"Javier siempre va a existir, porque su obra no muere"
Ayer el pintor Javier Arévalo fue homenajeado de cuerpo presente por partida doble; amigos, familiares y colegas se despidieron de él en el Museo Cabañas y en la Galería Javier Arévalo
Las emociones que ayer se respiraron en el Museo Cabañas fueron de tristeza, nostalgia, admiración y agradecimiento. En punto de las 12:00 horas del mediodía, la Capilla Tolsá de este recinto cultural se fue llenando poco a poco de familiares, amigos, colegas y autoridades culturales, quienes asistieron para rendir un homenaje de cuerpo presente al pintor Javier Arévalo, quien falleció el miércoles, en Guadalajara, a los 82 años a causa de una afección cardiaca.
Vestidos de negro, en su mayoría, los presentes se alistaron para escuchar a Gabriela Serrano, directora del Centro Cultural González Gallo, quien fue la encargada de dirigir la ceremonia en la que los ponentes compartieron anécdotas y enseñanzas que vivieron a lado del artista; dentro del discurso destacó la solicitud hecha por parte de la familia, en particular por Gabriela Arévalo, quien requirió que los restos de su padre sean llevados a la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres; además, recordó que a los 10 años su papá ganó su primer premio de pintura y se lo entregó el artista visual José Clemente Orozco.
La primera en tomar la palabra fue la secretaria de Cultura Jalisco, GiovanaJaspersen, quien destacó que para Arévalo, “la aventura de vivir comenzaba con un lienzo en blanco”; destacó la buena relación que tuvo el pintor con la comunidad cultural jalisciense y dijo que siempre fue “un hombre de paz, de sonrisa franca y semblante conciliador”.
A la funcionaria le siguieron las palabras del artista plástico Martín del Campo, amigo y colega, quien señaló que Arévalo fue “un gran amigo de todos los pintores”, incluyendo a las nuevas generaciones, pues el maestro daba clases en la Academia de San Carlos donde formó nuevos talentos; agregó que fue cercano del escultor Sebastián. También recordó que fue el novelista “Agustín Yáñez quien recomendó a Arévalo con el Dr. Atl para que ingresara a estudiar a San Carlos, porque se dio cuenta de su enorme talento”.
La solemnidad de este discurso fue interrumpida cuando al unísono se escucharon los aplausos de los asistentes, después de que Del Campo comentara que si “Javier hubiese muerto en la Ciudad de México, ahorita estaríamos homenajeándolo en el Palacio de Bellas Artes”; culminó con la reflexión: “Javier siempre va a existir, porque su obra no muere”.
Posteriormente tomó el micrófono el poeta José de Alba, quien con humor recordó que a Javier Arévalo le gustaba dar clases en los billares cercanos a San Carlos, porque “él decía que un pintor que no sabe jugar carambola, no sabe pintar… no sabe trazar líneas”.
El escultor Sergio Garval, quien aún tiene pendiente con la ciudad la entrega de la pieza que complete la obra “Las Tres Gracias”, también estuvo presente y agradeció al Cabañas que abriera las puertas para realizar el homenaje de cuerpo presente a Arévalo y los invitó para que lo sigan haciendo con otros artistas.
El encuentro para despedir al amigo, maestro, colega y padre culminó con la presencia del músico oaxaqueño Enrique “Guajiro” López, quien interpretó un canto de origen zapoteco que se entona cuando se despide a una persona querida; también, regaló la interpretación del boleto “Quizá mañana”, un tema que llenó de paz al recinto.
Lo recuerdan en Zapopan
“Yo vine a este mundo a vivir, no a durar”, es la frase con la que el artista plástico Javier Arévalo fue recordado anoche al interior de la galería que lleva su nombre en el Centro Municipal de la Cultura, en Zapopan.
Gerardo Ascencio, director de Cultura Zapopan, expresó la tristeza que el fallecimiento del maestro significa para la comunidad artística:
“Estamos consternados, sorprendidos, porque sabíamos que el maestro tenía muchos proyectos por hacer, una exposición en Bellas Artes, otra que estaba planeando para Jalisco. Nos sentimos agradecidos con la herencia que Javier nos deja”.
Gerardo Ascencio resaltó el legado sólido que Javier Arévalo construyó a través de su obra y su incansable promoción sobre el ejercicio plástico, además de su desempeño como docente, faceta con la que motivó a cientos de jóvenes a explorar la pintura.
JL