Tecnología

Descubrimiento de ondas gravitacionales, Premio Princesa de Asturias

El jurado señala que el logro responde a uno de los desafíos más importantes de la física en toda su historia

MADRID, ESPAÑA (13/JUN/2017).- Los físicos Rainer Weiss, Kip S. Thorne, Barry C. Barish y la Colaboración Científica LIGO resultaron ganadores del Premio Princesa de Asturias de Cooperación Científica y Técnica por la detección directa de las ondas gravitacionales.

El jurado encargado de la concesión del premio señaló que este logro responde a uno de los desafíos más importantes de la física en toda su historia.

Apuntó que el premio reconoce el talento individual y la obra colectiva de más de mil investigadores de un centenar de instituciones de 18 países.

Anotó que el proyecto LIGO supone un reto tecnológico de primera magnitud y que la extraordinaria precisión alcanzada por sus instrumentos ha permitido observar colisiones de agujeros negros muy masivos que ocurrieron hace más de mil millones de años.

Señaló que la detección de ondas gravitacionales, ondulaciones del espacio-tiempo anticipadas por Albert Einstein en su Teoría de la Relatividad General hace un siglo, abre una ventana para el estudio del universo, que permitirá descubrir nuevos fenómenos y alcanzar regiones del espacio-tiempo no accesibles con las técnicas actuales.

Los físicos Rainer Weiss, Kip S. Thorne y Ronald Drever (fallecido en marzo de 2017) fueron los que, en los años 80, propusieron la construcción del Observatorio de Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales (LIGO, por sus siglas en inglés).

Este observatorio estuvo dirigido entre 1997 y 2006 por el físico Barry C. Barish, que impulsó la fundación en 1997 de la Colaboración Científica LIGO, en la que se han integrado investigadores de universidades e instituciones de todo el mundo.

Los detectores LIGO comenzaron a funcionar en 2002 y 13 años después, la Colaboración Científica LIGO anunció la primera detección de ondas gravitacionales procedentes de la colisión de dos agujeros negros de características desconocidas hasta ese momento.

Esto ha supuesto un hito en la historia de la física al confirmar la predicción de Einstein y ha marcado el inicio de un nuevo campo de la astronomía, la astronomía de ondas gravitacionales.

Este descubrimiento está considerado uno de los logros científicos más importantes del siglo al validar uno de los pilares de la física moderna -la teoría general de la relatividad- y abrir una nueva ventana para observar el Universo.

Colaboración Científica LIGO (LSC, por sus siglas en inglés) es un grupo de mil 167 científicos del campo de la física de más de un centenar de universidades e instituciones de 18 países, cuya misión principal es la detección directa de ondas gravitacionales.

Esto, con el objetivo de emplearlas en la exploración de las leyes fundamentales de la gravedad, así como la investigación, desarrollo y perfeccionamiento de las técnicas para la detección y la puesta en marcha y uso de los detectores de ondas gravitacionales.

La LSC desarrolla la investigación de LIGO, el mayor observatorio de ondas gravitacionales y uno de los experimentos físicos más sofisticados del mundo.
 Está formado por dos enormes interferómetros láser situados a más de tres mil kilómetros de distancia entre sí, uno en Livingston (Luisiana) y otro en Hanford (Washington).

Son dos detectores láser con forma de L y cada brazo de esa L tiene cuatro kilómetros.
 LIGO tiene sus orígenes en los años 80 y su financiación inicial fue aprobada en 1992, lo que supuso la mayor inversión que la Fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos había hecho jamás.

Está operado por el LIGO Laboratory, un consorcio del Instituto Tecnológico de California (Caltech) y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y constituye un recurso internacional para físicos y astrofísicos de todo el mundo.

A esta edición concurrían un total de un total de 39 candidaturas procedentes de 17 países.

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