Cultura

Leyendas y realidades que rodean la fundación de Guadalajara

En entrevista, el Dr. Juan Toscano, académico y director del Centro Cultural de la Universidad Autónoma de Guadalajara, comparte algunos mitos así como el origen de la palabra “tapatío” 

Guadalajara, una de las ciudades más emblemáticas de México, tiene una historia rica en mitos y realidades que han moldeado su identidad. Fundada el 14 de febrero de 1542, no sólo ha sido testigo de eventos históricos clave, sino que también ha sido escenario de leyendas que perduran en la memoria colectiva. Entre estos relatos destaca la figura de Beatriz Hernández, cuyo coraje y determinación jugaron un papel crucial en el establecimiento definitivo de la urbe.

Según las crónicas, la fundación de Guadalajara enfrentó numerosas dificultades. Decenas de familias, tras haber sido desplazadas de otros asentamientos, buscaban establecer un nuevo hogar. Sin embargo, el lugar elegido inicialmente no parecía prometedor. La tierra era de mala calidad, había escasez de agua y las comunicaciones eran deficientes. A pesar de estas dificultades, Beatriz Hernández, esposa de Juan Sánchez de Olea, mostró una determinación inquebrantable. 

En un momento crucial de la historia, cuando la sociedad estaba indecisa sobre el futuro del asentamiento, Beatriz tomó una postura firme. Según la leyenda, ella se dirigió a la asamblea con una frase contundente: “¡El rey es mi gallo y aquí nos quedamos por las buenas o por las malas!”, señala en entrevista para EL INFORMADOR el Dr. Juan Toscano, académico y director del Centro Cultural de la Universidad Autónoma de Guadalajara; ex cronista de la Ciudad de Guadalajara y presidente honorario vitalicio de la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística del Estado de Jalisco.  

“Nos platica la historia, que es un tanto cuanto adornada, que Beatriz Hernández era una mujer prominente en la pequeñísima sociedad de 40 familias que había en Guadalajara, ciudad que defendió junto a su esposo, con espada en mano en una de las puertas de la ciudad; también se cuenta que se presentó en lo que llamaríamos el cabildo donde las mujeres en esa época no tendrían presencia”.

La valentía de Beatriz Hernández fue un factor decisivo para que los habitantes aceptaran el Valle de Atemajac como el sitio definitivo para el asentamiento. A pesar de los ataques indígenas y las adversidades, Beatriz logró convencer a las familias para que se quedaran y trabajaran en la consolidación de la urbe. Esta decisión, tomada bajo su liderazgo, marcó el inicio de lo que hoy es Guadalajara. En la actualidad, la ciudad honra su memoria con un monumento ubicado en la Plaza Fundadores, cerca de la calle Morelos. Esta estatua, creada por el artista tapatío Ignacio Garibay Anaya, en 1987, fue encargada por el Ayuntamiento presidido en ese momento por Eugenio Ruíz Orozco.

PARA SABER

El nombre de Guadalajara

Uno de los mitos más persistentes, comenta Juan Toscano, es el origen del nombre “Guadalajara”. Se dice que el conquistador español Nuño de Guzmán decidió nombrar así a la ciudad en honor a su tierra natal en España. Sin embargo, algunos relatos populares sugieren que el nombre, que significa “río de piedras” en árabe, fue inspirado por la belleza natural y los ríos que cruzan la región.

El nacimiento de la palabra “tapatío”

Años después de la fundación de la ciudad, surgió el famoso mercado Analco donde la comunidad indígena de ese sitio vendía productos a los españoles. De ahí nació la leyenda de la palabra “tapatío”, la cual es un término de las tribus de esta zona que significa un simbolismo de un valor: “En esta época no hay compra venta con monedas, todo es a base de trueques. Por muchísimos años la moneda no tenía valor más que para pagar los impuestos al Rey, pero en el comercio todo era a base de trueque, que era ‘te doy y me das’, pero si no se tenía nada que dar entonces se usaba el tapatío, un famoso saquito de piel de venado que tenía adentro semillas de cacao que en ese entonces era un producto muy cotizado”, comparte el cronista.

El término “Guanatos”

El término “Guanatos” es un apodo coloquial que se usa para referirse a Guadalajara. El origen exacto del término no está del todo claro, señala Toscano, pero hay algunos mitos y explicaciones comunes que indican que se debió a bandas de rock como TonchoPilatos y los Spiders que a finales de los años sesenta comenzaron a usar cariñosamente ese término; otro mito señala que se trata de la abreviación para referirse a las personas que nacieron en Guadalajara: Gua-natos. 

Sin embargo, el cronista señala que es un apodo despectivo creado por jóvenes provenientes del norte del país: “En los años sesentas y setentas, vinieron muchos estudiantes de Sinaloa, Durango, Chihuahua, Baja California a estudiar a Guadalajara quienes comenzaron a hacer esta deformación del término Guadalajara por ‘Guanatos’, además de nombrar de forma peyorativa a los jaliscienses como ‘jalisquillos´; palabras empleadas con intención de insultar”.

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