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Nuevo tratado sobre biodiversidad abre un nuevo orden en materia ambiental

Este acuerdo es uno de los instrumentos legales más importantes en la historia en la cooperación multilateral, y el ecologismo en particular. En las reuniones también se acordó sobre el uso y distribución equitativa de los beneficios derivados de los recursos genéticos (ABS, siglas en inglés)

NACIONES UNIDAS (2/NOV/2010).- El nuevo tratado sobre la protección de la biodiversidad alcanzado la semana pasada en Nagoya (Japón) abre un "nuevo orden" en los esfuerzos mundiales para proteger el medio ambiente, afirmó hoy el secretario ejecutivo del Convenio sobre Diversidad, Ahmed Djoghlaf.

Djoghlaf aseguró que el pacto firmado por 193 países contempla nuevas cuotas de protección de los ecosistemas y un protocolo sobre recursos genéticos.

"Es un gran paso decisivo y uno de los instrumentos legales más importantes en la historia en la cooperación multilateral, y el ecologismo en particular", valoró en una conferencia de prensa el máximo responsable de la Convención.

En su opinión, el consenso logrado en la ciudad nipona ayudará a avanzar en otros campos, como el de los Objetivos de Desarrollo de Milenio (ODM) o la lucha contra el cambio climático.

"El protocolo nos permitirá ahora implementar por completo la Convención", resaltó Djoghlaf, para el que el acuerdo establece la fundación de "un nuevo orden" económico y ecológico internacional basado en la naturaleza.

El acuerdo en Nagoya incluye el compromiso de poner bajo protección, de aquí al 2020, el 17 por ciento de las áreas terrestres y el 10 por ciento de las áreas marinas del planeta.

Los negociadores también lograron consensuar un protocolo sobre el uso y distribución equitativa de los beneficios derivados de los recursos genéticos (ABS, siglas en inglés) y varios aspectos relativos a la financiación de los objetivos.

Aunque el texto general logró ser aprobado, algunos países matizaron no estar plenamente de acuerdo con todos los documentos, entre ellos Cuba y Bolivia.

El protocolo ABS busca gestionar el acceso y uso de los recursos genéticos, que según la ONU son el "material hereditario con valor económico, científico o social contenido en las especies", por ejemplo en las plantas y microorganismos que se encuentran en territorios indígenas de México o de los países amazónicos.
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