Sara Isabel Quintero habla sobre "La máquina de abrazar"
Se trata de una obra de teatro que ofrece su temporada los sábados y domingos de mayo en el Teatro Vivian Blumenthal
La máquina de abrazar es una obra de teatro que realiza su temporada en el Teatro Vivian Blumenthal, los sábados y domingos de mayo.
Es una historia del dramaturgo español José Sanchis Sinisterra, que se desarrolla durante un congreso sobre psiquiatría especializado en autismo y el tema que expone el texto es la violencia simbólica o indirecta que pueden sufrir las personas con discapacidad a causa de la indiferencia, la ignorancia, la negligencia médica, las políticas científicas, la competencia profesional, la falta de visibilidad, entre muchas cosas más.
La obra aborda el autismo como enfermedad en una doble faceta, alcance o dimensión patológica y posibilidades terapéuticas, así como una metáfora de una realidad que se quiere ocultar. La importancia de tratar estos temas es poner en la mesa la invisibilidad que tenemos hacia ellos y hacer que el espectador reflexione y entienda que existe un mundo complejo dentro y fuera de las personas con autismo.
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Por ello, se ha decidido aplicar por primera vez a afiteatro y hacer de esta obra un referente en el tema.
Miriam Salinas, una terapeuta reconocida, da una conferencia en un renombrado congreso, donde habla de los avances terapéuticos que ha tenido con Iris de Silva, una joven paciente diagnosticada con un trastorno del espectro autista y que ha mejorado su condición gracias a una terapia poco ortodoxa. Iris, junto con su mejor amiga Frida, su planta, acompañan a Miriam en su ponencia en donde habla personalmente de sus avances y su forma particular de relacionarse con el mundo, pero durante la conferencia, Iris sufre una recaída y esto hace que ambas entren en crisis adentrándose en su propio mundo cada una y perdiendo por completo el control de la situación, dejando ver que tienen mucho en común, no sólo la relación terapeuta-paciente. Miriam e Iris experimentan el mismo mundo, pero con ojos y cuerpos distintos.
Y sobre esta obra, habla en entrevista Sara Isabel Quintero.
¿Cómo surge la idea de llevar al teatro esta historia?
“José Sanchis Sinisterra publicó el texto en 2002, un dramaturgo muy connotado, que ha investigando cómo innovar la escena, ha hecho mucho trabajo para los nuevos dramaturgos. De manera que La máquina de abrazar es producto de una investigación muy seria, de una persona de teatro acerca de un asunto de salud, que nosotros como teatristas consideramos temas muy sensibles, así que el pretexto de llevar a escena este trabajo es justamente para convocar al publico general a que nos acompañe a sumergirnos en esta historia donde existen dos personajes. Uno que se dedica a las ciencia de la salud mental, es una psicotrapeuta, y su paciente, que es una autista, ellas acuden a dar una conferencia, y ahí es donde encontramos que las personas autistas no son personas con limitaciones, sino más bien, con otra forma de existir en este mundo”.
¿Cuánto tiempo te ha llevado concretar este proyecto?
“Es larga la historia, es un proyecto que hace años, cuando el maestro José Sanchis Sinisterra estuvo aquí en Guadalajara dando unos talleres donde yo participé, tuve el honor de que me dijera “te regalo la obra La máquina de abrazar”. Yo tenía un espacio cultural, La Casa Suspendida, que cuando empezó lo del tren ligero y que iban a cerrar las calles, yo también tuve que cerrar mi espacio y postergar. Pasaron otros añitos y una egresada de la UdeG - Teresa Suárez - me contacta para invitarme a dirigir una obra, que es La máquina de abrazar. La productora Untitled Films, que se ha dedicado a proyectos cinematográficos, pero también están haciendo teatro, me convocan y me dan toda la libertad del mundo para conformar el equipo creativo, yo dirigiendo escena, conjuntando todas estas cosas que ayudan a materializar el proyecto. Las dos actrices que hacen a la doctora Miriam Salinas y su paciente Iris de Silva. Este proyecto se preestrenó en 2020, y nos suspendieron las temporadas por el COVID, entonces pasan estos dos años y otra de nuestras productoras y además gestoras que es Lorena Navarrete, que nos sorprende diciendo concursé a este teatro y tenemos forma de reponer, de remontar La máquina de abrazar, y pues nosotros felices”.
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¿Cuál ha sido el mayor reto de montar esta obra?
“El asunto económico, pero esta vez tuvimos la posibilidad de respirar para poderla producir, es decir, poderla materializar, el mayor reto que tenemos en todos los montajes es a la hora de abrir una temporada y llegar por medio de la difusión que los medios de comunicación nos hacen, de apoyarnos en ese sentido, al público que puede estar interesado. Ese es el más grande de los retos que tiene cualquier montaje que ve la luz.
Cómo directora es la primera vez que utilizó el recurso de multimedia que implementó para el escenario, que tiene un objetivo muy particular, que es mostrar el mundo interior del personaje autista, eso es lo más lindo de esto, cómo estos recursos técnicos nos ayudan a respaldar la imaginación y esto que nos va narrando el personaje, cómo conoce la vida a través de su condición”.
¿Tienen programado algún otro teatro o gira?
“Yo espero que así sea, siempre estamos atentos a cualquier festival, invitación o evento que se tenga”.
¿Qué nos puedes decir sobre el autismo?
“Quizá está todavía en penumbras, hace no tanto tiempo se implementó el cómo diagnosticar, cómo hacer un tratamiento, en fin, lo cierto es que el aspectro autista es una condición, es una manera de habitar este mundo, pero además depende cada persona, lo manifiesta de una manera específica, hay tantas personas autistas diferentes como inidividuos que viven con esto, con mayor profundidad, con menos, lo importante es llamar la atención, que el publico se permita asomar a cómo es que funciona este personaje autista, que se dé esa oportunidad y que salga con muchas preguntas.
A nosotros nos sorprendió mucho y nos intimidó, somos gente de teatro y qué vamos a saber, es una responsabiidad muy grande, tuvimos que investigar, acercarnos a instituciones que nos pudieran responder algunas preguntas y darnos cuenta que no podiamos pensar en construir el personaje de Iris y que abarcara los síntomas o las maneras de ser de todos los autistas. El dramaturgo es muy claro, él dice claramente qué síntomas sí tiene Iris y qué síntomas no tienes, y cómo ha sido su proceso para tratar de comunicarse y lograr comunicarse con el mundo. Es sorprendente y para el espectador, nuestra mayor aspiración, es que salga de allí con toda la intención de seguir investigando.
Creo que empezar a conformar esta sensibilidad, esta curiosidad, este respeto por la otredad, se me hizo maravilloso, esta obra puede ser especialmente digerida por personas que tienen una relación específica con las ciencias de la conducta, no cabe duda, pero esta obra va dirigida a un público general. Y el autor los ha puesto en una situación para la que nadie estaba prevenido y siento que el público va a salir sensibilizado con muchas ganas de saber más del tema, o de acercarse a las personas que viven con autismo”.
¿Algo más que quieras agregar?
“Una de las tarea primordiales que tiene el teatro es mostrar lo que está en el mundo, su materia prima es lo humano, estos seres humanos tienen que ser visibilizados, tenemos que sentarnos, escuchar y entender, sensibilizarnos, atender y comprender que el mundo es tan diverso, que son tantas las personas que no son catalogadas como ‘normales’, pero que en realidad no obedecen a las leyes generales, ellos son seres integrales con su propia naturaleza y eso es maravilloso”.
La máquina de abrazar
Teatro Vivian Blumenthal.
S-D de mayo, 19:00 hrs.
$150 general. $100 con credencia de estudiante, maestro y tercera edad.
XM