Tecnología
Museo de Historia Natural de Nueva York suma 25 ópalos a su colección de gemas
El más grande museo en su género, expone desde hoy las nuevas gemas procedentes de Brasil, Honduras, Etiopía, Australia y Estados Unidos
Museo de Historia Natural de Nueva York, el mayor en su género, incorporó hoy a su extensa colección de minerales y piedras preciosas una selección de 25 ópalos procedentes de Brasil, Honduras, Etiopía, Australia y Estados Unidos.
Las nuevas gemas se exponen desde hoy en la sala Harry Frank Guggenheim del museo, que está dedicada a los minerales, y pasarán a formar parte de la exposición permanente que reúne piedras preciosas de todo el mundo.
"Aunque existen yacimientos de ópalos en cualquier país, el 85 por ciento procede de las ciudades de Queensland y New South Wales en Australia", explicó hoy el comisario de la exposición, George Harlow.
Estas recientes adquisiciones del museo proceden de Brasil, Honduras, Etiopía, Australia y Estados Unidos, países que producen piedras muy diversas por sus características condiciones geológicas.
Etiopía es uno de los países emergentes en la producción de ópalos, ya que sus yacimientos se están explotando desde hace sólo diez años.
El país africano produce "ópalos de agua, que son cristalinos y casi transparentes, aunque poseen un amplio espectro de colores, igual que los ópalos de fuego, que presentan una especie de huellas dactilares que irradian el color", señaló Harlow.
Los ópalos se caracterizan por poseer una estructura interna que disipa la luz y les ofrece cualidades iridiscentes que los diferencia del resto de gemas.
Además, este preciado mineral es a menudo un elemento que ayuda a fosilizar a animales y plantas.
En la exposición "contamos con almejas 'opalizadas' procedentes de Australia. Son moluscos que quedaron entre los sedimentos y luego esos sedimentos formaron ópalos; si se mira el dorso, conservan la concha del animal", añadió el comisario de la muestra.
A diferencia de otras gemas, el efecto reflector del ópalo no se debe a sus impurezas, sino a la penetración de la luz a través de unos espacios vacíos de su estructura.
Este tipo de gemas son frágiles y sensibles a los cambios de temperatura, por lo que requieren una cierta protección cuando se utilizan en joyería.
Las piezas que se suman a la exposición permanente del museo fueron cedidas en su totalidad por coleccionistas privados.
Entre las gemas más preciadas con las que cuenta el Museo de Historia Natural de Nueva York, se encuentran los rubíes y las labradoritas de Birmania (Myanmar), ya que debido a los problemas diplomáticas en los que se encuentra sumido el país, tanto Estados Unidos como la Unión Europea han frenado la importación de minerales.
NUEVA YORK, ESTADOS UNIDOS.- El
Las nuevas gemas se exponen desde hoy en la sala Harry Frank Guggenheim del museo, que está dedicada a los minerales, y pasarán a formar parte de la exposición permanente que reúne piedras preciosas de todo el mundo.
"Aunque existen yacimientos de ópalos en cualquier país, el 85 por ciento procede de las ciudades de Queensland y New South Wales en Australia", explicó hoy el comisario de la exposición, George Harlow.
Estas recientes adquisiciones del museo proceden de Brasil, Honduras, Etiopía, Australia y Estados Unidos, países que producen piedras muy diversas por sus características condiciones geológicas.
Etiopía es uno de los países emergentes en la producción de ópalos, ya que sus yacimientos se están explotando desde hace sólo diez años.
El país africano produce "ópalos de agua, que son cristalinos y casi transparentes, aunque poseen un amplio espectro de colores, igual que los ópalos de fuego, que presentan una especie de huellas dactilares que irradian el color", señaló Harlow.
Los ópalos se caracterizan por poseer una estructura interna que disipa la luz y les ofrece cualidades iridiscentes que los diferencia del resto de gemas.
Además, este preciado mineral es a menudo un elemento que ayuda a fosilizar a animales y plantas.
En la exposición "contamos con almejas 'opalizadas' procedentes de Australia. Son moluscos que quedaron entre los sedimentos y luego esos sedimentos formaron ópalos; si se mira el dorso, conservan la concha del animal", añadió el comisario de la muestra.
A diferencia de otras gemas, el efecto reflector del ópalo no se debe a sus impurezas, sino a la penetración de la luz a través de unos espacios vacíos de su estructura.
Este tipo de gemas son frágiles y sensibles a los cambios de temperatura, por lo que requieren una cierta protección cuando se utilizan en joyería.
Las piezas que se suman a la exposición permanente del museo fueron cedidas en su totalidad por coleccionistas privados.
Entre las gemas más preciadas con las que cuenta el Museo de Historia Natural de Nueva York, se encuentran los rubíes y las labradoritas de Birmania (Myanmar), ya que debido a los problemas diplomáticas en los que se encuentra sumido el país, tanto Estados Unidos como la Unión Europea han frenado la importación de minerales.
Síguenos en