El arte de narrar las realidades cercanas
Antonio Ortuño se adentra en el ADN de Guadalajara a través del texto “Olinka”, que presenta en la FIL
Publicado bajo el sello de Seix Barral, la novela “Olinka” de Antonio Ortuño expone una realidad social inherente a Guadalajara, con el despojo, la desigualdad social y la traición como sus hilos conductores.
“Aurelio Blanco”, uno de los protagonistas del libro, pasa un largo encierro en la cárcel al ser utilizado como chivo expiatorio por la familia de su ex esposa, Alicia.
El escritor comentó en entrevista sobre su análisis a estas temáticas: “En la novela es literario, no soy sociólogo ni politólogo. Soy periodista pero no ejerzo periodismo cuando escribo literatura. A la vez leer y escribir periodismo, leer sociología, ciencias políticas, da ideas, nutre una cosmovisión”.
Para recrear la capital de Jalisco, Ortuño introdujo varios elementos, como el habla: “Los dos vehículos con los que traté de acercarme estos asuntos es el lenguaje, por un lado: el lenguaje tapatío lleno de eufemismos, de diminutivos, frases que se quedan a medias, los villanos terribles son conocidos como los ‘inversionistas’, nadie les quiere poner otro nombre pero todos saben lo que son”.
Otra herramienta es la ambientación: “Además lo es no solo por la localización de la novela sino por el lenguaje, por los personajes. Tiene una construcción cultural que es completamente de Guadalajara pero que se puede extrapolar a otras ciudades de México, de Latinoamérica o del mundo. He tenido la fortuna de que tengas críticas extraordinarias en España, América del Sur o Alemania. Hay una parte de las ficciones que nos acerca a todos los humanos a ello”.
Construyendo un mundo
De la condición social y las desigualdades, Antonio dijo: “Es una ciudad donde todo tipo de discriminación está interioridad: machismo, racismo, clasismo, cualquiera que podamos imaginar existe. Es una especie de pirámide donde solo hay unos cuantos arriba”.
Aunque uno de sus personajes parece lograrlo, la movilidad social resulta improbable: “Está el tema de cómo esa huella de clase se convierte en una especie de obstáculo permanente, es como un tatuaje que el personaje no se puede quitar de encima aunque tenga cuenta corriente, haga lo que haga. Hay mucha gente más vulnerable que él, es una especie de pez dentado. Se come a unos peces más pequeños, permite que otros se los coman. Tiene un ímpetu clasemediero de llegar a ser de los de arriba, ser incluso abyecto para que esa pirámide sigue funcionando, pero con él encima”.
La múltiple condición de las discriminaciones le permite al autor crear personajes que tengan un trasfondo mayor: “Las víctimas también pueden ser victimarios, la literatura busca los grises, no los absolutos. En ese terreno muy amplio quise escribir algo de las cosas que veo, de lo que estamos rodeados. Siempre es difícil escribir sobre la propia ciudad, más ponerle el nombre. Para mí fue una especie de tabú, lo hice muy poquito y con pinzas antes de Olinka”.
Alguna escena de la novela narran hechos violentos, una preocupación del autor: “Con eufemismos no se puede hablar de la violencia. Shakespeare se saltó muchas bardas escribiendo de violencia. Lo han hecho muchos escritores contemporáneos. La violencia está en Margaret Atwood, en Fonseca. Mucha gente que censura o desdeña a estos autores lo tolera en otros libros. Es un tema difícil de escribir, pero no se puede escribir sobre el México contemporáneo sin escribir de la violencia. Me parecería exceder a los cuentos de hadas”.
Asiste
- Presentaciones de “Olinka”, 18:00 horas, Salón 5, planta baja, Expo Guadalajara.
- Encuentro de Literatura de no Ficción, participan: Sergio del Molino, Óscar Martínez, Guadalupe Nettel, Gabriela Wiener; modera: Antonio Ortuño, 17:00 horas, Salón 4, planta baja, Expo Guadalajara.
- Presentación del libro “El caníbal ilustrado” de Antonio Ortuño, jueves 05 de diciembre, 17:30 a 18:20 horas, Salón Agustín Yáñez, planta alta, Expo Guadalajara.