FIL 2022: Irene Vallejo y Alberto Manguel reciben la Medalla Carlos Fuentes
La Medalla Carlos Fuentes se entrega en la FIL desde hace 36 años a autores con una carrera destacable
Este domingo durante el segundo día de actividades de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), los escritores Irene Vallejo y Alberto Manguel, fueron los grandes protagonistas de la apertura del Salón Literario, donde Rosa Beltrán fungió como moderadora del conversatorio en el cual se desmenuzó el proceso de la lectura.
Pero también Irene y Alberto fueron condecorados con la Medalla Carlos Fuentes, la cual fue entregada a ambos por Silvia Lemus, viuda de Fuentes, recordando que esta medalla se inauguró en la FIL hace 36 años, “quiero decirles que Carlos amó los libros, desde que yo me casé con él, todos los días leía dos horas diariamente”, señaló. Tras este galardón, ambos autores mostraron su emoción y agradecimiento.
Previo a este gran momento que se dejó al final del evento, antes, Rosa Beltrán cruzó a manera de introducción, las ideas y momentos claves que tienen y han tenido Vallejo y Manguel a lo largo de su trayectoria con respecto al contexto de la lectura. Luego, Rosa cuestionó a ambos autores sobre cuáles son los cambios en el proceso de la lectura que son clave a lo largo de la historia.
Respondiendo Manguel que la historia de la lectura no es una progresión matemática, sino que “es una suerte de espiral donde volvemos a ciertas técnicas, tecnologías y valores que luego recuperamos y renovamos de manera distinta. No tenemos que pensar que estamos progresando, sino que estamos tomando elementos que los utilizamos de otras ciertas maneras”.
Además, dijo que como lectores tenemos ciertas supersticiones que son peligrosas, “como pensar que la última tecnología será la última”, cuando siempre hay constantes innovaciones, “el otro gran desafío es ir con los que no son lectores todavía”. Esto lo dijo en relación a que para muchas personas el placer de la lectura es un privilegio que ha sido dado por sentado o por sus contextos de vida, pero que allá afuera no llega para los demás porque hay otras prioridades como la comida, la salud, la vivienda y después la lectura, por lo que hay que buscar la manera de hacer llegar ésta a quienes todavía no tienen la posibilidad.
En ese sentido, puso como ejemplo que en Colombia en una comunidad, cuando hubo una situación de entregar viviendas económicas con los principales servicios, instalaron pequeñas bibliotecas al interior de éstas con algunos libros, haciendo que se convirtieran en un objeto común como la cocina o el inodoro.
Por su parte, Irene destacó que los libros “no son ese objeto que damos por sentado, sino que hay detrás logros, riesgos y búsquedas. Para mí en toda la historia y las transformaciones de la lectura, el aspecto que quizá más me ha cautivado, es el proceso de democratización de los libros”. Recordó que el poder de la lectura siempre ha sido un peligro para quienes han sido poderosos, y por eso en la historia no había sido un elemento para todos.
“En los primeros momentos quienes disfrutaban de los libros, se aseguraron de dejar fuera a la mayoría de la sociedad. Y aunque la lectura y escritura sean en general algo solitario, su expansión es un resultado de un esfuerzo común de personas que sin conocerse se han sumado para que todos podamos gozar de esta esperanza (que significa la lectura)”, incluso acotó que las bibliotecas han creado espacios cada vez más acogedores. “La democracia en buena medida estriba en la libertad que fomentan los libros”.
También acotó que el libro ha vivido siempre en peligro, “la biografía de un libro sería una novela negra, de suspenso, siempre llena de enemigos acechantes que buscan la forma de controlar y silenciar ciertos libros y de elegir quiénes son las personas que pueden leer”.
Rosa Beltrán finalmente les cuestionó si leen a autoras mujeres, no solo a las clásicas, sino a las contemporáneas, por lo que Irene Vallejo resaltó que el poder de las mujeres en la literatura está presente, pero que aún persiste la idea de que lo que escriben las mujeres es para las mujeres y que los libros que escriben los hombres es universal. Por su parte Manguel recalcó que él lee por el placer de hacerlo, que no le interesa saber la lengua, el género o la orientación sexual del autor en cuestión.
FS