Cultura

Arquitectura bibliómana

El Pabellón de Portugal se alista para recibir a los lectores durante la FIL 2018, con un espacio inspirado en la esencia de los libros y donde se podrá convivir, comprar y asistir a foros y actividades culturales

Ayer comenzó el montaje del pabellón del país invitado a esta edición de la Feria Internacional de Libro de Guadalajara. CORTESÍA
Así se planea que quede el pabellón una vez instalado. CORTESÍA
La instalación ya se lleva a cabo en Expo Guadalajara. EL INFORMADOR / F. Atilano
La FIL se alista para su edición número 32. EL INFORMADOR / F. Atilano
El pabellón resguarda la idea de una biblioteca fija y una etérea. EL INFORMADOR / F. Atilano

Año con año el invitado de honor de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) muestra en su pabellón el esplendor de su cultura. Esta edición, el diseño del lugar quedó en manos de los arquitectos portugueses de la firma Santa-Rita y Asociados. Según platicaron y como se puede apreciar en los “rénders” del proyecto y montaje, el espacio estelar del invitado será 100% bibliómano, pues su diseño mismo representa los libros.

Dos miembros del despacho arquitectónico, João Santa-Rita y Pedro Lebre, platicaron sobre el diseño y las características del pabellón, donde tendrán lugar muchas de las actividades de la presencia de Portugal en la feria: “El pabellón es como organizar una biblioteca: el tema son los libros. Es una biblioteca, una gran biblioteca con un recorrido integrado. Tiene una protección con un techo, es una cubierta flotante: se trata de una fila de libros. Es una aproximación para que la gente lo entienda desde el impacto. Los libros están sobre el espacio, nosotros estamos abajo para recorrer, mirar los libros, las publicaciones, los videos y las actividades”.

Los dos mundos del libro

Una idea del pabellón es que se trata de una biblioteca fija y una biblioteca etérea, “que fluctúa: es una biblioteca que se divide en dos”. El concepto aboga la lectura de un libro como un acto físico y mental: “Combina el mundo físico y el mundo etéreo, es el gran momento de los libros. Si leemos un libro es algo físico, pero también es algo que pensamos. Son los dos mundos: lo fijo, físico, y ese pensamiento. Un libro es algo que es denso, que toma tiempo de escribir, pero después es como el techo: lo ve todo el mundo, al igual que puede llegar a cualquier persona un escrito”.

Si bien el concepto del pabellón es también rendir un homenaje a las bibliotecas portuguesas, este espacio más que el resguardo de los libros está centrado en su venta: “Una parte central del pabellón es la librería”, comentaron los arquitectos. Manuela Júdice, comisaria de la presencia de Portugal en la FIL de Guadalajara, adelantó que la librería tendrá a la venta más de mil títulos distintos, tanto en español como en portugués, para quienes se interesen por la lengua de Pessoa. Otro sitio fundamental del pabellón del invitado de honor es el foro para las actividades: “Para reuniones, coloquios y pláticas con los autores”.

El pabellón se puede dividir en varios espacios, además de la librería y el foro hay dos sitios más para demostraciones de actividades culturales. Del pabellón completo, agregaron: “Es un espacio para circular, nada es cerrado, se puede pasar por todo: es una invitación a la participación de las personas. La librería es abierta, el espacio para las conferencias es abierto. Se puede recorrer y circular. La librería solo tiene las protecciones para no sacar los libros”.

Este espacio de exposición para los libros a la venta (comercialización administrada por el Fondo de Cultura Económica) busca integrar el discurso del diseño del espacio a su contenido: “Estarán integradas en las estanterías: si hay una pieza que evoca un escritor, esta pieza estará junto a sus libros. Son muy bellas”. Entre las piezas que estarán en exhibición alusivas a algunos autores portugueses están las obras de cerámica de la empresa bicentenaria Vista Alegre, de la ciudad de Aveiro: los fabricantes han publicado ediciones especiales de los libros acompañados por obras de cerámica (jarrones, platones, juegos de tazas, etc.) con elementos presentes en los libros.

La concepción del espacio del pabellón está pensada también desde su exterior: “Todo lo que está en su entorno importa, porque se puede mirar. Es algo para mirarse desde dentro, pero también desde fuera. Las estanterías definen el límite, pero al mismo tiempo permiten visualmente observar el interior. Se puede circular por cualquier entrada”. Son mil 800 metros cuadrados los que componen el pabellón.  

Este no es el primer proyecto cultural de Santa-Rita y Asociados, pues ya han trabajado en bibliotecas, escuelas, museos (como el Museo del Fado) y actualmente también trabajan en Almada  (Portugal), con un proyecto que protegerá ruinas romanas.

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