El Trompo Mágico restaura avión del año 1960
La aeronave estará de manera permanente en el museo
A partir de este día un veterano de las fuerzas armadas contará sus aventuras a los visitantes del Museo Trompo Mágico de manera permanente.
Tras un periodo de investigación técnica e histórica, más varias semanas de trabajo minucioso, el avión LASA 60, que vivió sus glorias como parte de las fuerzas armadas del país en la década de 1960, presenta una nueva cara y se encuentra listo para protagonizar en adelante numerosas experiencias acompañado de los niños y adolescentes que acuden a este espacio lúdico y de conocimiento.
“Quitando polvo descubrimos una gran historia”: así resume este proceso de renovación la directora del Trompo Mágico, Marcela Gómez Ramírez.
Y es que, explica, el LASA 60 no había sido valorado en su totalidad. Llegó a ocupar diferentes espacios públicos. Estuvo en el antiguo Planetario, en Huentitán. Al cerrar dicho centro, la aeronave fue enviada al Museo El Globo del municipio de Guadalajara y, finalmente, se asentó en el Trompo Mágico hace cerca de tres años. Pero nunca se le dio la relevancia que tiene y más bien fue perdiendo el lustre de antaño.
“Al iniciar esta nueva etapa del museo, a finales del año pasado, descubrimos una gran historia que es muy importante difundir, y que además se inserta dentro de nuestros ejes relativos a la ciencia explicativa, a la ciencia aplicada, a la historia y, por supuesto, a la tecnología”, explica.
En los años 1960 y 1961 fueron producidos sólo 36 aviones de esta clase, los cuales pasaron a ser parte de la Fuerza Aérea Mexicana bajo la denominación LASA-60.
Se trata de un avión civil ligero y de ala alta y tren triciclo fijo, con espacio para seis pasajeros, incluido el piloto. Se podía utilizar además como aeronave de carga o para la atención de enfermos con camillas.
Los antecedentes
El antecesor del LASA-60 es el avión Aermacchi AL-60, producido en la década de 1950, originalmente diseñado por Albert Mooney de la compañía Lockheed en los Estados Unidos.
Después de que la compañía decidió no construir estos aviones, éstos siguieron fabricándose en pequeñas cantidades en Argentina, Italia, Sudáfrica y también en México (San Luis Potosí).
Para la directora del Trompo Mágico, “en esta gran reestructura que el Museo Trompo Mágico ha puesto en marcha, uno de nuestros objetivos es dar a conocer los momentos importantes en la historia de la tecnología, mostrar a nuestras niñas y niños una línea del tiempo con respecto a lo que hoy pueden ver y utilizar. Queremos abrir paso a conocimientos más profundos al hacer que ellos logren plantearse cuestiones como: ¿Cuál es el impacto que ha generado la tecnología en la aeronáutica y hacia dónde se dirige?, por citar un ejemplo”, expone.
jb