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A la busca de la viagra del Himalaya

Hasta 33 mil dólares el kilo es el precio del hongo gracias al empuje de la medicina tradicional china, el mercado crece en un pais con una renta per cápita de 750 dólares

KATMANDÚ, NEPAL (11/AGO/2012).- Cosechadores y mercaderes de Nepal han encontrado una potente fuente de beneficios en la "yarsagumba", un hongo que causa furor en la vecina China por sus supuestas propiedades tonificantes y su eficacia como afrodisíaco.

La "yarsagumba" es una especie de "viagra del Himalaya" un hongo que crece en las larvas de las polillas hasta momificarlas y adquirir su forma alargada, de apenas cinco centímetros, y un color terroso y a priori poco atrayente.

Su precio, sin embargo, se ha disparado gracias al empuje de la medicina tradicional china: un kilo de yarsagumba se paga en Katmandú a unos 33 mil dólares, frente a los 130 dólares que solía valer a comienzos de la década de 1990.

Y eso, en un país como Nepal, con una renta per cápita de 750 dólares, supone un atractivo de negocio para decenas de aldeanos, indiferentes al hecho de que no existen pruebas científicas del supuesto valor medicinal del producto.

"En Pekín creo que se está pagando a unos 74 mil dólares este año", cuenta Dipendra Bhandary, realizador del documental "Viaje a Yarsa", en el que sigue las vicisitudes de una familia a la busca de este raro producto.

En los distritos del noreste de Nepal, miles de personas pasan los meses de junio y julio a entre 3.500 y 5 mil metros de altura para buscar este hongo, la "yarsagumba", palabra tibetana que significa "hierba de verano, gusano de invierno".

Tras la apertura oficial de las montañas, en abril, comienza un delicado proceso de recolección que incluye la vida en pequeños campamentos en torno a apenas un pueblo y un mercado.

El ansiado producto se forma cuando las larvas de la polilla son atacadas por el hongo, que se alimenta de ellas: durante el invierno, las larvas están ocultas bajo tierra, pero en verano, cuando se derrite la nieve, quedan parcialmente al descubierto.

"Los ojos de los niños son más agudos, así que para ellos es más fácil cosechar la yarsagumba", explica Jagat Charti, un miembro del comité rural del distrito de Rukum, el principal centro de recolección del hongo.

Tras sacar la yarsagumba de la tierra, hay que lavarla y limpiarla con cuidado de impurezas, según otro miembro del comité, Chaya Bahadur Pun Magar, que precisa que la demanda depende de su claridad y longitud -la yarsa más amarilla y larga se paga mejor.

"Si uno tiene suerte -continúa Magar-, en los primeros días puede encontrar unos 200 hongos diarios, y más tarde entre 60 y 70. Luego la recolección cae".

En total, hacen falta 1.800 ó 2 mil hongos para reunir un kilo, la unidad habitual para regatear precios en un proceso de comercialización que comienza en Rukur y que luego llega a Katmandú, donde entran en liza los comerciantes chinos.

El Gobierno de Nepal legalizó el comercio de yarsagumba en el año 2002, pero las transacciones ya existían desde hace mucho tiempo, usado el hongo en la medicina tradicional china como reconstituyente, remedio contra enfermedades y afrodisíaco.

Aunque sí que machacan el hongo para tratarse la diarrea o los moratones, los propios aldeanos de Rukum dicen no tener noticia de esos efectos generales y aseguran que para lograr efectos afrodisíacos hace falta al menos consumirlo con asiduidad.

Y además, su valor de mercado es tal que les tiene más cuenta venderlo que consumirlo, según explican.

"Algo debe de tener el hongo para que los chinos estén pagando tanto", asegura Lacchi Pun Magar, también del comité de Rukum, cuyos miembros están estos días en Katmandú.

Con el aumento de la demanda, la nueva preocupación es la propia sostenibilidad de la producción, porque hace unos años los aldeanos lograban reunir 200 kilos y en la actualidad, apenas 60 ó 70 kilos.

El Gobierno de Nepal no tiene planes al respecto y los aldeanos de Rukum asumen que poco puede hacerse, aparte de diversificar iniciativas para encontrar medios de vida alternativos a la revolución de la yarsagumba.

"Había un tiempo -recuerda Gharti Magar- en que los pastores bajaban con el hongo desde los altos de las montañas, y lo freían como si fuera cualquier otra planta".
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