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La autofagia le da el Nobel al japonés Yoshinori Ohsumi

Nacido en Fukuoka, Japón, dijo que el premio era su sueño cuando era niño

La autofagia le da el Nobel al japonés Yoshinori Ohsumi

COPENHAGUE, DINAMARCA (04/OCT/2016).- El Premio Nobel de Medicina se fue este año a Japón. La Real Academia de las Ciencias de Suecia reconoció a Yoshinori Ohsumi, descubridor de los mecanismos de la autofagia, proceso básico de degradación y reciclaje de componentes celulares y de gran importancia en muchos fenómenos fisiológicos.

La autofagia es esencial, por ejemplo, en la adaptación a la inanición o en las respuestas a las infecciones, y su interrupción ha sido vinculada a males como el párkinson, la diabetes tipo 2 y otros desórdenes relacionados con la vejez, así como a enfermedades genéticas o al cáncer.

Ohsumi, nacido en Fukuoka, Japón, reveló a inicios de la década de 1990 los dispositivos subyacentes a ese proceso partiendo del análisis de la levadura, que le sirvió para identificar genes esenciales para la autofagia y sentar las bases de un nuevo modelo en la comprensión de cómo las células reciclan su contenido.

Es el 25 japonés en ganar un premio Nobel, y el cuarto en obtener el de Medicina, según los medios de comunicación nipones.
El japonés afirma haber evitado siempre los campos de investigación más populares.

“No me gusta la competición. Me divierto haciendo lo que otros no hacen, más que haciendo lo que todo el mundo quiere hacer”, declaró durante una conferencia de prensa en Tokio tras el anuncio de su premio.

“Era mi sueño cuando era un niño pequeño pero dejé de pensar en el Nobel desde que me hice investigador”, agregó.

Ohsumi, de 71 años de edad, con el rostro sonriente, barba blanca sin bigote, y gafas sin montura, realizó la mayor parte de su carrera de biólogo en la Universidad de Tokio.

Allí llevó a cabo experimentos sobre el proceso de la autofagia, del que dio las claves esenciales para conocer el envejecimiento y la respuesta del cuerpo ante el hambre y las infecciones. El proceso autofágico está implicado en varias afecciones, como el cáncer y las enfermedades neurológicas.

Este ámbito de la investigación “no atraía mucho la atención en el pasado, pero ahora estamos en una época en la que se pone un mayor acento sobre esto”.

Afirmó haberse “sorprendido” cuando el secretario del jurado, Thomas Perlmann, lo llamó por teléfono: “cuando empecé mis trabajos hace 27 años, había 20 artículos (sobre el tema), (ahora) quizá haya cinco mil”, declaró.

Vinculado al Instituto de Tecnología de Tokio, Yoshinori Ohsumi sucede en el palmarés del galardón a su compatriota Satoshi Omura, el irlandés William Campbell y el chino Youyou Tu, premiados en 2015 por sus estudios sobre infecciones causadas por parásitos y sus nuevas terapias contra la malaria.

El científico japonés recibirá un diploma, una medalla de oro y una dotación económica, que este año será de ocho millones de coronas suecas (933 mil dólares), en la ceremonia de entrega el 10 de diciembre en Estocolmo, al igual que el resto de premiados.

SABER MÁS

En frutas y chocolates

Trabajos en animales han revelado que los estimuladores de la autofagia podían mejorar la respuesta anticancerígena, por medio de la respuesta inmunitaria. Otros investigadores han trabajado para inhibir la autofagia y así reducir el estrés celular ligado a la quimioterapia.
 
Mientras llegan los ensayos clínicos en humanos ya se puede estimular la autofagia con la alimentación, vía el resveratrol, un antioxidante presente en el vino tinto, algunas frutas y el chocolate.

La comprensión de patologías

El descubrimiento del mecanismo de la autofagia, merecedor del Premio Nobel de Medicina, podría contribuir a una mejor comprensión de patologías como las vinculadas al envejecimiento y tal vez un día permitir vivir más tiempo gozando de buena salud, estimaron varios especialistas.

“Este proceso es muy importante pues si la célula no es capaz de limpiarse, habrá una acumulación de desechos”, explicó Isabelle Vergne, investigadora del CNRS (Centro Nacional de Investigaciones Científicas, de Francia), que trabaja sobre la autofagia.

“Si este proceso se desbarata completamente, puede comportar numerosas patologías”, agregó. Es el caso de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o el Parkinson, enfermedades infecciosas o diferentes tipos de cáncer.

Pero otras patologías como la obesidad o la diabetes, algunas enfermedades cardiovasculares o intestinales o incluso la artrosis también estarían implicadas.

“La mayoría de las grandes patologías están ligadas a una insuficiencia o a una disfunción del proceso autofágico”, señaló por su parte el profesor Guido Kroemer, otro especialista francés que trabaja en el INSERM (Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica francés).

En la mayoría de las patologías, la autofagia debe ser estimulada, como en las enfermedades neurodegenerativas, para eliminar los agregados de proteínas que se acumulan en las células enfermas.

Ocurre lo mismo para la diabetes, la arteriosclerosis o las enfermedades infecciosas cuando se trata de estimular la reacción inmunitaria.

“Es más complejo en el cáncer”, según el profesor Kroemer, quien precisó que, según el caso, se puede perseguir “estimular o, al contrario, inhibir” el proceso autofágico.

UN CONCEPTO DE LOS SESENTA

Este proceso primero se observó en la levadura

• La “autofagia” es un procedimiento para degradar y reciclar componentes celulares.

• La palabra autofagia proviene del griego y significa “comerse a sí mismo”.

• El concepto nació en la década de los años sesenta, cuando los científicos observaron por primera vez que la célula podía destruir sus propios contenidos encerrándolos en una membrana y trasladándolos a un compartimento de “reciclaje” para su degradación.

• Este proceso primero se observó en la levadura, y después se mostró que en nuestras células ocurría lo mismo.

• Pero este proceso de las células no sólo precisa energía sino, que también ayuda a ahorrarla, ya que el material que se descompone se utiliza para fabricar nuevos componentes celulares.

• La autofagia es fundamental para las células en los casos de proteínas desgastadas o mal construidas, que deben ser eliminadas de inmediato para evitar pérdida de funciones.

• También sirve para desmontar y eliminar virus y bacterias intrusas. Además, la autofagia puede proporcionar rápidamente energía y contribuye a la regeneración de componentes celulares, siendo esencial para una respuesta celular a la inanición y otros tipos de estrés.

• También hay indicios de que podría contribuir a enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer o el parkinson. Al parecer, en las células de las personas mayores el proceso de autofagia funciona peor.

• Como consecuencia se eliminan menos desperdicios celulares y permanecen proteínas defectuosas que se integran en células jóvenes intactas.

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