Tecnología
A blandir la espada por la Trifuerza
El título número 16 de la saga de Zelda debería venir con una advertencia, pues puede causar adicción
Sí, fue mi habilidad con el acero y no la estrategia con los botones. Asesté con precisión cada golpe en su contra; esquivé cada ataque; defendí mis flancos; reboté su embestida con el escudo. Soy un espadachín nato y lo descubrí gracias al Nintendo Wii.
No hay duda: si algo sabe hacer Nintendo es sacar jugo a sus franquicias. Y consta que con la saga de The Legend of Zelda ha buscado lucirse en cada entrega, desde que decidió "bañar en oro" a la primera, allá por 1986.
Skyward Sword, lanzado en noviembre de 2011 para los poseedores de una consola Wii, no es la excepción.
Link regresa a la aventura en un ambiente con personajes carismáticos, acertijos con amplio reto, escenarios bellísimos y rivales nuevos y memorables. Pero la verdadera gema es el sistema de juego; ése se lleva las palmas.
Nintendo logró una gran empatía entre la posición con la que blandes el mando y tu personaje. Si el movimiento es vertical, lo mismo ocurrirá en la pantalla. Si éste es horizontal o diagonal, el cambio en la dirección será respetado.
Eso permite encuentros variados y divertidísimos, pues tus enemigos no son tontos: se cubrirán y contraatacarán para tratar de reducir tus corazones a cero. Allí es donde está la magia de Skyward Sword: finalmente comandas a Link en duelos de espada.
El título 16 de la saga de Zelda debe tener una advertencia, pues puede causar adicción.
Dedicar dos horas diarias a un videojuego es un lujo que regularmente no puedo darme. A este le entregué casi cuatro: logré terminarlo en menos de una semana.
Cierto: la premisa de todos los Zeldas es simple, pues se reduce a la lucha del bien contra el mal. Pero es la narrativa lo que atrapa al videojugador de inmediato. Recorrer los cielos de Altarea, el Bosque de Farone, el Volcán de Eldín y el Desierto de Lanayru es una delicia. La creatividad de los desarrolladores para crear escenarios originales salta a la vista a cada paso que se sigue en la aventura.
¿Y no hay puntos débiles? Quizá. Pero yo no los hallé.
Cada diálogo del juego fue cuidado; las misiones secundarias también son completamente disfrutables. Por ejemplo, hay una divertidísima en la que te entregan una carta de amor, y tú decides si la entregas a la damisela o prefieres entregársela a un fantasma que se lamenta desde el baño, porque necesita papel (¿?).
Las peleas contra el Heraldo de la Muerte (el enemigo del que hablaba al principio) son muy buenas, pero es la batalla final contra Grahim, el señor de los demonios, por la que tomarás el segundo reto: terminarlo en modo héroe.
The Legend of Zelda: Skyward Sword, es una de las razones de mayor peso para darle oportunidad al Wii (o a la consola sucesora: el Wii U, pues es retrocompatible) y seguir viendo con respeto a Nintendo, la compañía de videojuegos que aunque no atraviesa por su mejor momento, conoce del mercado como nadie y sabe qué ofrecerle a sus afines.
EL INFORMADOR / ISAACK DE LOZA
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