Cultura

Abandonar los pinceles le aterraba más que la muerte

El mundo del arte llora el fallecimiento del pintor, escultor y dibujante, Fernando Botero, de 91 años, famoso por desafiar los estereotipos de la belleza con sus figuras rotundas y voluminosas

El pintor y escultor colombiano Fernando Botero, uno de los artistas latinoamericanos más importantes del siglo XX, famoso por sus figuras voluminosas y robustas, murió ayer a los 91 años en Mónaco, donde residía parte del año.

“Ha muerto Fernando Botero, el pintor de nuestras tradiciones y defectos, el pintor de nuestras virtudes. El pintor de nuestra violencia y de nuestra paz. De la paloma mil veces rechazada y mil veces colocada en su trono”, escribió en la red social X el presidente de Colombia, Gustavo Petro. 

Al respecto, su hija, Lina Botero explicó que el artista estaba delicado de salud, “llevaba varios años con un Parkinson rígido” y “desarrolló una pulmonía en los últimos cinco días (...) Llegó un momento en que se le estaba dificultando muchísimo respirar, afortunadamente murió tranquilamente”.

Agregó que “siguió pintando hasta el final, ya no al óleo, porque le costaba mucho trabajo estar de pie pero trabajaba la acuarela”.

Por su parte, el alcalde de su ciudad natal, Daniel Quintero, decretó siete días de luto: “Lamentamos profundamente la muerte del maestro Botero, un grande del arte, de la cultura, pero un grande también por su amor por Medellín, por su amor por Colombia, por su amor por Latinoamérica”.

Asimismo, el ex presidente de Colombia Álvaro Uribe (2002-2010) compartió en sus redes sociales: “Ha fallecido un grande, dio buen nombre a la patria, enalteció la cultura”. 

Desde París, la galerista Leonor Parra, fundadora del festival “Carré Latin”, declaró que Botero “fue sin duda alguna uno de los artistas más importantes de América Latina. Su preocupación por el volumen marcó una época de la figuración latinoamericana. Más que un artista colombiano o latinoamericano, es un artista mundial”.

Cabe señalar que el tema de la muerte estaba presente en la mente de Botero, quien cuando cumplió 80 años, en 2012, compartió: “Pienso a menudo en la muerte y me entristece dejar este mundo y no poder seguir trabajando, porque disfruto mucho con mi obra”.

Durante su carrera, Botero llegó a hacer más de tres mil pinturas y 300 esculturas, una muestra de su capacidad de creación. La mera idea de abandonar los pinceles “me aterra más que la muerte”, solía decir.

Así respondía Botero

Botero destacó por desafiar los estereotipos convencionales de belleza en su obra y a lo largo de su carrera, mantuvo una postura contundente: “Nunca he pintado a ‘una gorda’”. 

De hecho, una de las piezas más icónicas de su repertorio es la obra “La Bailarina en la Barra”, creada en París en el año 2001. El óleo ejemplifica su estilo distintivo, caracterizado por la exageración de las formas y proporciones. En esta imagen, la protagonista realiza un “developpé”, un elegante movimiento de ballet que eleva una de sus piernas. Esta elección aparentemente contradictoria desafiaba los estereotipos de belleza asociados comúnmente con las bailarinas, que suelen ser representadas como figuras estilizadas y ágiles. 

En marzo de 2019, se celebró en el Palacio de Bellas Artes, en la Ciudad de México, la exposición más amplia de la carrera de Botero, titulada “Botero: Una Celebración”. La muestra estaba compuesta por 177 obras que exploraban la corpulencia en todas sus formas. 

En una conferencia de prensa previa, Botero explicó que su arte no se centraba en la obesidad humana o animal, sino en la belleza intrínseca del volumen. En respuesta a los cuestionamientos sobre por qué pintaba figuras con volumen, Botero respondió de manera elocuente: “No lo son. A mí me parecen esbeltas”

A lo largo de su carrera, Botero abordó en sus obras temas como las torturas infligidas por soldados estadounidenses a prisioneros en la prisión de Abu Ghraib, manteniendo su característico enfoque en las figuras redondeadas. 

Botero era un gigante del arte latinoamericano y continuó desafiando las normas de belleza contemporáneas incluso en su octava década de vida. Para él, el volumen era motivo de celebración y placer, y se oponía a la idea de que sus obras simplificaban la apariencia de sus sujetos. 

Actualmente, las obras de Botero, de formas voluptuosas y ligeramente surrealistas, se pueden ver en museos y espacios públicos de ciudades como: Bogotá, Ciudad de México, Madrid, París, Monterrey, Barcelona, Singapur y Venecia.

Agencias

“La Bailarina en la Barra”. Una obra creada en París en el año 2001. ESPECIAL

Influencias

El hecho de que Botero haya experimentado con el volumen, fue porque conoció la obra de los renacentistas Giotto y Paolo Ucello en el libro “Los pintores italianos del Renacimiento” de Bernard Berenson. Sin embargo, también el artista colombiano Alejandro Obregón fue parte de sus influencias y en su estancia en México se vio influenciado por Rufino Tamayo y el muralismo.

Valor de sus obras en subasta

En el documental “Botero” (2019) se documentó que el artista comenzó vendiendo sus obras a dos pesos colombianos, cifra que contrasta con el récord de subasta en Christie’s, en Nueva York, de 4.3 millones de dólares que se alcanzó con la venta de una escultura de 3.5 metros, en marzo de 2022. Se trata de la pieza “Hombre a Caballo”.

Los visitantes del Museo Botero, en Colombia, observan la escultura “La mano”, donde han colocado diversas flores en homenaje al artista fallecido. AFP

Las obras más importantes según la inteligencia artificial

Fernando Botero es considerado uno de los personajes más emblemáticos de América Latina. Conoce las obras más importantes del artista, según los resultados arrojados por el ChatGPT que diversos usuarios emplearon para crear el listado.

  • “La Monalisa”, versión de Botero (1978).
  • “Hombre a Caballo” (1987).
  • “Mujer con Espejo” (1973).
  • “El Baile” (1989).
  • “Los Músicos” (1991).
  • “La Gorda” (1968).
  • “Mujer Fumando” (1974).
  • “Pareja” (1983).
  • “El Caballo” (1992).
  • “La muerte de Pablo Escobar” (1999).
El tema de la tauromaquia estuvo presente en la obra de Botero. AFP

Entre pinturas y esculturas

Fernando Botero nació el 19 de abril de 1932, en Medellín, Colombia. En su adolescencia (1944) se acercó a la tauromaquia, pero después dejaría esa práctica por un incidente con un toro. Pero fue justo en esa época que hizo su primera obra, con acuarela, sobre un torero. Cuatro años después de esto, presentó su primera exposición en la galería Leo Matiz.

Hijo de un representante comercial, se inició en el arte a una edad temprana. A los 15 años ya vendía sus dibujos taurinos a las puertas de la plaza de toros de Bogotá.

Para financiar sus estudios y obras, Botero trabajó como ilustrador para el periódico “El Colombiano”. Estudió en la Real Academia de Arte de San Fernando en España, ahí se iba a las afueras del Museo del Prado a vender sus dibujos.

Fue hasta 1962 que Botero expuso en Estados Unidos, lo que lo llevó a una gira internacional y a ser más cotizado en el mercado. Pero en ese punto de su carrera perdió a su hijo Pedrito en un accidente de auto que tuvo la familia en España.

Cabe destacar que durante años, Botero dividió su vida entre un pueblo de la Toscana (Italia), Nueva York, Medellín y Mónaco.

Se casó en 1976 con la artista griega Sophia Vari, quien falleció en mayo de 2023.

“Desde que murió Sophia, su compañera del alma de 48 años de vida, mi papá sufrió un bajonazo muy duro, le produjo una tristeza infinita”, lamentó su hija Lina.

Atentado en Medellín 1995

El 10 de junio de 1995 en la Plaza de San Antonio (Medellín, Colombia) hubo un atentado de bomba que cobró la vida de 23 personas y 200 heridos. El ataque fue atribuido a narcotraficantes.

La bomba dañó la escultura “El Pájaro”, la cual nunca fue restaurada para preservar la memoria del suceso. El propio Botero tomó la decisión y dijo que era un “monumento a la imbecilidad”.

Botero en México

Lina Botero compartió que su papá tenía mucho aprecio por México, donde vivió de 1956 a 1957. “Una etapa de mucha importancia, en la que se sentía pasión y gran interés por los muralistas mexicanos, fue aquí donde él descubrió su estilo y siempre ha tenido un vínculo muy cercano”, añadió que solía instalarse en Zihuatanejo hasta un mes.

De hecho, la famosa serie de pinturas con temática circense la realizó Botero luego de ver una función del Circo Atayde Hermanos en Zihuatanejo.

Escultura “Hombre a Caballo” del artista colombiano Fernando Botero. AFP

CT 

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