Tecnología
Agujeros negros giran a una velocidad cercana a la de la luz
Las observaciones de los rayos X que emite el agujero indican que gira al menos a un 84% la velocidad máxima que, en teoría, puede alcanzar un objeto de esta naturaleza
La masa de los agujeros negros puede ser de miles de millones de veces superior a la del Sol y en la Vía Láctea existe uno de ellos. No obstante, los astrofísicos se han preferido parases observaciones aquel que ocupa el centro de la galaxia NGC 1365, ubicada a 56 millones de años luz de la Tierra.
Si hubiera que hacer una descripción gráfica de este fenómeno espacial, sería el de una esfera con una masa de dos millones de soles y un diámetro de más de tres millones de kilómetros y con una superficie que gira casi a la velocidad de la luz.
Con el nuevo telescopio espacial Nustar de la Agencia estadounidense del Espacio y la Aeronáutica (NASA) y el XMM-Newton de la Agencia Espacial Europea (ESA), un grupo de astrofísicos pusieron probar que el agujero negro rota rápidamente, aunque sin rebasar los límites impuestos por la teoría, basada en las ecuaciones de Einstein.
Las observaciones de los rayos X que emite el agujero indican que gira al menos a un 84% la velocidad máxima que, en teoría, puede alcanzar un objeto de esta naturaleza. Sin embargo, es posible que esté girando incluso al 97%, lo que da como resultado una fuerza de atracción a la que es imposible resistirse.
“Es la primera vez que se ha podido medir con precisión la velocidad de rotación de un agujero negro supermasivo”, dijo uno de los investigadores, Guido Risaliti, de la Universidad de Harvard y del Observatorio Astrofísico de Arcetri. “La energía rotacional de este agujero negro equivale a la rotación de mil millones de estrellas como el Sol durante mil millones de años”, explicó al indicar que esta velocidad es prácticamente imposible de darse en kilómetros por hora.
Lo que más despierta el interés de los astrofísicos es que la velocidad de giro de un agujero negro, que se revela en la deformación del espacio tiempo en la zona cercana al horizonte de sucesos (el punto donde ni la materia ni la luz escapan) puede considerarse el remanente fósil de su proceso de formación.
En este caso la conclusión es que el agujero negro de NGC 1365 se formó muy rápidamente, tragando enormes cantidades de gas y materia en poco tiempo, a partir de su origen hace unos cientos de millones años. Todavía se desconoce cómo pudo suceder esto, así que aún habrá que esperar la llegada de nueva tecnología que permita conocer los detalles de uno de los mayores misterios cósmicos.
Sinembargo.mx
Síguenos en