Alfredo García Andrade y los caminos de la fotografía
El fotógrafo tapatío comparte su trayectoria y la influencia que tuvo José Hernández-Claire en su formación
Para Alfredo García Andrade, quien se define como coleccionista de instantes, la fotografía es “la emoción en una imagen” y así reza en sus portales de redes en donde promociona su obra artística y los servicios que ofrece pero, aunque podría pensarse que esto es producto de su formación universitaria, en su desempeño profesional -que hoy día se apoya en la Promotora de Arte Unión Talento- ha practicado también el fotoperiodismo, así como el diseño e impresión de su línea original de ropa.
En entrevista con EL INFORMADOR, el artista de la lente recuerda que estudió la Licenciatura en Artes Visuales en el Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD), en la Universidad de Guadalajara (UdeG), “donde te forman para ser artista y conocer los conceptos de la foto”.
La intuición de un origen
Esta forma de encantamiento con la imagen estaba ya en su niñez, relata García Andrade, “siempre tomaba fotos, con esas camaritas de cuatro disparos y flash de cubo; me gustaba, pero no sabía cuánto. Poco a poco, me interesó hacer historias con el registro de fotos de la familia, no era consciente del todo, pero había una foto -una réplica, seguro- en casa de mi abuelo, de Manuel Álvarez Bravo, y siempre la veía porque era en blanco y negro, un paisaje marino que siempre me resultó extraño, y no dejaba de provocarme preguntas”.
Asimismo, continúa el fotógrafo, “como siempre me gustó la música, veía también las portadas de los discos (los acetatos de entonces) cuando eran fotografías, eso me impactaba e imaginaba cómo se había producido aquella imagen; y todo eso era inconsciente, pero mirando en retrospectiva he descubierto que muchas cosas me condujeron a esto. Y en un principio quería ser ingeniero civil, pero la preparatoria me desanimó pronto”.
Buscar una profesión
Cuando ya tocaba en algunas bandas más o menos conocidas en el ámbito local, un amigo suyo, refiere García Andrade, entró a estudiar diseño “y en ese momento fue cuando vi y conocí materialmente una cámara profesional; el impacto fue tal que quise entrar a estudiar diseño en la UdeG, hice trámites varias veces y no quedé. Y yo quería una carrera, una profesión. En ese momento me enteré que la licenciatura en Artes Visuales se había creado recientemente en la universidad, y ahí me inscribí”.
Ya como estudiante universitario, prosigue el fotógrafo, aparece en su camino la figura señera de José Hernández-Claire, “fue mi maestro, y nos empapó de fotoperiodismo porque era en lo que estaba inmerso ya que trabajaba para Siglo XXI; y nos mandaba a hacer trabajos como si fueran asignaciones. Fue ahí donde inició mi interés por los indigentes, seguir a la gente, buscar respuesta para mis dudas, tomar riesgos porque con un lente pequeño debía acercarme -a veces demasiado- al punto de percibir su olor; fue a partir de ahí que me interesó el fotoperiodismo”.
Los años del fotoperiodismo
Después de esa experiencia, García Andrade solicitó trabajo en EL INFORMADOR pero no ingresó porque, como estudiante el tiempo no le permitía cubrir el demandante horario; “así, al terminar puse un estudio fotográfico, anexo a una tienda de ropa, y me comenzó a ir bien pero unos años, después fue que me buscaron del diario y, luego de una entrevista, empecé a trabajar en un espacio donde estuve por 14 años”.
La primera diferencia al entrar a trabajar a esta casa editorial fue enfrentar “el uso cotidiano de las cámaras digitales, ya no necesitar de un cuarto oscuro y prescindir de los disparos limitados de cada rollo, revisar la imagen al voltear la cámara, era algo casi mágico; hay que imaginar el paso de una tarjeta para 250 fotos y pensar que hoy existen para miles de tomas, eso y la posibilidad de encontrar la foto ideal con una ráfaga de disparos”.
Así, la extenuante labor diaria detuvo sus proyectos de arte y “hasta hoy que ya no trabajo en eso he podido comenzar a retomarlos; fue después de mi salida del diario que tuve tiempo de verdad”.
Arte y supervivencia
De esta forma, aunque por un tiempo lo compartió con su trabajo en la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) de Jalisco, García Andrade comenzó a ofrecer proyectos a galerías de arte, “y no fue sencillo al principio, me dio la impresión de que venir del fotoperiodismo no daba mucha confianza a coleccionistas, pero lo tomé como un nuevo comienzo. Ahora, en promedio, puedo tener una exhibición al mes, con apoyo de Unión Talento, un colectivo que promueve el arte y que me ha admitido en su plantilla, aunque tomó tiempo dar cabida a la fotografía, pero gracias a esto he conseguido exponer en LARVA, la Galería del Tren Ligero (Estación Juárez) y en Paseo Alcalde”.
Por supuesto, estas oportunidades no cubren los gastos con la constancia debida, pero aunado a la exhibición y promoción de sus proyectos fotográficos, a través de sus páginas en Facebook o Instagram, el fotógrafo oferta sesiones personalizadas para particulares o familias, con base en un concepto sobre el cual se realiza la producción. Además, imprime -bajo la marca “Tribu”- playeras con sus fotos y basadas en dos series: una de música de metal, además de la serie de indigentes; todo esto se puede adquirir en cuatro tianguis donde se ha conseguido el espacio para venta.
Finalmente, García Andrade es ejemplo de que la sobrevivencia en las lides del arte es complicada, “pero me voy metiendo como la humedad; las cosas son difíciles, y requieren de mucho trabajo, aunque la ventaja de hacer uso de redes sociales hoy día implica que nos ve mucha más gente”.
Sobre el fotógrafo
Síguelo en:
“Alfredo García Andrade”, en Facebook
@uniontalentomx, en Instagram y Facebook
Contacto: a.alfredo.garcia@gmail.com