Tecnología

Drone Project presenta sus drones en el Campus Party

Asesoran a los asistentes en la programación del software para controlar el vuelo de los drones

GUADALAJARA, JALISCO (26/JUN/2014).- No, a pesar de que vuelan no son helicópteros: estos aparatos (que tampoco son juguetitos) se llaman drones, y en Guadalajara es posible encontrarlos en Drone Project ( @DroneProjectMX), quienes tienen presencia en el Campus Party en la Expo Guadalajara. Ofertan talleres de construcción en donde asesoran a los asistentes en reparación, compra de partes y programación del software necesario para controlar el vuelo de los drones.

Los prototipos que trabajan con software libre pueden variar en sus precios, desde 150 dólares los más pequeños hasta arriba de 50 mil dólares los más grandes.

En Drone Project asesoran sobre el tipo de tarjeta que pueden utilizar. Uno de los drones en el Campus Party pesa aproximadamente siete kilos, mientras que el pequeño no supera el kilo. Entre los modelos comerciales está en DJI Phantom, que puede costar 13 mil pesos (sin la cámara integrada, que sería una inversión extra de cinco mil pesos, aproximadamente). En síntesis, fabricar uno comprando las partes y armándolo puede salir más barato, pero se necesita de una buena asesoría (como la de Drone Project) para saberlo hacer.

Elías Ruíz de Motion VideoLab trabaja con drones para en ellos montar una cámara y grabar desde las alturas: por ejemplo, la última rodada en bicicleta de World Naked Bike en Guadalajara, hace apenas unas semanas, o las presentaciones más concurridas en el Campus Party son registradas por cámaras GoPro instaladas en la base de los drones, y para ello también ponen estabilizadores antivibración para lograr que la imagen no varíe en su calidad a pesar de las maniobras que el piloto ejecute.

A pesar de que no existe un piloto como tal en estas pequeñas aeronaves, sí se le considera como piloto al que maneja el control remoto de ellas. Elías, quien tiene cerca de ocho años de experiencia, afirma que es necesario un año para conocerlos bien y no tener dificultades al momento de manejarlos: son muchos los factores que incluyen, desde las condiciones meteorológicas hasta el riesgo de cuando se sobrevuela en un lugar donde hay gente, afirma “No nada más es saberle mover al control, no cualquiera puede comprar uno y ponerse a volarlo".

Los controles alcanzan sin problemas el kilómetro de distancia para transmitir sus señales, y se puede ampliar su cobertura con antenas de expansión. Dado que trabajan con dos frecuencias de gigaherz (2.4 y 5.8), no suele haber interferencia para mandar las señales. Los motores colocados en cada hélice son de batería eléctrica, y uno pequeño puede cargarse en 45 minutos y durar entre siete y quince minutos en acción, según el peso del drone.

EL INFORMADOR / JORGE PÉREZ
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