Cultura

El detective con mala fortuna

El “Detective Malasuerte” revive gran parte de sus aventuras recopiladas en un solo libro

El escritor Hilario Peña publicó en un solo volumen la trilogía del “Detective Malasuerte”, dentro de la editorial Océano. Conformado por “Malasuerte en Tijuana”, “La mujer de los hermanos Reyna” y “Juan Tres Dieciséis”, este volumen presenta las historias de Tomás, un pelirrojo marcado por la mala estrella y cuyas aventuras se narran dentro del género policiaco. Ubicados en el Norte del país, la narración presenta el paisaje agreste del crimen, con toques psicodélicos y un humor negro que le han merecido a Peña los elogios de escritores de novela negra como F.G. Haghenbeck o Élmer Mendoza.

A propósito de la recuperación de estas novelas, por primera vez en un solo volumen, Hilario nos platicó vía telefónica:

-Cuando salieron por primera vez, si bien los personajes comparten personajes y locaciones en común, a la hora de acoplarlas sí fue necesario apretar un poco las tuercas para que el arco que une las tres historias tuviese más coherencia. Esa fue la labor principal. También fue detallar algunos pasajes de la historia: cuando estas novelas fueron publicadas por primera vez yo todavía trabajaba en fábricas, como ingeniero. Temí por un momento que hubiera dejado algunas cosas. A lo mejor era solo mi impresión. Cuando ya tuve oportunidad de revisar el texto sí detallé algunas cosas, sobre todo para que al lector le quedara todo perfectamente claro.

-Llama la atención el viaje que hace el personaje, cómo llega a su vocación casi de una manera accidentada, pasando por la policía. ¿Cómo fue la creación del personaje, fue parte del proyecto que fueran varios libros?

-Procuré que el mismo personaje tomara sus propias decisiones. Ya que se armó a alguien como el detective, que se sabe perfectamente cómo habla y hasta cómo respira, ya solo es colocarlo en situaciones interesantes y ver cómo reacciona. Hay un crecimiento y no hay algo que se pueda quitar del relato sin que el resto se caiga. Cada escena del libro contribuye a ese crecimiento del personaje.

-Al personaje lo acompaña también un paisaje detrás, bien definido y con ciertos filtros que lo hacen incluso psicodélico junto con otros personajes, ¿cómo fue la decisión de los lugares donde habita “Malasuerte”?

-El que esté ambientado en una ciudad como Tijuana de alguna manera hace que la trama esté poblada de estos seres pintorescos. El interior siempre aporta lo mejor y lo peor de sus habitantes, son los que terminan rifándosela en las grandes urbes: eso está en “Malasuerte”, no solo el héroe principal sino toda la fauna de seres pintorescos en la novela. También esta Tijuana psicodélica tiene mucho que ver con la Tijuana real: en la novela el amo es un extraterrestre, llamado “Sandkühlcaán”. Pero incluso esto está estrechamente vinculado con la realidad, quizá de manera metafórica, pero aun así estamos hablando de cosas reales.

-Es una especie de “Mago de OZ” del crimen.

-Siempre me ha llamado la atención ese arco, de un “Mago de Oz”, que alguien por medio de engaños y manipulaciones es el que controla tras bambalinas una ciudad. La historia tiene mucho de eso, teorías de la conspiración, misterios por resolver. Espero que eso haga amena la lectura.

-El humor es otra de las herramientas a las que recurres.

-Si ya el lector va a escuchar lo que tengo que decir, sobre todo la violencia y el tema de la vocación (“Malasuerte” convirtiéndose en detective), lo que hago es darle algo a cambio al lector. Fuertes dotes de humor, de misterio.

-En la prosa se mezclan también las referencias populares y las referencias literarias, como la caja de libros donde haces referencia a otros autores del género policiaco. ¿Qué significa esa cualidad de moverse entre los dos mundos?

-Quise que esta obra avanzara por esa fina línea que separa lo universal de lo local. Lo universal porque creo que se tocan temas con los que cualquier ser humano puede identificarse. Y lo local porque no quería perder la identidad mexicana dentro del relato. No pudo haber ocurrido en Dublín, por ejemplo, es una historia mexicana. Sin llegar a extremos de ser una novela construida con puro caló. De la alta cultura uno toma la ambición, hacer algo épico; de la cultura popular uno toma las convenciones propias del género policiaco, el nicho del sector para los lectores que son apasionados del género.

-Sobre lo que mencionabas de ser una historia mexicana: además de la ubicación en el lugar, ¿cómo influyó en la identidad de los libros que seas originario de Mazatlán y radiques Tijuana?

-Siempre respondo distinto a esa pregunta. Algo que me parece chistoso de Mazatlán es que se trata de una ciudad muy marcada por el hedonismo. Es un sitio turístico, se vive prácticamente como un turista. Así como en el Norte se unen para la carne asada, en Mazatlán son pescados zarandeados a la playa: es un contacto constante con el mar. Yo viví toda mi vida a tres cuadras de la playa. Creo que detrás del hedonismo hay una especie de espiritualidad. Para buscar otro tipo de horizontes llegué a Tijuana, donde está la lucha por sobrevivir. Hay mucha relación entre Sinaloa y Tijuana. Está muy marcado, tanto en el paisaje: el estrecho contacto con el mar en la novela, también con el desierto. Son paisajes que ameritan ser narrados para complementar las usuales tramas más urbanas que suelen aparecer en la literatura mexicana.

Próxima presentación

Hilario Peña presentará el libro el 16 de agosto en Tijuana y el 1 de septiembre en la feria del libro de Pachuca. El plan es presentar el libro en la FIL de Guadalajara. Entre los proyectos actuales de Hilario está la escritura de literatura juvenil y más libros con “Malasuerte” como protagonista.

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