Cultura

Investigación devela el uso de flores como pigmentos en el Códice Cospi

Los hallazgos permiten establecer que el documento en realidad es prehispánico y no colonial como se pensaba

Por varios años, se creyó que el pigmento mineral obtenido del trisulfuro de arsénico, más conocido como oropimento, era de origen colonial; sin embargo, por primera vez, se encontró en el Códice Cospi, que es un documento prehispánico y que actualmente es reservado por la Biblioteca Universitaria de Bolonia, en Italia.

"Fue muy interesante encontrar un pigmento mineral que es trisulfuro de arsénico, es decir, oropimento. Es la primera vez que se encuentra oropimento en un códice prehispánico. Era un color que se consideraba de origen colonial", dijo Davide Domenici, durante la conferencia "Una mirada científica al Códice Cospi y sus implicaciones histórico-culturales".

En la ponencia que se llevó a cabo en el marco del encuentro "Los códices prehispánicos y coloniales entre Italia y México", el investigador de la Universidad de Bolonia explicó que el Códice Cospi es una tira de piel plegada en biombo conformado de 20 páginas y pintado por ambos lados, el recto y el verso, aunque hay algunas páginas que quedaron en blanco.

"Es el único códice prehispánico que existe en Italia. Es uno de los cinco códices del grupo Borgia (los otros son Borgia, Fejérváry-Mayer, Laud y Vaticano B). Muy probablemente todos esos manuscritos fueron llevados por los misioneros dominicos que llegaron a la península italiana para visitar al Papa y otras personalidades de la iglesia. Con toda probabilidad, fueron llevados por el dominico Domingo de Betanzos, fundador de la orden dominica en México y quien entre 1532 y 1533 viajó a Italia para ver al Papa Clemente VII Giulio de Medici", dijo Domenici.

Para conformar la biografía del documento se han estudiado diferentes fuentes, pero la evidencia clara del Cospi en Bolonia la tiene el mismo códice, pues en su portada dice que fue regalado por el señor conde Valerio Zani al señor marqués Cospi el 26 de diciembre de 1665.

En 1672, el Museo Cospiano fue donado al senado de Bolonia. En 1742, el códice junto con los museos Aldrovandi y Cospi, fue trasladado a la Academia delle Scienze di Bologna y para 1803 pasó a la biblioteca Universitaria de Bolonia en donde se encuentra actualmente.

En junio de 2005, Davide Domenici emprendió una primera campaña de análisis en conjunto con el Mobile Laboratory (MOLAB) para estudiar los colores empleados para la elaboración del Códice Cospi.

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Desde ese primer análisis, explicó el investigador, se optó por técnicas no destructivas, que no implicaron la extracción de muestras y 15 años más tarde, en octubre de 2020, se decidió emprender una segunda campaña con tecnología más avanzada y fue entonces que se identificaron dos colorantes rojos: cochinilla y otro que es "orgánico no identificado".

También se encontró potasio y su presencia, dijo Domenici, "es una evidencia muy clara del uso de alumbre, lo cual quiere decir que la cochinilla se mezclaba con alumbre para obtener una laca, que era un pigmento muy resistente".

Esos no fueron los únicos hallazgos, pues se identificaron tres colores amarillos anaranjados, todos orgánicos: "Lo interesante fue que pudimos identificar la presencia de una arcilla, es decir, que se trata de pigmentos híbridos, orgánicos e inorgánicos, de alguna manera parecidos al azul maya. Era una tecnología mesoamericana de producción de pigmentos híbridos muy persistentes en el tiempo que permiten aprovechar la gama cromática de las flores".

Tras procesar esos hallazgos, Davide Domenici indicó que ahora se tiene una idea de los materiales que se emplearon para la creación del Códice Cospi, varios de ellos fueron orgánicos, en su mayoría fueron flores y para identificarlas recurrieron a fuentes como el Códice Florentino.

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Después de analizar materiales del Cospi, plantearon que se utilizaron tres flores: "Xihuitl (Indigofera), Xochipalli (Cosmos sulphureus) y quizás Zacatlaxcalli (Cuscuta tinctoria), aunque su presencia es dudosa. Ese uso de flores, de colorantes orgánicos, es algo que va un poco en contra de las prácticas pictóricas empleadas en otros medios, donde era más común emplear minerales, ocres, tierras, mientras que los pintores mesoamericanos utilizaron flores y para ello tuvieron que desarrollar tecnologías sumamente avanzadas y complejas".

El lado recto del Códice Cospi, detalló el investigador, cuenta una paleta de colores similar a las del Códice Borgia, y en el lado verso se encontraron similitudes con los códices Laud y Fejérváry – Mayer.

"Esto quiere decir que el lado recto del Cospi fue pintado en la misma área en la que se pintó el Borgia, muy probablemente entre Cholula y Tlaxcala, y en algún momento de la época prehispánica viajó a donde se pintó el Laud y el Fejérváry - Mayer, que quizás –estamos menos seguros¬ de eso– era el área de Tehuacán. Es decir, es un libro 'viajero' desde su creación".

Davide Domenici indicó que en los análisis también identificaron retoques "modernos" hechos con azul de Prusia y verdes, situación que calificó como "algo inesperado. Es una lástima que lo hayan hecho, pero es un elemento de la biografía del códice que ha quedado registrado en su materialidad".

Agregó que la información presentada en su conferencia es apenas una parte de toda su investigación que espera sea publicada en un volumen en aproximadamente dos años.

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