Cultura

"La asfixia", la búsqueda de un padre desaparecido

La realizadora Ana Bustamante se sumerge en la memoria de otros para intentar encontrar a su padre, Emil; secuestrado por el ejército de Guatemala meses antes de que ella naciera

El 13 de febrero de 1982 Guatemala se encontraba en medio de una crisis; y mientras ocurrían las represiones del Gobierno de Fernando Romeo Lucas García, se gestaba el golpe de Estado por parte de Efraín Ríos Montt, una de las figuras más funestas de la historia del país de América Central. En medio de la conflagración, quedó Emil Bustamante, académico y activista en contra del régimen de Lucas García, quien fue detenido y presuntamente asesinado por éste último, y posteriormente censurado su caso por Ríos Montt.

Casi 36 años después, la hija de Emil, la directora Ana Isabel Bustamante, retoma el caso de su padre en su primer largometraje: “La Asfixia”, un filme en el que busca respuestas como parte de su duelo y para lidiar con la presión que le genera no poder hablar del tema debido al tabú que prevalece en la Guatemala posterior a los regímenes.

El documental de 80 minutos, que forma parte de la competencia a Mejor largometraje iberoamericano documental en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG), combina los testimonios alrededor de la desaparición del padre de Ana Isabel, junto con una cinematografía que acentúa lo incómodo de la aparente calma que reina en Guatemala hoy en día.

Entre las voces recopiladas por la documentalista destacan la de su madre que trata de dejar en el pasado la tragedia de su esposo y tiene un conflicto con el historial de activismo de éste, el cual terminaría por costarle la vida.

Una de las escenas más poderosas del largometraje es cuando Ana Isabel viaja en automóvil con su madre para visitar un lugar alusivo a su padre y discuten sobre la figura de éste, la madre afirma que le duele amar a un hombre que conoció a medias y le pide no incluir esa parte en el filme debido a que no es un buen momento, la hija pregunta cuándo lo es, ella responde: “Nunca es un buen momento, ¿cuándo puede haber un buen momento para hablar de tanto dolor?”.

Al final de la exhibición del documental en el marco del FICG, Bustamante, junto con Bárbara Sarasola-Day, quien colaboró con ella como guionista, habla del papel que han tenido las mujeres en la realización de documentales en Latinoamérica: “Cuando me preguntan por qué no había tomado la cámara para hablar de esto antes, yo respondo: ‘¿por qué no lo habíamos hecho antes?’, la inquietud siempre estuvo ahí, yo para poder hablar de mi padre y lidiar con su desaparición tuve que hacer la película”, afirma Bustamante.

Bustamante al igual que su madre, en el fondo, dudan encontrar a Emil; sin embargo, la búsqueda de respuestas reafirma esa necesidad de cerrar ciclos, como señala la madre de la directora en el documental: “No creo en el más allá, pero creo que la memoria histórica es necesaria para hacer valer su recuerdo”.

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