Benito Taibo sazona su memoria con nuevo libro
Benito Taibo es una de las figuras más emblemáticas de la FIL que se deja querer por todos, siempre atento y cálido como su reciente libro “Cuchara y memoria”
Siempre divertido y bonachón, Benito Taibo es una de las figuras más emblemáticas de la FIL que se deja querer por todos, siempre atento y cálido como su reciente libro “Cuchara y memoria” (Planeta 2024) donde hace un viaje por aquellos sabores, texturas, olores y sobremesas que lo han marcado a lo largo de su vida, como el sazón de su madre, por ejemplo. “La memoria es el antídoto para derrotar a la muerte”, cuenta en entrevista.
Además, hace énfasis en que una cosa es comer y otra es alimentarse. “Cualquier ser vivo se alimenta, como un protozoario o una ballena azul, pero comer es un acto social, cultural, de transmisión de conocimiento, de herencia, de poesía y de amor. Nos reunimos desde tiempos inmemoriales, desde el paleolítico alrededor de una piedra que luego se fue convirtiendo en una mesa para contar historias. Estamos todo el tiempo alrededor de la mesa contando las historias de la tribu sobre de dónde venimos, quiénes somos, qué actos heroicos o terribles sucedieron en nuestras vidas y nos hacen ser quienes somos”.
Sobre cómo era el acto de comer y cómo lo es ahora para Benito, responde: “Siempre ha sido un acto celebratorio y divertido. Yo amo comer y se me nota, mi panza me delata. En mi casa la comida siempre fue un acto generoso, solidario y celebratorio, de gran cariño. Por la mesa de la casa de mis padres pasaron todos los exilios desde los años 70. Y recibieron no solo un plato, también solidaridad, amor y cariño, pues a pesar de haberlo perdido todo, tenían un asidero a la esperanza”.
El ritual de la reunión en la mesa es un punto importante porque ahí se suceden muchas cosas, refrenda. “La mesa es importante, así como la botana y el primero y el segundo plato, más el fuerte y el postre, pero más importante es la sobremesa, porque es donde se toman las decisiones y se celebran los pactos. La historia de México está asignada por grandes acontecimientos culinarios aunque suene a una exotiquez. El tlatoani Moctezuma recibió a esos hombres barbudos que venían montados en unas bestias enormes y les da una comida de 300 platos; estaba entregando de alguna manera su corazón y lamentablemente no acabó como lo hubiéramos pensado. Villa y Zapata se reunieron a las afueras de Xochimilco para entrar a la Ciudad de México y se meten una barbacoa entre pecho y espalda para asignar ese pacto”. También confiesa como parte de esas anécdotas que Frida Kahlo y Diego Rivera recibieron con un mole a León Trotsky en su casa de Coyoacán.
“Las grandes decisiones de mi vida han sido tomadas en una mesa tras una comida. En una cena, Imelda y yo decidimos casarnos; en una comida decidimos cómo sería nuestro destino. Yo he decidido qué voy a escribir en medio de una comida. Insisto, este es un acto civilizatorio, evolutivo y maravilloso que nos hace ser humanos”.
Además, su esposa Imelda y él siguen probando cosas que nunca habrían imaginado, dejándose maravillar por la cocina. “Mi padre tenía una palabra mágica que era ‘prueba’. Entonces, por más extraña que se vea la comida sobre el plato, la lógica era probar y después decidir, porque no puedes hacer lo contrario. Probar es el principio del asombro, de la esperanza y de la sorpresa, así que yo pruebo todo. Comer es un ritual celebratorio donde se sellan los pactos de amor y amistad para siempre”.
¿Pero qué disfruta más Benito? “Yo disfruto más lo popular que lo gourmet. Yo prefiero que el plato sea más vasto que toda esta fusión y el minimalismo en la comida, porque para probaditas, mejor voy al super y busco el jamón serrano que está en los anaqueles”. En cuanto a las recetas que son clave en su vida, refiere que son muchas, pero tal vez el gazpacho es una de sus favoritas, “yo que casi no como verduras, esa es la vía de admisión para mí, esto es una joya refrescante donde además yo le pongo pedacitos de mango y crotones de pan en esa mezcla de aceite de oliva, jitomate, pepino, pimiento y un chorrito de vinagre”. Benito no solo es un amante de la comida, también la prepara, una de sus especialidades es la paella. “Cuchara y memoria” es apenas el primer tomo que ha dividido de la “A” a la “K”, el segundo tomo que prepara comenzará con la letra “L” abarcando todo lo que tenga que ver con la literatura.
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SV