El danzón florece en el barrio de El Santuario
Los tapatíos Claudia y Juan nos llevan de la mano a conocer al grupo danzonero que ha mantenido viva la tradición de este baile por casi dos décadas
En el Centro Histórico de Guadalajara se suscitan muchas historias a diario, es un lugar con mucha vida donde florecen la cultura y las tradiciones. Sus barrios atestiguan la algarabía de las tardes soleadas y las hermandades que generan lazos muy estrechos, como es el caso del grupo de baile “Los Danzoneros de El Santuario. Elegancia en el Danzón”, el cual el pasado 6 de abril celebró 17 años de permanencia en la explanada del santuario de Guadalupe por donde confluye también el paseo Fray Antonio Alcalde.
Aunque durante la construcción de la Línea 3 del Tren Ligero este grupo tuvo que moverse a El Refugio y en pandemia tuvo que ponerse en pausa por motivos de la crisis sanitaria, “Los Danzoneros de El Santuario. Elegancia en el Danzón” han permanecido bailando ininterrumpidamente ya casi dos décadas. Y está tan bien afianzada esta hermandad que hay una pareja muy destacada que el pasado 2 de febrero celebró su décimo aniversario de haber ganado el campeonato nacional de danzón, ellos son muy conocidos y respetados en este ambiente, se trata de “Los Tapatíos Claudia y Juan” -Juan Pedro Trujillo y Claudia Velázquez-, a quienes incluso, La Danzonera del maestro Felipe Urbán “El príncipe del danzón”, les regaló una pieza que lleva su nombre.
Ellos llegaron a este grupo de baile como principiantes y con el apoyo de los maestros Patricia de la Vega Villanueva y Mario Alberto Beltrán, ahora también imparten clases para todos aquellos que deseen bailar danzón. Todo aquel que desee pasar un buen rato, olvidarse de sus problemas o buscar una distracción, así como ellos llegaron en su momento, pueden acercarse los martes, los viernes y los sábados en la explanada de El Santuario, donde desde las 17:30 horas comienzan a llegar las parejas de baile, en punto de las 18:00 horas inicia la clase, y para las 19:30 horas el baile libre.
El grupo buscó celebrar sus 17 años este 29 de abril porque antes se atravesaba la Semana Santa y prefirió guardar respeto por lo que significa este acontecimiento, así que ayer sábado la intención es que estuviera un ensamble cubano tocando en la explanada, pero los músicos se enfermaron de COVID-19, así que la reunión sólo contó con los ánimos de los integrantes “Los Danzoneros de El Santuario. Elegancia en el Danzón”; sin embargo, Mario Alberto Beltrán, quien es el encargado de la plaza —pues mes con mes hace los trámites al Ayuntamiento para que se les permita bailar— compartió que es posible que el 13 de mayo los acompañe finalmente el grupo musical cubano, así también aprovecharán para celebrar el Día de las Madres, pues destacan que como tribu tratan de ligarse a las fechas especiales para compartir entre todos.
“Lo que ha caracterizado a esta plaza danzonera es que en algún momento dado si nos percatamos de que alguien tiene alguna circunstancia de salud, pues lo estamos acompañando y visitando, a veces se coopera para esas circunstancias y por eso es que también formamos una gran comunidad danzonera”, comparte don Mario en entrevista con EL INFORMADOR, quien recuerda que han existido otras plazas danzoneras en la ciudad, pero hasta el momento esta es la única que ha prevalecido al paso del tiempo, además, el público que acuda a verlos o que tenga la intención de tomar clases, no sólo se encontrará con el género del danzón que es el principal motor del grupo, también se ponen otros estilos como la salsa, la cumbia y el merengue para que todos participen y nadie se prive de vivir la fiesta.
Así que siempre se suscitan buenas anécdotas, por ejemplo hay gente que llega a escuchar misa en el templo de El Santuario y luego se queda a bailar un rato. “Esto es lo que motiva el arte del danzón, mi dama y yo siempre lo hemos visto así, el danzón es un arte que merece respeto, porque en él, tanto se aprende a bailar como se aprende a convivir y de esa manera se forma la familia y así nos apoyamos todos, nos la pasamos a gusto y suave las tardes”, expresa el señor Juan, donde además reitera, “es el momento preciso donde el caballero puede halagar a la dama e invitarla a bailar, eso es el arte del danzón”.
La invitación es abierta para todo aquel que quiera sentirse bien, distraerse y conocer buenos amigos. “Los Tapatíos Claudia y Juan estamos a sus órdenes aquí en El Santuario para darles clases de danzón, tenemos para principiantes, intermedios y avanzados”. No es necesario venir con pareja, aquí siempre habrá con quién bailar. “Los Tapatíos Claudia y Juan” también han participado en foros como el Alarife, teatro Diana y teatro Degollado, y también en presentaciones fuera del Estado. Todos los que conforman el grupo solventan sus gastos, no cuentan con el apoyo financiero de alguna institución.
Sobre el campeonato nacional, el cual ellos ganaron hace 10 años, recuerda Claudia que el evento es representado por ganadores de cada Estado de la República que clasifican “y en cualquier ciudad que se dicte se juntan todas estas personas y comienza el concurso. Nos dan nuestro número para ponérnoslo en la espalda y comienzan a calificarnos hasta que quedan las tres últimas parejas que representan al primero, segundo y tercer lugar. Y cuando uno ya es campeón ya no se puede volver a participar”.
La señora Patricia recuerda también que siempre se está buscando qué parejas tienen las aptitudes para participar en los campeonatos, donde hay jurados con amplia trayectoria en los movimientos danzoneros. De hecho, don Mario recuerda que él tiene a sus campeones sin corona, pues les tocó concursar en Ciudad de México y aunque todos coincidían en que sus representados eran los mejores, se les dio el triunfo a los locales.
¿Qué se necesita para aprender danzón?
Dice el señor Juan que lo básico para aprender danzón son las ganas de sentirse bien, “si alguna persona está pasando por algún momento de tristeza, que venga y que vea cómo esto lo transporta a ser feliz, porque eso es lo que tiene el danzón, te motiva a sacarte de una depresión, por eso nosotros aceptamos desde jóvenes, adultos y adultos mayores, también han habido niños”.
El baile del danzón se originó en Cuba en 1879 y en México se introdujo por los Estados de Yucatán y Veracruz. “Entonces, a través de los años se fue difundiendo, lógicamente donde existe mayor difusión es en la Ciudad de México porque hay muchos salones de bailes así como danzoneras, al igual que en Veracruz”, dice don Mario.
En ese sentido, acota la señora Claudia que hacer un evento en Guadalajara sale algo costoso, porque no hay tantos espacios y no hay danzoneras. “Incluso nuestros discos con los que bailamos, sólo los conseguimos en las muestras, no es como ir al tianguis a comprar porque no hay. Así que ahí los compramos y entre nosotros mismos los intercambiamos y es como tenemos nuestra música”.
Finalmente, Claudia recuerda que ella llegó al danzón después de haber quedado viuda y en este estilo de baile, encontró no sólo una distracción, también el amor de Juan y ahora el oficio de ser maestra. “Se dice que el danzón es para viejitos, pero esa es una mentira, cualquiera que baile lo puede hacer. Yo llegué a la plaza danzonera porque soy viuda y como no hallaba cómo llenar mis tardes, vi cómo se empezaba a bailar. Juan ya tomaba sus clases, así que un día bailamos juntos y sentimos que nos llevábamos bien en el danzón, así fue como formamos la pareja y ya tenemos 17 años”. Claudia antes tenía una veterinaria, y Juan sigue trabajando en calzado especial para las personas que practican el danzón.
Por su parte, don Mario y la señora Patricia tienen 38 años de casados, él es jubilado por parte de la Universidad de Guadalajara, fue catedrático, y ella trabajó como trabajadora social en el Instituto Jalisciense de Asistencia Social (IJAS). “Nosotros empezamos bailando de todo, y comenzamos porque mi hijo el chico quería bailar danzón, así que buscamos dónde y en Zapopan daban clases y luego fuimos con el maestro Carlos Aguilar en donde nos enseñamos a bailar el danzón”, dice doña Patricia, quien acota que habían estado en distintos grupos hasta que ya son una familia en “Los Danzoneros de El Santuario. Elegancia en el Danzón”, de hecho en el ambiente danzonero son conocidos como “Los Marios”.