Tecnología
Biotecnología agrícola, palanca para desarrollo alimentario
Este plan se usará para garantizar el abasto de alimentos en nuestro país
biotecnología agrícola que ya emplean más de 38 países para mejorar la calidad de sus cultivos.
Luis Rafael Herrera Estrella, director del Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad (Langebio), explicó que en este plan para garantizar abasto de alimentos, México cuenta con capital humano importante para impulsar la biotecnología agrícola y transformarla en palanca de desarrollo.
Es un recurso tecnológico que permitirá reforzar las acciones de trabajo para mantener en ascenso la producción agrícola, a fin de generar productos de mayor calidad a bajo costo y reducir el impacto negativo en el medio ambiente.
Herrera Estrella, integrante del Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República, calcula que más de 170 millones de hectáreas en el mundo son ocupadas para la producción de variedades de plantas transgénicas, cultivadas en 38 países.
A 18 años de que comenzó la comercialización de esos productos, 19 millones de agricultores han aprovechado esta alternativa tecnológica para mejorar la calidad de sus cultivos, 89 por ciento de los cuales se ubica en países en vías de desarrollo y corresponden a pequeños productores.
A nivel mundial, los organismos genéticamente modificados (OGMs) han dejado un beneficio económico superior a los 130 mil millones de dólares en los últimos ocho años. "Una cifra que pone en evidencia la nueva manera de hacer biología vegetal", enfatizó.
Destacó que esta alternativa agrícola ha emergido con éxito desde la posición negativa que ocupaba ocasionada por una visión de que es dañina a la salud, cuando las plantas modificadas son tan seguras como los productos convencionales.
"Sigue habiendo resistencia de grupos que han informado que la tecnología es mala para el consumo humano y causa daños al medio ambiente, pero está plenamente demostrado a nivel científico que es erróneo", expuso Herrera Estrella con base en diversas investigaciones realizadas por la Unión Europea en 2010.
Sin embargo, reconoció que las protestas lideradas por grupos opositores han ocasionado que la aprobación de un producto comercial genéticamente modificado cueste entre 10 y 50 millones de dólares, lo que ha puesto en riesgo la tecnología y promovido la monopolización por empresas multinacionales.
En México, comentó, uno de los mayores desafíos es tener disponibilidad de agua, reducir el uso de fertilizantes químicos y erradicar las melazas que son demasiado agresivas e impiden el crecimiento de los cultivos.
Además, dijo, la estrategia para producir entre 60 y 100 por ciento más de alimentos deberá ser prioritaria porque actualmente hay alrededor de 40 millones de personas en situación de pobreza, y en dos o tres décadas se tendrán 20 millones más de mexicanos.
El especialista, miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), agregó que México pertenece a los cinco países con mayor diversidad biológica del planeta, lo que demanda poner en marcha nuevas herramientas de secuenciación de genomas para conocer este "tesoro de valor incalculable" y reducir los costos de producción.
Y es que, argumentó, esa biodiversidad "esconde los secretos que permitirán desarrollar nuevos medicamentos, productos de uso industrial y variedades de plantas resistentes a la sequía y a las enfermedades que la población requiere para el futuro".
Desde hace algunos años, Herrera Estrella resaltó el trabajo en México para adaptar esta tecnología en algunos cultivos de interés, como el aguacate, el frijol, el amaranto y el maíz -que en tamaño es casi igual al del genoma humano-, además de espárragos y brócoli que son primordiales en el Bajío.
Un caso relevante en México ha sido la secuenciación del maíz palomero de Toluca, Estado de México, que es una de las razas más antiguas de este grano, destacó el director del laboratorio perteneciente al Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav).
Datos de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) indican que México es uno de los países con mayor número de autorizaciones otorgadas para comercializarlos, con un total de 132, y los cultivos utilizados en la generación de OGMs son en gran parte el maíz y el algodón, con 67 y 30 por ciento, y en menor cantidad: soya, canola, remolacha, arroz, alfalfa, jitomate y papa.
El especialista reiteró que la importancia de establecer estrategias complementarias, como la ingeniería genética, radica en incrementar la producción de alimentos con menos recursos en el campo mexicano, por lo que deberá seguir impulsándose estas tecnologías.
CIUDAD DE MÉXICO (02/JUN/2014).- En dos décadas México tendrá 20 millones más de habitantes, y la única manera de incrementar su producción de alimentos es el uso integral todas las tecnologías disponibles, en particular la
Luis Rafael Herrera Estrella, director del Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad (Langebio), explicó que en este plan para garantizar abasto de alimentos, México cuenta con capital humano importante para impulsar la biotecnología agrícola y transformarla en palanca de desarrollo.
Es un recurso tecnológico que permitirá reforzar las acciones de trabajo para mantener en ascenso la producción agrícola, a fin de generar productos de mayor calidad a bajo costo y reducir el impacto negativo en el medio ambiente.
Herrera Estrella, integrante del Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República, calcula que más de 170 millones de hectáreas en el mundo son ocupadas para la producción de variedades de plantas transgénicas, cultivadas en 38 países.
A 18 años de que comenzó la comercialización de esos productos, 19 millones de agricultores han aprovechado esta alternativa tecnológica para mejorar la calidad de sus cultivos, 89 por ciento de los cuales se ubica en países en vías de desarrollo y corresponden a pequeños productores.
A nivel mundial, los organismos genéticamente modificados (OGMs) han dejado un beneficio económico superior a los 130 mil millones de dólares en los últimos ocho años. "Una cifra que pone en evidencia la nueva manera de hacer biología vegetal", enfatizó.
Destacó que esta alternativa agrícola ha emergido con éxito desde la posición negativa que ocupaba ocasionada por una visión de que es dañina a la salud, cuando las plantas modificadas son tan seguras como los productos convencionales.
"Sigue habiendo resistencia de grupos que han informado que la tecnología es mala para el consumo humano y causa daños al medio ambiente, pero está plenamente demostrado a nivel científico que es erróneo", expuso Herrera Estrella con base en diversas investigaciones realizadas por la Unión Europea en 2010.
Sin embargo, reconoció que las protestas lideradas por grupos opositores han ocasionado que la aprobación de un producto comercial genéticamente modificado cueste entre 10 y 50 millones de dólares, lo que ha puesto en riesgo la tecnología y promovido la monopolización por empresas multinacionales.
En México, comentó, uno de los mayores desafíos es tener disponibilidad de agua, reducir el uso de fertilizantes químicos y erradicar las melazas que son demasiado agresivas e impiden el crecimiento de los cultivos.
Además, dijo, la estrategia para producir entre 60 y 100 por ciento más de alimentos deberá ser prioritaria porque actualmente hay alrededor de 40 millones de personas en situación de pobreza, y en dos o tres décadas se tendrán 20 millones más de mexicanos.
El especialista, miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), agregó que México pertenece a los cinco países con mayor diversidad biológica del planeta, lo que demanda poner en marcha nuevas herramientas de secuenciación de genomas para conocer este "tesoro de valor incalculable" y reducir los costos de producción.
Y es que, argumentó, esa biodiversidad "esconde los secretos que permitirán desarrollar nuevos medicamentos, productos de uso industrial y variedades de plantas resistentes a la sequía y a las enfermedades que la población requiere para el futuro".
Desde hace algunos años, Herrera Estrella resaltó el trabajo en México para adaptar esta tecnología en algunos cultivos de interés, como el aguacate, el frijol, el amaranto y el maíz -que en tamaño es casi igual al del genoma humano-, además de espárragos y brócoli que son primordiales en el Bajío.
Un caso relevante en México ha sido la secuenciación del maíz palomero de Toluca, Estado de México, que es una de las razas más antiguas de este grano, destacó el director del laboratorio perteneciente al Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav).
Datos de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) indican que México es uno de los países con mayor número de autorizaciones otorgadas para comercializarlos, con un total de 132, y los cultivos utilizados en la generación de OGMs son en gran parte el maíz y el algodón, con 67 y 30 por ciento, y en menor cantidad: soya, canola, remolacha, arroz, alfalfa, jitomate y papa.
El especialista reiteró que la importancia de establecer estrategias complementarias, como la ingeniería genética, radica en incrementar la producción de alimentos con menos recursos en el campo mexicano, por lo que deberá seguir impulsándose estas tecnologías.
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