Cultura

Juan Villoro asegura que “No fue penal”

El escritor presenta su nuevo libro donde narra la ruptura de la amistad entre dos jóvenes futbolistas

“En México, la afición se esfuerza mucho más que los jugadores” ya que “el futbol es un pretexto para celebrarnos colectivamente”, afirmó el escritor Juan Villoro (Ciudad de México, 1956) a propósito de la publicación de su reciente libro “No fue penal”, donde narra la ruptura de la amistad entre dos jóvenes futbolistas y celebra la literatura en torno al balón.

Así lo indicó durante una entrevista en la que remarcó que la pasión por el futbol en México tiene unas particularidades especialmente literarias, dado que “las ilusiones son mucho más importantes que la realidad”.

“Esto explica que el futbol tenga una afición muy entregada con jugadores que rinden muy poco. En nuestros partidos, la afición se esfuerza más que los deportistas. El grito de guerra en las tribunas de la selección mexicana es “sí se puede”, lo cual es una demostración empírica de que normalmente no se ha podido”, reflexionó.

“El futbol en México -subrayó- es un pretexto para celebrarnos colectivamente”.

Sobre las relaciones entre el futbol y la literatura, Villoro aseguró que “son dos formas del juego”.

Durante mucho tiempo se pensó que el futbol pertenecía a las aficiones vulgares y muchos autores lo repudiaron, pero ya muchos autores de generaciones anteriores a la mía han practicado con excelencia la literatura de futbol, si pensamos en Eduardo Galeano o Manuel Vázquez Montalbán”, afirmó Villoro.

El autor de “El Testigo” (2004) destacó su interés en la “capacidad discursiva del futbol”, al asegurar que “cualquiera que sea aficionado sabe que una jugada que dura dos segundos en el campo se puede recrear durante horas en una tertulia con amigos y cervezas”.

Los protagonistas de “No fue penal”, novela corta publicada por la editorial Almadía, son “El Tanque”, un mal jugador pero apasionado del futbol que termina siendo director técnico; y “Valeriano Fuentes”, un delantero estrella que no disfruta del deporte y al que una lesión lo obliga dejar los campos de juego.

“Quise narrar las consecuencias de una jugada fatídica que selló para siempre el destino de dos jugadores, que habían sido grandes amigos, y que se reencuentran muchos años después, uno como jugador y el otro como videoárbitro”, agregó.

El escritor, uno de los más celebrados del México contemporáneo y gran aficionado al deporte, criticó la “comercialización terrible” que vive el futbol a nivel general.

“Hay un abuso comercial de la pasión. El fichaje inmoderado de jugadores, que los jugadores brasileños o argentinos, o africanos no pueden jugar para su gente, porque son fichados casi como juveniles. Casi podíamos pensar en fichajes prenatales o en la cuna de nacimiento, con equipos convertidos en transnacionales de mercenarios”, lamentó.

Por último, el escritor mostró su disgusto sobre el formato del próximo Mundial de futbol que tendrá lugar en México, Estados Unidos y Canadá, en 2026.

Villoro señaló que “es un despropósito porque incluye a demasiados países, los traslados van a ser muy largos, los cambios de temperatura y altitud terribles, se augura un fracaso como organización colectiva”.

No obstante, reconoció que la pasión por el deporte le ganará y espera estar en el partido inaugural que se celebrará en junio de 2026 en el estadio Azteca, muy cerca de donde se realizó esta entrevista.

EFE

Perfil

Apuntes sobre el autor 

Juan Villoro nació en México en 1956; es hijo del filósofo catalán Luis Villoro y de la psicoanalista yucateca Estela Ruiz Milán. Se licenció en Sociología en la Universidad Autónoma Metropolitana. El libro “De perfil”, de José Agustín, fue el que despertó su vocación literaria a los quince años, y lo condujo al taller de cuento de Difusión Cultural de la UNAM impartido por Miguel Donoso Pareja, en 1973.

En 1977 comenzó a escribir guiones radiofónicos para el programa “El lado oscuro de la luna”, en Radio Educación. Villoro ha escrito narrativa, ensayo, crónica, literatura infantil e incluso teatro y guiones cinematográficos. Su primer libro, “La noche navegable”, un conjunto de once cuentos que son relatos de jóvenes personajes que buscan su lugar en el mundo, fue publicado en 1980 en la editorial Joaquín Mortiz, dirigida por Joaquín Díez Canedo. En esta misma editorial, cuatro años más tarde, publicó su segundo libro de relatos, “Albercas”.

En la obra literaria de Juan Villoro se cuentan obras como: “La casa pierde”, con el que obtuvo en 1999 el premio Xavier Villaurrutia, y “Los culpables”, que mereció el premio de narrativa Antonin Artaud de la Embajada de Francia en México en 2008. 

También están: “Efectos personales” (Premio Mazatlán 2000), “De eso se trata” (2007), “El testigo” (Premio Herralde 2004), en la que un intelectual emigrado investiga la figura del poeta Ramón López Velarde a su regreso al México posterior al PRI. 

Conoce más de la obrade Juan Villoro

“El disparo de argón”

Juan Villoro inició su andadura novelística en 1991 con “El disparo de argón”, que obtuvo el inmediato respaldo de la crítica y se tradujo al alemán y al francés.
Dos temas articulan la sugerente trama de esta novela: la mirada y la ciudad. Un espacio definido les sirve de vínculo: la clínica oftalmológica del doctor Suárez, versión mexicana de la célebre Clínica Barraquer en Barcelona.

“El vértigo horizontal”

Convencido de que quizá la Ciudad de México no sea la región más aconsejable para vivir, pero también de que es tan intrincada y apasionante que resulta imposible abandonarla, Juan Villoro propone este libro, escrito desde la devoción del urbanita recalcitrante y maravillado, que se despliega como un rompecabezas infinito: los atajos viales, el cine de luchadores, los héroes nacionales, el comercio tepiteño, la burocracia gubernamental, el enigma de las vulcanizadoras, las incontables multitudes, la ingesta de chile, los templos ancestrales.

“La utilidad del deseo”

¿Cómo disfrutar un libro infantil? Villoro sabe que lo único que necesitamos es “haber sido niños; es decir, conocer la subordinación y el castigo, las preguntas sin respuesta, aceptar que el miedo existe y nos corroe, y querer salir de todo eso gracias a un objeto que se abre al modo de una puerta o una ventana y contiene una utopía portátil”. La utilidad del deseo nos lleva de vuelta a las lecturas de nuestra infancia que nos brindaron estímulos para que aprendiéramos por cuenta propia y jugáramos “a entender el sentido de la vida”.

“La figura del mundo”

Juan Villoro relata en “La figura del mundo”, el orden secreto de las cosas, algunos pasajes memoriosos en torno a su padre, el pensador mexicano-catalán, Luis Villoro. Sin el afán de hacer una biografía en estricto sentido, Juan evoca aquí la vida singular de quien fuera filósofo, luchador social, zapatista y autor de una obra fundamental. En este libro hace una aproximación a una figura a la vez íntima y pública, adentrándose en las complejidades que toda vida tiene.

CT

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