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Opciones contra el linfoma no Hodgkin
Existen dos tipos de cáncer linfático: el no Hodgkin, de alto grado o agresivo, y el Hodgkin, de bajo grado o indolente
El cáncer linfático es uno de los tipos de cáncer hematológico (de la sangre) que ataca a los linfocitos B (células específicas encargadas de defender al organismo de patógenos) y los ganglios linfáticos de todo el cuerpo, en particular aquellos como los del cuello, axilas e ingles, pero también puede afectar los del tubo digestivo, bazo, hígado, pulmón y médula ósea, entre otros.
Existen dos tipos de cáncer linfático: el no Hodgkin, de alto grado o agresivo, y el Hodgkin, de bajo grado o indolente. En el primero las células cancerígenas se dividen y crecen más rápido; mientras que en el segundo el crecimiento no es tan acelerado.
En algunos casos no es sencillo identificar el cáncer linfático debido a que sus manifestaciones pueden confundirse con los de otras enfermedades. “El médico de primer contacto puede valora el cáncer linfático como una simple infección del ganglio afectado y recetar antibióticos” comentó el doctor Eduardo Reynoso Gómez, jefe del Departamento de Hematología del Hospital Español, en la ciudad de México.
Al respecto, continuó el especialista que si el ganglio no disminuye su tamaño luego de 15 días de administrar antibióticos es necesario que el paciente acuda al oncólogo para que se le realice una biopsia, y con base en el resultado llevar a cabo el tratamiento pertinente.
Hay diversos tipos de biopsia como la de escisión o incisión, que consiste en cortar a través de la piel para extirpar el ganglio completo o una pequeña parte. La biopsia por aspiración se realiza con aguja fina o gruesa por medio de la cual se aspira una pequeña cantidad de tejido de masa tumoral.
Estos procedimientos sirven para diagnosticar el linfoma pero también se utilizan para determinar la etapa en que se encuentra la enfermedad.
Entre las opciones que se emplean contra esta enfermedad se encuentran las quimioterapias (administración vía oral o intravenosa de fármacos), que puede ser mediante una sustancia específica o varias combinadas.
Otra opción para el paciente con linfoma no Hodgkin, es la aplicación de manera focalizada de rayos gamma y partículas alfa (radioterapia); en tanto que la cirugía para extirpar el tumor, y el trasplante de médula ósea son otras alternativas cuando se trata de un linfoma agresivo. El tratamiento puede ser combinado o por separado, y dependerá de lo avanzado de la enfermedad del paciente.
“Es importante decir que con los tratamientos actuales los pacientes alcanzan remisión (disminución o desaparición de los signos y síntomas del cáncer)”, agregó el especialista.
Finalmente, Reynoso Gómez expuso que en la mayoría de los casos el paciente logra la recuperación total de la enfermedad, pues el cáncer linfático es curable si se detecta a tiempo, por lo que es de vital importancia no ignorar los síntomas y acudir con el especialista en caso de presentarlos. (Agencia ID)
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