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El Tiranosaurio Rex era un formidable depredador

Estudio señala que el rey de los dinosaurios perseguía a vertebrados de gran tamaño

LONDRES, INGLATERRA (25/ENE/2011).- El Tiranousaurio Rex no era un carroñero, sino un depredador formidable comparable con los osos polares y los leones que recorren grandes distancias para cazar a sus presas, según un estudio de la Sociedad Zoológica de Londres (ZSL).

El estudio ratifica la imagen que Hollywood ha creado del agresivo T-Rex y contradice la visión de otros especialistas, que consideran que el rey de los dinosaurios fue más una suerte de hiena carroñera del Cretácico que un león cazador.

Esta última teoría se defiende a partir de las características físicas del Tiranosaurio Rex, como sus diminutas patas delanteras y un sentido del olfato altamente desarrollado.

Pero para el equipo de la ZSL dirigido por el profesor Chris Carbone, al igual que los principales depredadores de hoy en día, el T-Rex perseguía a vertebrados de gran tamaño -probablemente dinosaurios herbívoros-, que atrapaba con sus potentes mandíbulas y dientes con forma de daga de 15 centímetros de longitud.

Esta hipótesis se asienta en las pautas de vida estudiadas en el desierto del Serengueti, en la actual Tanzania, que han sido comparadas con las características de los dinosaurios que vivían en el periodo Cretácico (entre hace 145.5 y 65.5 millones de años).

"Entendiendo las fuerzas ecológicas implicadas, hemos podido demostrar que el comportamiento carroñero no era opción viable para el T-Rex, que no pudo competir con dinosaurios de menor tamaño. Las especies más pequeñas descubrirían los restos más rápidamente, aprovechando al máximo ser los primeros en llegar", explicó Carbone.

El estudio, publicado en el último número de la revista "Proceedings of the Royal Society B", considera un error fiarlo todo a las características físicas del animal, porque determinados rasgos asociados a la actividad carroñera, como los dientes afilados, la buena visión y la velocidad, también son buenos para cazar.

De hecho -destaca el estudio- especies que son muy parecidas físicamente, como las águilas y los buitres, tienen estrategias de alimentación completamente distintas.

Para el equipo de la ZSL, el gran tamaño del T-Rex y su postura erguida habrían sido muy útiles, tanto para encontrar cadáveres de animales como para localizar presas vivas.

"La visión binocular del animal, la potencia de su mordida y la resistencia de sus dientes a los impactos" sugerirían que se adaptó mejor a "un activo estilo de vida depredador", argumentan.

Pero el principal argumento en contra del T-Rex carroñero es que no hubiera dispuesto de suficiente alimento para su supervivencia, ya que había un alto número de especies de dinosaurios carnívoros más pequeños, que eran mucho más rápidos para encontrar la carne.

"Los restos animales de gran tamaño eran una rareza y había una gran competencia por ellos, lo que los convertía en una fuente de alimento aleatoria", se indica en la investigación.

"Nuestros resultados sugieren que el T-Rex y otros dinosaurios carnívoros extremadamente grandes habrían sido incapaces de competir únicamente como carroñeros y habrían tenido como primera opción cazar grandes vertebrados, una situación similar a la de muchos grandes mamíferos carnívoros de los ecosistemas actuales".
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