Tecnología
Un pez salva ecosistema destruido por el hombre
El pequeño pez de sólo 13 centímetros de largo ha logrado salvar un ecosistema dañado por la raza humana
El gobio barbudo (Sufflogobius bibarbatus) ha prosperado en una zona muerta del océano donde escasea el oxígeno y se alimenta de las medusas que proliferaron al desaparecer las sardinas, según los científicos noruegos, sudafricanos y namibios que estudiaron su capacidad de adaptación y supervivencia.
"Este superpez ilustra cómo los animales se pueden adaptar para hacer frente a un cambio dramático en el medioambiente" como es la proliferación de las medusas, que son un grave problema porque comen pequeños peces y otras criaturas marinas pero tienen pocos depredadores, dijo la bióloga Victoria Braithwaite.
Braithwaite forma parte del equipo internacional de investigadores que publica los resultados de su estudio hoy en la revista científica Science.
La científica explicó que el objeto de la investigación era averiguar por qué la población de gobios aumenta pese a lo inhóspito de su entorno y a haberse convertido en la principal presa de merluzas, jureles, pájaros y mamíferos marinos tras la desaparición de las sardinas.
"Resulta que los gobios tienen una increíble capacidad de mantenerse sin oxígeno durante varias horas seguidas y que también pueden nadar sin inmutarse en medio de un enjambre de medusas, algo que la mayoría de los peces evita", dijo.
Estos peces pasan gran parte del día en el lodo del fondo del océano, a entre 20 y 60 metros de profundidad, donde los niveles de oxígeno son inferiores al 10 por ciento de lo normal y sus depredadores no pueden llegar.
Hasta la década de 1970, esta zona costera de 9 mil kilómetros cuadrados frente a la costa de Namibia era rica en pesca, sobre todo sardinas.
Por aquí pasa la corriente fría de Benguela, llena de nutrientes que contribuyen al crecimiento del plancton, que se mantenía bajo control al ser filtrado por las sardinas.
Pero al desaparecer éstas, el plancton creció masivamente, absorbiendo gran parte del oxígeno del agua y al degradarse y caer al fondo del océano formó un fango tóxico donde sólo sobreviven algunas bacterias y nematodos, y los gobios.
Según la investigadora Anne Utne-Palm, de la Universidad noruega de Bergen, con la nueva cadena trófica que incluye a las medusas en el ciclo alimentario, el gobio está ayudando a mantener productivo este ecosistema.
"Nadie hubiera podido predecir que un pez tan insignificante y pequeño nos salvaría el pellejo", afirma el científico Mark Gibbons, de la Universidad de Ciudad del Cabo, en un artículo publicado también hoy en Science.
El gobio, que no es consumido por los humanos, también existe en otros océanos del mundo, "pero ninguna de sus especies está tan especializada como ésta", señaló Braithwaite.
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