Tecnología

Inspirados por la mitología griega, obsesionados con la tecnología

A partir de un simple diseño inspirado en una diosa griega, nace una de las marcas deportivas más emblemáticas de la historia

CIUDAD DE MÉXICO (31/AGO/2013).- Carolyn Davidson era una estudiante de diseño en la Universidad Estatal de Portland en 1971. Sin quererlo, de su imaginación creativa saldría una imagen que vestiría a una de las marcas más exitosas en la historia. El “Swoosh” entraría en la mente de millones de personas aficionadas al deporte para generar identidad. Un ala mitológica, que muchas veces es confundida por una simple palomita, se convertiría en toda una industria capaz de provocar amor u odio al mismo tiempo.

Phil Knight era un tipo de barba pelirroja y ojos bien abiertos. Por los pasillos de aquella universidad, se paseaba para dar clases. En un aula encargó a Davidson crear diversos prototipos para una nueva empresa deportiva. Entre todas las imágenes, fue la inspirada por la ala de una diosa griega, la que sobresaltó los sentidos del profesor. Niké, diosa de la victoria; veloz y empedernida, se convirtió en un pequeño logo. Desde Oregon, el deporte mundial estaba a punto de cambiar desde su imagen, hasta su tecnología.

Knight se unió a su entrenador de Atletismo Bill Bowerman para crear “Blue Ribbon Sports” (BRS), una empresa que importaba tenis desde Japón. Con 500 dólares cada uno, extendieron sus ambiciones decidiendo crear su propia marca con la creación de Davidson. Bowerman, un amante del atletismo y ex corredor, se obsesionó con la idea de ayudar a los tiempos de los atletas desde los zapatos deportivos que fabricaban. El viejo entrenador aseguraba que un simple artículo de vestimenta, podría volverse una herramienta vital.

Desde su origen, la lucha contra los limitantes naturales fue empedernida. Bajo serias demandas de derechos humanos por los niños que indirectamente fabricaban sus artículos, la empresa norteamericana sigue con sus investigaciones científicas. En Londres 2012, un traje causó polémica en los nadadores que se presentaron a esos juegos olímpicos. Nike aseguraba ayudar a reducir los tiempos por la textura de la vestimenta. El Turbo Speed tenía unos orificios en algunas partes donde el aire se encerraba haciendo aumentar la velocidad, aseguraban. El comité olímpico internacional desestimó su uso.

En 1980, con menos de una década de existencia, Nike contrató a una joven estrella del basquetbol de la NBA. El acuerdo entre Michael Jordan y la empresa deportiva provocó un parte-aguas en la vida de los atletas profesionales. Se creó el marketing deportivo basado en artículos. El “Air Jordan” fue una revolución. Entre tanto aficionado, nadie se atrevía a negar que los tenis que calzaba el 23 de los Toros de Chicago no le ayudaban a “volar”. El mundo quería saltar y correr como Mike. El éxito rotundo generó nuevas ideas, un panorama se abría.

La promesa era correr más rápido, saltar más, llegar antes que nadie en la piscina. El mensaje desde la empresa deportiva, que pronto se convirtió en un estatus más que una marca, era vencer todo tipo de obstáculos que hasta hace muy poco se les consideraba terrenales. El sudor del corredor era absorbido por la camiseta, la válvula de aire colocada en el tenis aumentaba la velocidad, y los tachones de nuevos colores hacían que el balón fuera mejor golpeado. Palabras como Dri-fit, Hyperfuse, Nike Shox y Flywire entre otras, se volvieron parte del lenguaje deportivo.

Los atletas de élite ahora sirven de actores principales en comerciales con producciones cinematográficas enfocando el nuevo producto. Con la imaginación volando, hace unos días Nike sacó un comercial donde los tradicionales rarámuris, conocidos por sus ancestrales caminatas largas a lo largo de la Sierra Tarahumara, usaban sus productos. Los pies lastimados, endurecidos por las inclemencias, ahora lucían colores fosforescentes. Conocidos por su resistencia, se intentó sacar provecho de ese aspecto para nuevas ventas con el pretexto de un calzado hecho para las más rudas circunstancias.

Posicionados como muy pocos, el estatus de la palomita genera imágenes inimaginables como la del grupo indígena. De aquella obsesión de Bowerman queda el espíritu de intentar romper las barreras de lo posible. De tecnología se habla en cada comercial, con la sensación mental de que es posible todo lo que dicen. Desde el calzado, la vestimenta o un reloj que controle los latidos de tu corazón mientras te desempeñas en la pista, el deporte tuvo una nueva cara cuando una diosa mitológica inspiro a una joven estudiante a la que le pagaron 35 dólares.

Sinembargo.mx
Síguenos en

Temas

Sigue navegando