Mural de Gabriel Flores será restaurado a los ojos del público
La obra titulada “La Guerra y La Paz” recuperará su esplendor de la mano de expertos en el campo
A partir del próximo martes 23 de agosto, el Ex Convento del Carmen —en lo que significa una nueva edición de MEGLab— será la sede para llevar a cabo una restauración abierta al público del mural “La Guerra y la Paz” del artista jalisciense Gabriel Flores, a cargo de un equipo de trabajo integrado por Carolina Méndez, Tania Martínez y JoselynAlvarado, todas encabezadas por María Larios; esta actividad forma parte de las que se llevarán a cabo para la celebración del Centenario del Muralismo Mexicano que organizan la Secretaría de Cultura de Jalisco en colaboración con el Museo Cabañas y el OPD encargado de Museos, Exposiciones y Galerías (MEG).
Este proyecto se gestó gracias a la colaboración interinstitucional, cuenta Larios en entrevista con EL INFORMADOR, “el mural se hallaba en resguardo en el Museo Cabañas, y la propuesta de intervención provino del restaurador del museo, y Enrique Nuño —quien es encargado de los trabajos de museografía— es quien hará los bastidores para montar el mural”.
Intervención de pieza protagónica
Esta “intervención” al mural de Flores es previa a lo que será la exposición sobre su legado, en el marco del Centenario del Muralismo y estará abierta al público de martes a viernes, de 11:00 a 17:00 horas; así, el mural será “pieza protagónica, y había que restaurarlo para exhibirlo (en bastidores) de forma íntegra, no olvidemos que mide 15 x 2.8 m. Ahora, las estructuras del bastidor lo fijarán (sin daño) al muro”.
Ahora, para quien recuerde, el mural “La Guerra y la Paz” estuvo en exhibición en el edificio donde antes estuvo la SC, en la esquina de Av. 16 de Septiembre y Av. La Paz, en la zona Centro; cuando se acusaron defectos estructurales en la edificación y el riesgo de colapso, en 2015, se desmontó el mural y fue resguardado en el Museo Cabañas, lo que significa que no es visto desde entonces pero, como comenta la restauradora, “está en un muy buen estado de conservación, sólo tiene pequeños detalles, pero la intervención se basa en construirle su bastidor nuevo, lo que haremos nosotros es preparar el lienzo”.
La idea del taller abierto fue de la propia directora del MEG, Miriam Villaseñor, de ahí que se inscribe como parte de MEGLab, que integra proyectos de conservación y restauración en los museos del OPD; de esta forma, refiere Larios, “comenzaremos el martes, no sólo para que la gente vea los procesos de restauración, también se proyectará un documental sobre Gabriel Flores, para complementar la información sobre el artista; además, en la sala contigua se estará construyendo el bastidor”.
Para la restauradora, “la idea es que esto representa una parte didáctica, porque se trata de que el público no vea solamente la exposición ya montada, que aprecie lo que sucede detrás, lo que implica (en términos técnicos) preparar una pieza para ser exhibida; una labor que puede tomar mucho tiempo y ser llevada a cabo por numerosas personas, y ayudará a comprender cómo es necesario un restaurador en un museo (porque es fundamental su trabajo)”.
Oficio especializado
Aunque entusiasta ante la tarea que coordina, María Larios no deja de reconocer “los nervios que da esta responsabilidad, el poder transmitir al público por qué es importante este trabajo, tanto para la obra como para el espectador, y es que además está el objetivo de que la obra se conserve en las mejores condiciones posibles”.
A lo anterior, comenta la especialista, hay que agregar “las dimensiones de la pieza; estamos acostumbrados a trabajar con piezas mucho más pequeñas y la dificultad técnica que implica hacer trabajos sobre una obra de estas características da un poco de nervios”; además, la disciplina de la restauración no suele realizarse a la vista de las personas, “y es sumamente específica, utiliza materiales particulares, por eso también esto representa una oportunidad de mostrar este oficio especializado”.
Lo que se planea es “una serie de procesos que comienzan con la limpieza superficial (anverso y reverso), porque estuvo en exhibición y no ha recibido mantenimiento en años; después de eso, se colocan bandas de lino para afirmar el perímetro de la obra, para que su manipulación sea más segura y que permiten proteger el original. Luego se harán resanes y reposición cromática, algo mínimo pero debe hacerse para restituir las capas pictóricas”.
Asimismo, un detalle a notar es que el mural se realizó, indica la restauradora, “en una sola pieza de tela, lo que da cuenta del interés del artista, desde la concepción de la obra, para dar unidad a la pintura y que se conserve mejor. Si hay junturas, las costuras pueden aflojarse y abrirse, generar desprendimientos u otros problemas. Gabriel Flores eligió esto para que semejara también una pintura en muro”.
Finalmente, la cuestión es “poner de relieve los procesos que realizan los restauradores, y promover esta disciplina”, dice Larios, “es también una excelente oportunidad para atender al público, y encarar al reto que significan las dimensiones de la obra. Y todo se hará de la mejor manera”.
Sobre Gabriel Flores
Pintor, dibujante y muralista, nacido en Arenal, Jalisco, en 1930. A los 17 años ingresa al taller del maestro José Vizcarra y posteriormente estudia con los pintores Rubén Mora Gálvez, Mario Alfonso Medina y Jorge Martínez.
De 1948 a 1950 se inscribe en la Escuela de Bellas Artes de Jalisco que se ubica en el Museo del Estado, allí junto con Guillermo Chávez Vega e Ignacio Martínez forma el Frente Neo-Realista de Jalisco, en contra del abstraccionismo. Radica después en la ciudad de México (1952-56), donde conoció y colaboró con Siqueiros y con el maestro O’Gorman, realizando murales.
A los 25 años de edad se inició en Guadalajara como muralista. En 1958 Agustín Yáñez lo selecciona para realizar murales en la Biblioteca del Estado y en la gran cúpula de la Casa de la Cultura de Guadalajara. Más tarde, en 1960, pinta otro en el Teatro Experimental.
En 1962 pinta ‘La guerra y la paz’, en el Banco de Zamora. En 1965, los cinco paneles para el cubo de la escalera monumental del Palacio del Ayuntamiento tapatío; y luego el Auditorio ‘Salvador Allende’ de la Universidad de Guadalajara, en 1966. Otros de sus murales se encuentran en el Castillo de Chapultepec, la Rectoría de la Universidad de Guadalajara, la Casa Sauza (en Tequila) o el antiguo Hospital Civil de Guadalajara.
En 1950 recibe el primer premio Escuela de Artes y Letras de la Universidad de Guadalajara. En 1984 recibe del Gobierno de Jalisco la medalla de las Artes Plásticas. Murió en Guadalajara en 1993.
CT