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Diez años construyendo la primera ciudad espacial

La Estación Espacial Internacional (EEI), la plataforma orbital que anticipa una futura colonización humana del espacio.

MOSCÚ, RUSIA.- El lanzamiento desde el cosmódromo kazajo de Baikonur del módulo ruso "Zaryá", el 20 de noviembre de 1998, hace ahora diez años, supuso el inicio de la Estación Espacial Internacional (EEI), la plataforma orbital que anticipa una futura colonización humana del espacio.

Diez meses antes de esa histórica primera piedra, los gobiernos de Rusia, Estados Unidos, Japón, Canadá y de los países miembros de la Agencia Espacial Europea (ESA) firmaron el acuerdo internacional para la creación de la EEI.

El 4 de diciembre de ese mismo año, el transbordador estadounidense Endeavour despegaba desde el Centro Espacial Kennedy hacia la plataforma orbital con el módulo "Unity", el segundo componente de la EEI, que se acopló dos días más tarde a la unidad "Zaryá".

Año y medio más tarde, el 12 de julio de 2000, Rusia lanzó al cosmos el módulo de servicio "Zvezdá", cuyo objetivo era garantizar las funciones vitales de la plataforma orbital y que se iba a convertir unos meses más tarde en la casa provisional de los primeros inquilinos de la EEI.

El 31 de octubre se abría pues un nuevo capítulo en la historia de la plataforma orbital al lanzarse la nave pilotada Soyuz con los integrantes de la primera tripulación permanente de la EEI, integrada por el estadounidense William Shepherd y los rusos Yuri Gidzenko y Serguéi Krikaliov.

A esta misión siguieron otras 17, y actualmente se encuentra en la plataforma orbital la expedición número 18, integrada por el ruso Yuri Lonchakov y los estadounidenses Michael Fincke y Greg Chamitoff, que próximamente será sustituido por su colega Sandra Magnus.

El nombre de Denis Tito entró en la historia como el primer turista espacial en la estación orbital, que partió hacia la EEI el 28 de abril de 2001, viaje por el cual tuvo que desembolsar más de 20 millones de dólares.

Pocos días antes de inaugurar el cosmos como nuevo destino turístico, el científico británico Stephen Hawking animaba a todos aquellos millonarios que pudieran permitírselo a viajar al espacio y agregaba, no sin ironía, que si alguno de ellos no regresaba, no sería una gran pérdida.

A Tito le siguieron el sudafricano Mark Shuttleworth, apodado el "afronauta" (2002), y el estadounidense Gregory Olsen (2005).

La estadounidense de origen iraní Anousha Ansari se convirtió en la primera mujer turista en viajar a la plataforma orbital (2006), seguida del estadounidense de origen húngaro Charles Simonyi (2007) y Richard Garriott, hijo del ex astronauta estadounidense Owen Garriott (2008).

El 20 de noviembre, la EEI cumplirá 3.653 días en el cosmos, y las 18 tripulaciones sumarán 2.940 días en el espacio, en los que han tenido que lidiar con problemas de todo tipo, desde retretes atascados hasta elevados niveles de ruido, que allí dentro es permanente.

Pero no todo son problemas y también hay momentos de ocio y tiempo para celebrar los cumpleaños, la Navidad e incluso bodas y disfrutar de los regalos que familiares y amigos envían desde la Tierra, desde música y películas hasta "manjares terrenales" como tomates, cítricos, frutos secos, caramelos o chocolate.

Eso sí, los tripulantes deben renunciar al alcohol durante su estancia en la EEI y, para brindar, sustituyen las burbujas del champán por las de cualquier bebida gaseosa.

Eso es de agradecer para la seguridad de la EEI sobre todo con el Año Nuevo, al que los tripulantes dan la bienvenida 16 veces, las mismas que dan la vuelta alrededor de la Tierra en 24 horas.

Sin embargo, siempre queda la opción de echar un traguito de coñac, tradicionalmente "colado" de contrabando por los cosmonautas rusos, y que los controles dejan pasar movidos por la solidaridad y con el tácito consentimiento de los responsables de vuelo, costumbre heredada del tiempo de la plataforma espacial Mir.

El transbordador Endeavour se acopló el pasado día 16 a la EEI y comenzó las tareas que permitirán a la plataforma orbital aumentar a partir del próximo año de tres a seis el número de integrantes de la tripulación permanente.

A pesar de la crisis global, Rusia no piensa por el momento recortar gastos, entre otros para el desarrollo de una nueva nave pilotada y la construcción de un nuevo cosmódromo.

Además, las naves Soyuz serán el único vehículo de abastecimiento y relevo de tripulaciones de la EEI una vez que los transbordadores estadounidenses sean retirados de servicio en 2010, como ya ocurrió entre 2003 y 2005, tras el accidente del transbordador Columbia.
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