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Cafetaleros centroamericanos lidian con el cambio climático

La falta de lluvia ayuda a controlar plagas como hongos, pero disminuye la floración de la planta

BARVA DE HEREDIA, COSTA RICA (05/OCT/2015).- ''Hasta hace poco yo no me creía mucho lo del cambio climático, hoy es claro”, afirma Adrián Hernández, un productor de café de Costa Rica que ha tenido que luchar para salvar su explotación y evitar la ruina tras una sequía histórica en 2015.

“Nunca, en los 23 años que tengo de manejar esta finca hemos tenido un invierno sin lluvia”, explica en la finca Altamira, en Barva de Heredia, unos 17 kilómetros al Norte de San José.

La falta de lluvias le ha ayudado a controlar la roya, un hongo que desde hace tres años azota los cafetales de Centroamérica y que se expande rápidamente en condiciones de mucha humedad y calor.

Sin embargo, la sequía estuvo a punto de provocar un nuevo desastre, ya que la falta de agua reduce la floración de la planta y en consecuencia la cosecha.

“Es muy duro mantenerse en la actividad, hemos tenido que aumentar las aplicaciones de fungicida de una a tres por año. Y si no hay lluvias, pagar altas facturas por riego artificial, al final casi se trabaja al costo”.

Precios a la baja

El panorama, de por sí complicado, oscurece con los informes sobre los precios internacionales del producto, que según Promecafe -una red de organismos cafetaleros de Latinoamérica y entidades científicas internacionales- se ubican por debajo de los costos de producción.

El último reporte de la Organización Internacional de Café (OIC), de agosto, ubica el precio promedio en 1.21 dólares la libra.

En tales condiciones, enfrentados a problemas para garantizar su propia subsistencia, difícilmente los productores podrían invertir para apuntalar sus fincas.

“Este año he efectuado dos aplicaciones de fungicida y ya casi aplico otra porque es la única manera de controlar la roya, mientras tanto estoy probando con otras variedades, más resistentes” a la enfermedad, explica Adrián Hernández.

Variedades como el Obatá de Brasil y el Geisha, originario de Etiopía, han empezado a reemplazar paulatinamente los arbustos de Caturra y Catuai que dominan en la finca de Hernández.

Sin embargo, el reemplazo de cafetales es un proceso lento y costoso que no todos los productores de Centroamérica podrán afrontar, apunta Rodríguez, lo que plantea a los gobiernos y organismos internacionales la urgencia de fortalecer su apoyo.
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