Y no es algo que supiera a priori desde hace años, surge y no soy consciente de que es una novela hasta concluir con el proceso. Va creciendo con uno al tiempo que uno crece como ser humano, y llega un momento en que uno está listo para escribirla; en este caso, me tomó algunas semanas, luego fueron meses de corrección y reescritura. Pero estuvo dentro de mí y la trabajé por años”.

Algo parecido a la poesía

Ya en otras ocasiones el novelista ha descrito su quehacer como la persecución de “un rincón de la lengua donde uno encuentra la iluminación”, y por ello detalla que “dar con ese momento poético es un anhelo, y se trabaja con la materia que corresponde, que para mí es la palabra. De modo consciente o inconsciente, persigo esos instantes de iluminación, momentos como un rayo donde se abre un claro entre las frases o en una página, algo parecido a la poesía”.

Inspirado de repente por sus propias palabras, el autor se anima a ir más a fondo en su definición.

 Eso que describe Carrasco es, indica, “algo difícil de explicar y fácil de entender para quien lo haya experimentado leyendo. Creo que todos los lectores hemos experimentado esos momentos con los autores admirados, cuando la página se abre y nos dice algo, probablemente algo conocido de modo nuevo”.

“Para mí -agrega el escritor-, la poesía tiene eso como punto fuerte, dar con una formulación de la lengua que nos ofrece lo mismo desde un punto de vista diferente, con un ritmo o una belleza que no habíamos percibido”.

Reflexiona sin embargo que “o quizá sí, pero pensamos que fue escrito para nosotros, ese encuentro íntimo entre autor y lector es el momento grande del hecho literario, una conexión que surge en un espacio de intimidad creado de forma extraña, a distancia. Y es como perseguir el horizonte, deseas alcanzarlo y no llegas, es algo que casi tienes que topar o inventar; surge del proceso, y en ocasiones surgen esos momentos poéticos que a mí me llenan mucho”.

El camino de la poesía es misterioso.

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Un poco sobre la carrera del escritor

Desde 1996 trabaja como redactor publicitario, actividad que compagina con la escritura. Su novela “Intemperie” (Seix Barral, 2013) significó uno de los debuts más importantes en el panorama literario internacional; cuenta también con una versión en cómic y una adaptación de cine.

Publicó también “La tierra que pisamos” (Seix Barral, 2016).

CT
 

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