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Viajeros en la Historia

Cavendish y el barco de lujo

El abandono y el despilfarro
lo hicieron recorrer el mundo y
fue el tercero en
circunnavegar el globo


Es una tendencia natural que siempre tendamos a destacar a “los primeros” en hacer tal o cual hazaña memorable; poco recordamos a “los segundos”, menos a “los terceros”, y mucho menos a “los últimos” en hacer algo. Nuestro viajero de hoy fue el tercero en dar la vuelta al mundo por vía marítima, y el segundo inglés en hacerlo. Se trata de Thomas Cavendish, quien nació en Suffolk, Inglaterra, en 1560, en plenos años de exploración marítima. Fue conocido como el “Navigator” y a los 15 años de edad ingresó al Colegio de Corpus Christi y a la Universidad de Cambridge, pero no se graduó, y aun así llegó a ser miembro del Parlamento en Dorset, en 1584, y en Wilton dos años después.

Tenía la fama de ser un aventurero muy astuto e inteligente, despilfarrador y mujeriego; su propia herencia la gastó en el desenfreno, y la aventura parecía ser uno de sus pasatiempos favoritos. De hecho, fue debido a esta circunstancia por lo que pudo circunnavegar el mundo atracando a quien se cruzara en su camino; su principal escuela fue la del máximo corsario inglés, Francis Drake, quien junto con Hawkins, fueron el terror inglés de los mares durante el siglo XVI.

En busca de riquezas en los mares con la idea de emular el viaje de Drake, partió de Plymouth, Inglaterra, en julio de 1586; 123 hombres de tripulación y tres barcos cargados de víveres y armas, de los cuales sólo uno, el “Desire”, de 140 toneladas, tuvo éxito. Recorrió la costa oeste de África y se dirigió luego a Brasil. Llegó a la Patagonia y atravesó el Estrecho de Magallanes, y llegó a la Mar del Sur (Océano Pacífico).

En esta región permaneció un año y atracó en varias ocasiones; incendió tres pueblos españoles y trece barcos. El mayor atracó fue el que realizó al galeón español “Santa Ana”, al sur de Baja California, cerca de Cabo San Lucas, en noviembre de 1587. La nave española navegaba sin artillería y cargado de riquezas; fue cañoneado por Cavendish, cuando éste apenas contaba con 27 años de edad. El botín fue de más de 122,000 dólares en oro, plata, joyas, marfil de la India, sedas, telas finas y especias; era el más grande botín español que había caído en manos de corsarios ingleses. Su nave era insuficiente para llevar todo el tesoro y no contaba con suficientes hombres para dirigir el “Santa Ana”, por lo que incendió éste y lanzó al fondo del mar las riquezas que no pudo llevar. Se dirigió a Puerto Seguro, en California, y ahí repartió el botín y abandonó a los prisioneros, sólo llevó consigo a Alonso de Valladolid, marinero que conocía las rutas del Pacífico.

Vistió luego Filipinas y continuó por la ruta que había seguido Drake algunos años antes. Llegó a Plymouth en septiembre de 1588 con la mayor desfachatez posible haciendo gala de las riquezas conquistadas en los mares: se dice que sus marineros iban vestidos de seda y que “las velas de su barco eran de Damasco y su palo mayor estaba recubierto con tela de oro”. Sin duda se trataba del barco más ostentoso que había llegado a las costas inglesas; su viaje de circunnavegación fue nueve meses más rápido que el de Drake. Pero más tardó en reunir esta fortuna que en malgastarla, como él sabía hacerlo, por lo que en 1592 intentó otro viaje pero los resultados fueron fatales: abandonó la expedición y murió en el viaje de regresó a Inglaterra.


Cristóbal Durán
ollin5@hotmail.com
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