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Jóvenes japoneses dicen “no” a la carne de ballena

El consumo de carne de ballena se ha reducido drásticamente en Japón por la falta de interés de los más jóvenes, que prefieren disfrutar de esos cetáceos en el mar antes que comer el producto de una caza cada vez más criticada.

Tokio.- El consumo de carne de ballena se ha reducido drásticamente en Japón por la falta de interés de los más jóvenes, que prefieren disfrutar de esos cetáceos en el mar antes que comer el producto de una caza cada vez más criticada.

La caída en la demanda, unida a un precio más asequible y a las pérdidas del sector ballenero, parecen haberse aliado contra la caza de cetáceos, actividad que Japón lleva a cabo cada año con supuestos "fines científicos" en medio del escepticismo internacional.

Según dijo a Efe un responsable de Greenpeace Japón, Junichi Sato, sólo el 10 por ciento de la población nipona, generalmente de entre 50 y 60 años, consume carne de ballena porque lo hacían cuando eran niños, pero las nuevas generaciones directamente "pasan".

"Las generaciones jóvenes prefieren contemplar las ballenas en el mar antes que comer la carne", aseveró Sato.

Un reciente informe del diario "Japan Times" calificaba de "moribunda" la industria de carne de ballena.

Según el Instituto de Investigación de Cetáceos de Japón, cada año se venden en Japón 5.560 toneladas de carne de ballena valoradas en 5.500 millones de yenes (unos 54 millones de dólares, 35 millones de euros).

Pero la tendencia a la baja en el consumo de carne de ballena es patente en restaurantes y supermercados, cada vez más reacios a vender un producto que tradicionalmente ha formado parte de la dieta nipona, especialmente en las provincias costeras, según un estudio de Greenpeace divulgado hoy por la agencia local Kyodo.

De los cinco principales operadores de un total de 24 supermercados que ofertan carne de ballena, cuatro respondieron en ese estudio que dejarán de venderla progresivamente y sólo una, Daiei, afirmó que seguirá con el negocio.

Otras cuatro empresas dijeron que continuarán vendiéndola pero admitieron que cada vez ofrecen menor cantidad y se mostraron reticentes a seguir haciéndolo debido a que "virtualmente no hay demanda", según la cadena de sushi Atom, que vende menos de seis kilos al año.

El Gobierno nipón vende para el consumo la carne de ballena que caza el Instituto de Investigación de Cetáceos, comisionado para destinar esas capturas a fines científicos. Un gran cetáceo puede llegar a costar 5 millones de yenes (49.000 dólares, 32.000 euros).

"Si realmente desean estudiar las ballenas no tendrían por qué matarlas, pero los balleneros japoneses aprovechan la licencia de la Comisión Ballenera Internacional para investigar y van al Antártico a cazar", afirma Sato.

Al Gobierno nipón y a los defensores de la caza de ballenas le crecen los argumentos en contra, en momentos en que los activistas australianos han incrementado sus protestas contra los balleneros nipones en aguas de la Antártida en plena temporada.

Antes de 2003, en la mayor lonja de Japón, el "Tsukiji" de Tokio, el kilo de carne costaba 10.000 yenes (98 dólares, 63,7 euros) pero ahora esa misma cantidad se puede adquirir a entre 1.600 y 2.600 yenes el kilo.

Además, el Instituto de Investigación de Cetáceos, dependiente del Ejecutivo japonés, registró en 2006 unas pérdidas de 700 millones de yenes (6,86 millones de dólares, 4,46 millones de euros), a consecuencia de varios accidentes en barcos balleneros.

Para muchos la caza de ballenas ofrece una imagen negativa de Japón, pero para otros ello responde a una confusión cultural.

El legislador Yasukazu Hamada, del opositor Partido Democrático, dijo al diario "Japan Times" que "deberíamos aceptar las culturas culinarias de unos y otros y evitar decir qué es lo que se puede o no hacer".

"En Corea del Sur comen perros y en China monos, pero ellos nos llaman bárbaros", concluye Hamada.

Un año después de que la Comisión Ballenera Internacional (CBI) impusiera su moratoria en la comercialización de ballenas en 1986, Japón comenzó a cazar esos cetáceos con fines científicos.

La CBI permite que se capturen unas mil ballenas al año con esa finalidad y, en dos décadas, los balleneros nipones han cazado más de 10.000 ballenas.

EFE/ EL INFORMADOR/ Redacción/ EMD    07/ 03/ 08
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