Tecnología
París dedica una muestra a los polos, testigos helados del cambio climático
Atmósfera... el clima desvelado por los polos es la exposición que se encuentra en parís sobre los polos
Un día de 1965, el científico Claude Lorius bebía un whisky con hielo cuando se fijó en las burbujas de aire que emanaban de los cubitos de su bebida y se le ocurrió que quizá en la Antártida pudiera ocurrir lo mismo y que tal vez fuera posible recuperar las burbujas de aguas congeladas hace miles de años.
Así nació el perforador glaciar, un utensilio que hoy nos ayuda a comprender la evolución de las emisiones contaminantes en nuestro planeta desde miles de años atrás.
"No se han encontrado concentraciones de gases de efecto invernadero tan altas en ninguna época pasada", señala el jefe de proyecto de la exposición, Bertrand Cousin, quien explica que con otros perforadores más avanzados pueden remontarse hasta 30.000 años en el pasado a través del hielo.
Cousin tiene claro que el hombre es el responsable de las altas tasas de gases de efecto invernadero que se registran desde los inicios de la revolución industrial, a mediados del siglo XVIII.
Gran parte de esa convicción le llega de los estudios que se han hecho en los polos y que recoge ahora esta exposición, que puede visitarse en el museo de Arts et Metiers de París hasta el próximo 30 de abril.
La muestra aborda diferentes aspectos como el magnetismo, la física del globo, la química de la atmósfera, la gaciología y o la oceanografía.
El visitante puede así acercarse al trabajo de los científicos que desde el desierto de hielo de la Antártida, donde se concentran el 80% de los recursos de agua dulce del planeta, se sirven de diferentes herramientas para comprender mejor el pasado, presente y futuro de la Tierra.
A temperaturas que pueden alcanzar los -89 ºC y vientos de hasta 300 kilómetros por hora, la Antártida es un inhóspito territorio que obliga a los investigadores a vivir en condiciones extremas, como puede observarse en la reconstrucción de la base Charcot, primera base francesa en el territorio, construida entre 1957 y 1958.
La muestra, dividida en tres partes, versa sobre la atmósfera y las auroras boreales, la química de la atmósfera y los gases de efecto invernadero y el cambio climático revelado por el polo norte y el polo sur.
Ofrece la posibilidad contemplar herramientas que van desde un instrumento para reproducir las auroras boreales que Auguste de La Rive presentó en el Observatorio de París en 1863 hasta cohetes de sondeo de la ionosfera, una capa de la atmósfera demasiado alta para aviones y globos aerostáticos pero demasiado baja para los satélites.
Como estos, hasta 130 objetos acompañados con vídeos, explicaciones, mapas y maquetas acercan al visitante a los polos de la Tierra, testigos glaciares y silenciosos del cambio climático desde donde la ciencia ha intentado comprender mejor nuestro planeta en los últimos 60 años.
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