Descubre las claves del lenguaje sin palabras
Bárbara Tijerina explora los matices del lenguaje no verbal en su nuevo libro, publicado por Aguilar
Llevar la comunicación a otro nivel ha sido un trabajo constante para Bárbara Tijerina, especialista en comunicación y analista del lenguaje no verbal, quien a través de la editorial Aguilar publica “Lenguaje sin palabras”, su más reciente libro en el que explora la importancia de ir de las palabras a la verdadera acción y cómo nuestro cuerpo es capaz de desmentirnos sobre lo que realmente pensamos o estamos por hacer.
De manera puntual, Bárbara Tijerina ofrece al lector un recorrido por los antecedentes y estudios que progresivamente han resaltado y reforzado la importancia del lenguaje no verbal, de esas microexpresiones o posturas que nos pueden dar una idea de lo que realmente nos pasa y acontece entre nuestros núcleos cercanos y el entorno en el que convivimos diariamente.
“Lenguaje sin palabras llega después de varios años de estudiar el lenguaje corporal, lo que decimos con lo que no decimos. El lenguaje corporal es lo que expresamos con lo que no decimos, de todo lo que comunicamos solamente 7% la gente se fija en la palabra, y con el otro 93% nos fijamos más en las miradas, las manos, la postura, el volumen de voz, todo eso comunica más”, explica Bárbara Tijerina, con más de 10 años de experiencia en este terreno de estudio.
La autora detalla que la cultura y tradiciones de cada sociedad tiene procesos diferentes de entender el lenguaje no verbal y establecer sus dinámicas expresivas corporales, y puntualiza que en el caso de la cultura mexicana existen situaciones muy puntuales sobre la forma de expresar a diferencia de otras partes del mundo.
“Paul Ekman es un psicólogo que ha estudiado mucho a la expresión de las emociones, se dio cuenta de que en todo el mundo expresamos igual la alegría, la tristeza, el asco, son expresiones universales, pero sí culturalmente hay diferencias. Los mexicanos somos más de abrazarnos, de tocarnos, pero hay otras culturas que eso está mal visto”.
La especialista recalca que la observación es clave para comenzar a descifrar lo otra persona realmente está sintiendo o está por hacer: “a eso invito en el libro, a ejercitar el músculo de la observación. El lenguaje corporal se presta para detectar el engaño, porque es real, si pones atención puedes ver cuando alguien te está engañando. Cuando prestas atención a las emociones de los demás es más fácil conectar, es el principio de la verdadera empatía”.
Las nuevas dinámicas
Bárbara Tijerina reflexiona sobre cómo a raíz de la pandemia y los cambios de convivencia social, el lenguaje corporal también ha tenido mayor relevancia para hacer frente a las nuevas dinámicas de interacción y pone como ejemplo cómo ahora las charlas y encuentros virtuales mediante videoconferencias llegaron a cambiar la percepción que tenemos de los demás.
“Se está haciendo el estudio del por qué nos cansamos tanto de las videollamadas, y es por ese contacto visual. Normalmente caminábamos en la oficina y veíamos a los compañeros, pero no los mirabas a los ojos todo el tiempo, entonces —ahora— por eso nos cansamos. Hay culturas en donde el contacto visual tan intenso es una falta de educación, como en Japón, donde las videollamadas, en su mayoría, te piden que no pongas tu cámara, porque es como una intromisión”.
En el caso del uso del cubrebocas y que se considera que este medio de protección facial podría prolongarse por un par de años más, Bárbara Tijerina explica que contrario a creer que esto limita la comunicación inmediata con los demás mediante la clásica sonrisa o un semblante serio, otras partes del cuerpo han tomado más relevancia para poder entender lo que acontece ante nuestra presencia.
“Lo que he visto, es que a partir del uso del cubrebocas somos más expresivos con el resto del cuerpo. Cuando traes el cubrebocas y le quieres sonreír a algo, sonríes más con la mirada, cuando te estás expresando con el cubrebocas pones más entonación en las palabras para que sepan que hay más entusiasmo, que hay tristeza o límites, el resto del cuerpo se encarga de mandar el mensaje”.