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'Sudán', último macho de rinoceronte blanco, recibe máxima protección
El macho de 42 años está resguardado en una reserva keniana, donde buscan que tenga más descendencia para la preservación de su especie
"Nuestro cuidador visitó a los tres animales hace una semana y hay que decir, en concreto, que Sudán está muy bien para su edad", explica Premysl Rabas, el director del zoo checo de Dvur Kralove, donde se criaron Sudán y dos hembras que le acompañaron a Kenia: su hija, Najin, y Fatu.
Desde que llegaron a la reserva de Ol Pejeta, los tres animales viven estrechamente vigilados, al igual que el resto de los rinocerontes de la reserva, para evitar el ataque de los cazadores furtivos.
"Los guardas no están todo el rato al lado de los animales, como apareció en algunas fotos, que mostraban la excepción. La mayoría del tiempo los custodian desde mayor distancia, para no alterarlos", dijo Rabas respecto a las imágenes difundidas de guardias armados rodeando a los animales.
Rabas, que estuvo en persona con los animales en Kenia el pasado enero, recordó que el gran reto ahora es lograr que el macho pueda tener descendencia.
Sudán fue ya padre en dos ocasiones cuando estaba en el zoo checo. Ahora, con 42 años, es demasiado viejo para procrear de forma natural, por lo que se va a utilizar su líquido seminal para una fertilización artificial.
Rabas explica que la "reproducción natural ya no es posible y la única esperanza está en las técnicas de fertilización artificial, en un tubo de ensayo e implantación en una madre sustituta" de otra subespecie.
Con todo, este experto no es optimista y reconoce que "las probabilidades de salvar esta especie son muy bajas".
El rinoceronte blanco del norte es una subespecie en gravísimo peligro de extinción. Aparte de los tres rinocerontes "checos" que hoy viven en relativa libertad en la reserva keniata de Ol Pejeta, existen otras dos hembras, una en la República Checa, también hija de Sudán, y otra en el zoo de San Diego, en Estados Unidos.
"La absurda demanda de cuernos en Extremo Oriente y los violentos cazadores furtivos en África central han aniquilado la población de rinocerontes blancos del norte", lamenta Rabas.
En varios países de Asia aún existe la falsa creencia de que el cuerno de rinoceronte es un potente afrodisiaco o un remedio contra distintas enfermedades, lo que lo hace un producto muy codiciado.
El traslado desde la República Checa a Kenia en 2009 buscaba mejorar las condiciones de vida de Sudán, Najin y Fatu y elevar las posibilidades de salvar la especie.
"En el nuevo entorno, mejoró su condición física y el ciclo de fecundidad, lo que permitió que copularan varias veces", recuerda Rabas.
Esto fue importante sobre todo para Fatu, que copuló por primera vez cuando fue trasladada a su nuevo país, si bien no quedó preñada.
El zoo checo, el único que ha logrado que el animal se reproduzca en cautividad, está embarcado junto a Ol Pejeta en un programa de implantación de embriones en hembras de rinoceronte blanco del sur, una subespecie genéticamente distinta pero compatible, a diferencia de lo que ocurre con el rinoceronte negro.
El intento lo llevarán a cabo expertos del Instituto de investigación zoológica de Leibniz, en Berlín, con ayuda de veterinarios sudafricanos.
Sea cual sea el desenlace de estos intentos, está descartado el retorno de los rinocerontes a Dvur Kralove, añade Rabas.
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