Tecnología
Van tras las pistas de pulpo gigante
No hay pruebas físicas de sus existencia
Desde su descubrimiento en 1928, los nueve fósiles de ictiosaurios en el desierto Nevada han abierto muchas interrogantes entre la comunidad científica. Esta semana el paleontólogo Mark McMenamin propuso que las diferencias en los huesos de los animales marinos indican que murieron por el ataque de un animal más grande que los arrastró hasta su guarida. El responsable sería el mítico kraken.
El especialista del Colegio Mount Holyoke presentó sus resultados en la reunión anual de la Sociedad Geológica de Estados Unidos en Minneapolis que contradicen las teorías hasta ahora vigentes que indican que los ictiosaurios sucumbieron ante una plaga de algas tóxicas, o que vararon y perecieron en tierra.
McMenamin encontró que algunos huesos aparecen intactos, mientras otros están rotos y dispersos, además otros indican que estuvieron expuestos al agua por más tiempo, lo que contradice la idea de una muerte masiva.
"También parece que los huesos fueron reorganizados deliberadamente. Algunos de los discos vertebrales están dispuestos en curiosos patrones lineales con una regularidad casi geométrica, como un rompecabezas.
El kraken del triásico pudo ser el invertebrado más inteligente que haya existido. Esto recuerda a los pulpos, un depredador moderno extremadamente inteligente que manipula los huesos de sus presas", dijo McMenamin a Science Daily.
McMenamin expuso que dado que los cefalópodos, como los pulpos o calamares, tienen un cuerpo con estructuras blandas el que se conserve un registro fósil es sumamente difícil. Sin embargo, varios expertos dudaron de su teoría.
"La idea de que un cefalópodo pudiera organizar objetos en patrones, incluso sin intención es sumamente especulativo. No hay nada en la literatura científica que sugiere que los cefalópodos de hoy en día hagan algo como esto", dijo el biólogo marino Roger Hanlon a la revista Nature.
"En su ambiente natural, los pulpos a veces toman objetos brillantes. Son criaturas curiosas, pero no manipulan su entrono. Pueden apilar rocas fuera de sus guaridas, pero no se sabe que lleven a sus presas", dijo James Wood, un experto en el comportamiento de los cefalópodos y director asociado en el Acuario de Waikiki, en Hawai.
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