Tecnología

Dependencia a nuevas tecnologías, mal que puede curarse

Desarrollan terapias para combatir la adicción al mundo digital, y llevar al paciente lejos de las pantallas

PARÍS, FRANCIA (27/JUN72013).- Cuando no se puede pasar más de tres minutos sin  consultar febrilmente el celular en espera de un nuevo mensaje, mail, sms o  tuit, el estrés digital amenaza: la dependencia de las nuevas tecnología  existe, pero están desarrollándose terapias para combatirlas, desde el  empapelado de pared anti-wifi hasta las vacaciones 100% "off-line".

"La gente se mantiene conectada sin cesar, en todas partes y en todas las  posiciones, en la cama, en los restaurantes o en las salas de espera", señala  Remy Oudghiri, director del instituto francés de encuestas Ipsos y autor de un  libro sobre la "e-dependencia".

Las pantallas han colonizado nuestra vida. En Estados Unidos, cerca de la  mitad de los adultos tienen un smartphone y más de un tercio una tableta  digital.

"Ese surgimiento de infinitas posibilidades de conexión lleva al usuario,  después de un periodo inicial de entusiasmo, a reflexionar sobre la manera de  disfrutar de la vida aprovechando al mismo tiempo su capacidad de conexión. La  cuestión es cómo evitar la dependencia", agrega Oudghiri.

Científicos franceses han creado un empapelado de pared especial que  bloquea las ondas wifi y la firma Ahlstrom se plantea comercializarlo el año  que viene.

La empresa considera que ese producto tiene un gran interés, sobre todo  para las instituciones de enseñanza, ya que puede impedir que los alumnos estén  pendientes de su celular durante los cursos.

Según una encuesta de Ispos, cerca de un tercio de los franceses sienten la  necesidad de conectarse y el fenómeno es comparable en otros países.

En 2006, Ipsos ya había señalado que en Francia, el 54% de las personas  interrogadas tenían la impresión de pasar menos tiempo con sus prójimos, a raíz  de las nuevas tecnologías. La cifra pasó a 71% en 2012.

''Desintoxicación digital''

Las empresas empiezan a tener en cuenta esa saturación, en particular en el  sector turístico, y ya hay hoteles que piensan en la "desintoxicación digital".

El hotel Westin de Dublín permite a sus clientes dejar sus celulares y  tabletas en la recepción y les propone a cambio un "equipo de desintoxicación"  que incluye un juego de mesa tradicional y material para plantar un árbol. Pero  todo ello tiene un precio: 175 euros por noche.

Otra iniciativa empresarial antidependencia: la firma norteamericana  Digital Detox organiza retiros sin internet en lugares aislados de Estados  Unidos o en países lejanos, como Camboya.

"Se trata de marketing", estima Thierry Crouzet, un bloguero que se  desconectó voluntariamente durante seis meses. "Hay montones de lugares  tranquilos. Nadie necesita contratar una gira turística en el Polo Norte",  precisa.

Crouzet, periodista de 49 años, contó su experiencia en su libro titulado  "Desenchufé", después de haber sufrido un "burn-out" digital a causa de una  dependencia que hacía que pasara las noches pendiente de las pantallas.

"Tengo muchos amigos blogueros que bajan el ritmo. Todos nos vamos dando  cuenta de que la tecnología no nos nutre", agrega.

En el mundo del trabajo, las empresas toman precauciones para que sus  empleados no pasen las 24 horas del día conectados a la red.

Por ejemplo, el fabricante de automóviles alemán Volkswagen decidió no  enviar mails a su personal entre las seis y cuarto de la tarde y las siete de  la mañana.

Y para los que no pueden resistir al llamado de las redes sociales, el  portal anti-social.cc propone un programa que bloquea el acceso a determinadas  conexiones.

Las curas de desintoxicación de internet empiezan a abundar en Estados  Unidos, entre ellas reSTART, que se presenta como la primera oferta de programa  de retiro de internet en el país.

En su portal, la firma indica que la mayoría de las personas tratadas  tienen entre 18 y 28 años y han tenido problemas en sus estudios a raíz de la  conexión permanente. Otros tienen dificultades para establecer relaciones  sociales en la vida real.

"Yo no utilizaría la palabra adicción. No es la misma dependencia que la  droga y la gente puede librarse de ella más fácilmente", concluye Oudghiri.
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