“El 86”, crónica de un Mundial que sólo podía darse en México
En palabras de su autor, Francisco Javier González, te presentamos el libro que narra el año en que el país cambió al mundo
La Copa del Mundo de 1986 dejó tras de sí una larga lista de anécdotas y personajes legendarios que se dieron cita en suelo mexicano, desde Michel Platini hasta Maradona y la “Mano de Dios”, hasta el bello gol de Manuel Negrete, el nacimiento de La Ola celebratoria o el recuerdo del sismo que hacía poco menos de un año dejó en ruinas parte de la capital del país, todo ese duro cóctel se pone de manifiesto en “El 86” (Planeta, 2023), un libro entre el testimonio y la crónica deportiva que nos cuenta de nuevo —de la mano del experimentado periodista Francisco Javier González— cosas sabidas y otras no tanto.
En entrevista con EL INFORMADOR, González comenta que, en plena pandemia, se pensó —por parte de la editorial— en retomar la historia del Mundial del 86 en su 35 aniversario, “pero Checo Pérez comenzó a ganar carreras dentro del circuito de la Fórmula Uno y cambió el proyecto por un libro acerca de ello (que tomó cuatro meses); ahora, al retomar lo que sería ‘El 86’, descubrimos que hay muchos libros y memoria estadística hay muchísimas, y la forma de abordarlo, entonces, debía ser personal”.
De esta forma, aunque le pareció “ególatra” narrar en primera persona, el autor descubre también que es “un buen modo de relatar lo que era aquel México, cómo se aprovechaba una oportunidad, cómo se hacía periodismo en una era sin celulares, sin internet o las facilidades para estudiar, procesar y publicar algo. Fue mi primer Mundial en televisión, y la viví de forma intensa, por eso creí que podía ofrecer un ángulo diferente”.
Recibir y responder
Así, desde esa perspectiva singular, se busca distinguir lo que hace particular a este Mundial en específico, detalla González, “un evento que se toma de emergencia y que, pese al poco tiempo que se tuvo (tres años y días), y con un terremoto de por medio, también se tuvo una visión que hizo que los Mundiales llegaran a una edad adulta. Ya había una historia que viene desde antes de 1930, pero aquí hablamos de acuerdos comerciales, de una televisión de alcance tecnológico planetario, de cuando empiezan a ser negocio los torneos. Aquí la visión es importante, y corresponde a Televisa”.
En ese contexto, México estaba “desacreditado” en varios terrenos ante FIFA, comenta el periodista, “primero, estábamos en medio de una gran crisis económica; por otro lado, el terremoto de 1985, que dejó al país en la incomunicación por algunos días. Pero, después de todo, sirvió organizar para exhibir que a pesar de los problemas podíamos hacer una gran Copa del Mundo, a nivel de logística, telecomunicaciones y con jugadores legendarios”.
Fenómenos culturales
Otra cosa que mostró el país fue su capacidad para crear fenómenos breves de enorme impacto cultural; y González enfatiza que “para quienes lo vivimos, recordar este Mundial es como entrar en el túnel del tiempo y remontarnos a una era donde olvidamos el origen de ciertos fenómenos, como ‘La Chiquitibum’, quien aparece siete segundos en un comercial de cerveza y probó ser más efectiva que las estrategias publicitarias de compañías millonarias. De hecho, en el libro se colocan materiales ‘extra’ a los que se accede por códigos QR, entre ellos una entrevista a la modelo que, actriz de formación clásica, nos da a conocer su perspectiva de lo sucedido”.
De esta forma, “para quienes vivimos el Mundial y nos gusta el deporte, evocar esta copa es algo emocional porque, malo o bueno lo que pasó, tenemos de por medio el ánimo de entonces, y tuvo ese Mundial cosas atractivas, sobre todo las que se pueden compartir con aquellos jóvenes que no experimentaron aquella época, lo que habla bien de nosotros como país”.
Vivir el deporte
Y, si atendemos al relato, el origen de todo, desde la infancia en la que no gozaba el autor del futbol, está en “ver jugar a Pelé”, puesto que en aquella época “eso me hizo voltear hacia un deporte que no me gustaba; algún día conté esto en una columna en algún diario, y después tuve oportunidad de agradecer al brasileño en alguna de las veces que vino, pues me hizo descubrir el que hasta hoy es mi modo de vida”.
Hoy día, “con un futbol muy globalizado”, reflexiona González, “existen figuras Mundiales del deporte, pero en el balompié encuentro muy pocas. La última época la definen Messi y Cristiano Ronaldo, por ahí viene Mbappé, Salah, en fin; pero ahora los jóvenes se acercan al futbol de distinta manera, más para socializar y ver un juego, chatear o hacer un video, opinar pero observando menos el juego. Hay de todo, y no es malo, es diferente nada más”.
Contar con familiaridad
Después de todo, “El 86” cuenta el legado que dejó esa copa Mundial, desde lo bueno hasta detalles como los cachirules y la suspensión de la selección nacional; “yo diría que esos detalles indican que nada es para siempre”, detalla el periodista, “pero hubo un momento que nos permitió disfrutar la mejor participación de una selección que perdió en penaltis con quien sería el subcampeón; estábamos listos para el despegue y la burbuja nos hizo disfrutar pero a sabiendas que mucho se perdió. Y lo conquistado ¿no puede durar más?”
El libro, como tal, nos habla de una historia que quizá creemos saber, pero en otra tesitura; y González hace hincapié en que “se trata de abrir los cofres secretos de un Mundial del que creíamos saberlo todo; pero tantos años después (y decenas de entrevistas, porque fue extensiva mi investigación), muchos personajes no tienen reparos en revelar lo que entonces sucedió, porque al final es un libro acerca de cómo se vivió esa copa del mundo, con sus principales actores y qué hubo detrás. Por supuesto, con un tono de familiaridad, de manera cercana y coloquial, sin grandes pretensiones: es contar una historia, con los personajes que el tiempo perpetuó. Espero haber entregado algo que le agrade al consumidor”.
CT