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Una bombilla encendida
El alemán trabajador, hijo de la postguerra y consagrado a su esposa, cautivó al mundo con su Bayern Munich tras humillar al Barcelona
Josep “Jupp” Heynckes lo ha ganado todo en el mundo del futbol. Literalmente.
Hoy es el hombre que dirige al equipo más potente del balompié mundial, el Bayern Munich, esa máquina que despedazó el paradigma ganador del “tiki-taka” del otrora todopoderoso Barcelona con un inmisericorde 7-0 global en semifinales de la Champions League, que ya se consagró como campeón matemáticamente desde hace casi un mes de una Bundesliga —liga de Alemania, que de nuevo impone su “moda” en Europa— que aún no termina, que también está clasificado a la final de la Copa de Alemania, y por supuesto, después de la humillación a los catalanes, consiguió su boleto al partido más trascendente de cada año a nivel de clubes: la final de la Champions, que será el 25 de mayo ante su némesis en las últimas temporadas del campeonato teutón, el Borussia Dortmund, en la catedral del futbol mundial, el estadio londinense de Wembley, en el primer partido definitorio entre dos cuadros alemanes en la historia de la competencia.
Heynckes ganó esta semana no sólo en la cancha. Conquistó algo aún más importante, el reconocimiento mundial a un hombre trabajador, serio y de perfil bajo.
Este mismo señor era señalado hace pocos años como un técnico cruel y agresivo en su trato con los jugadores, pero tuvo un cambio radical tras una grave enfermedad de su esposa, Iris, que lo ablandó al punto de dirigirse ahora a sus futbolistas a través de la orientación, no a través de órdenes, para quitarles presión y no otorgárselas.
Este cambio le ha traído un éxito masivo en el Bayern Munich, donde comenzó la campaña arrasando en el torneo doméstico, y aprovechó el momento para anunciar que sopesaba la posibilidad de retirarse como entrenador.
Coinciden sus palabras con el año sabático que se da Pep Guardiola —anterior técnico del todo-ganador Barcelona— y a espaldas del ojo mediático mundial, el Bayern Munich contrata en diciembre pasado al delgado y calvo técnico catalán, para anunciar en enero que será el entrenador del conjunto bávaro a partir del próximo verano por las próximas tres temporadas. Un sorpresivo y duro golpe para Heynckes, que en realidad nunca confirmó ni fecha ni hora de un eventual retiro.
En un primer momento, el preparador teutón se mostró un tanto decepcionado por la decisión, alegando que nunca fue consultado sobre una posible salida suya del equipo al final de la campaña. Conforme fueron pasando los días y semanas, Jupp mostró que iba digiriendo la decisión de su directiva —la mayoría ex compañeros suyos de la “Mannschaft”, selección germana— al compartir que sabía que su club no volvería a tener una mejor oportunidad para conseguir a uno de los mejores técnicos de la historia del futbol mundial, y que entendía que era una buena medida, un tanto empresarial, pero correcta por parte del Bayern.
¿Qué hacer cuando haces bien tu trabajo y tus jefes anuncian que no seguirás en él, porque ya han contratado para tu puesto a uno de los más destacados a nivel mundial?
Formado en la postguerra
Como buen alemán nacido justamente un día después de la rendición incondicional germana en la Segunda Guerra Mundial —Heynckes vio por primera vez la luz de este mundo el 9 de mayo de 1945, en Mönchengladbach—, que creció en medio de la dura postguerra y la división de su país. Hijo de un herrero y de una despachadora de tienda, forma parte de una familia compuesta por 10 hijos que tuvo que atrincherarse en su propia casa, donde aprendió a no rendirse jamás, por lo que Jupp sólo ha trabajado aún más desde que anunció su club que no contaría con él el próximo curso, imprimiendo una mayor intensidad y consiguiendo mejores resultados que nunca.
Así, se ha convertido en el primer entrenador alemán que está a las puertas de conseguir el primer Triplete del futbol teutón: conquistar en la misma temporada la Liga y la Copa germana, y la Champions League de la UEFA.
Un paquete que dejaría atónito al propio Guardiola y a los dirigentes del Bayern, ya que como dijo su presidente honorario, “el Kaiser” Franz Beckenbauer, Pep tendrá un extraordinario desafío en Munich, pues “si con Guardiola ganamos por una diferencia de 15 puntos, la gente probablemente se sentirá decepcionada”, luego del título conseguido este año, en que aventajan por 20 puntos al segundo lugar, el Borussia Dortumund, anterior bicampeón de la Bundesliga.
Todavía esta misma semana, luego del mazazo de autoridad sentenciado en el Camp Nou blaugrana, Heynckes volvió a insistir en que continúa evaluando la posibilidad de retirarse al culminar su contrato con el Bayern, que finaliza el próximo 30 de junio.
Estas palabras repetidas suenan como advertencia a sus potenciales “novias” del verano, ya que los rumores sobre su continuidad como técnico han comenzado a inundar las redes sociales y tapas de los periódicos deportivos europeos. Principalmente en Madrid, donde le señalan como el candidato idóneo y preferido por la fanaticada merengue para ocupar el cargo que dejaría en el timón del Real el portugués José Mourinho —acérrimo archirrival dialéctico y deportivo de Pep Guardiola—, a quien la prensa británica reacomoda en el banquillo del Chelsea londinense, donde “The Special One” se instaló en la élite del futbol mundial a mediados de la década anterior.
La conjunción de una eventual salida del técnico luso con la llegada del preparador alemán a la Casa Blanca provoca júbilo y sonrisas de añoranza entre los seguidores del Real Madrid, pues Heynckes ya pasó por el banquillo merengue y se despidió como Mourinho probablemente no lo consiga: como campeón de la Champions.
El Madrid le debe a Jupp el triunfo de la Séptima en 1998 —los madridistas nombran a sus Copas de Europa como Beethoven a sus Sinfonías— en una sorda final ante la Juventus, decidida por un solitario gol de Pedja Mijatovic en la Arena de Armsterdam. Fue una celebración por todo lo alto en La Cibeles, ya que no conseguían la corona europea desde 1966.
Su carrera con el balón
Como jugador en los años setenta conquistó con el Borussia Mönchengladbach la Bundesliga y la Copa germana, a nivel continental la Copa UEFA —actualmente conocida como Europa League—, y junto a la poderosa selección de Alemania Federal se consagró campeón europeo en Bélgica ‘72 y campeón del Mundo en Alemania ‘74.
Pero su brillante pasado como delantero —a la sombra internacional como suplente de su compañero de selección, Gerd Müller— ha sido largamente popularizado a partir de haber colgado sus botines de futbolista para convertirse en entrenador, labor que ha desarrollado desde el verano de 1979 a través de mil 170 partidos dirigidos en 10 clubes distintos, y ha coleccionado hasta el día de hoy, tres títulos de Liga y tres de Copa en Alemania con el Bayern Munich, además de la desaparecida Intertoto de la UEFA con el Schalke 04, y una Supercopa de España y la mencionada Champions con el Madrid.
La bombilla
Quizá lo más cómico de Heynckes sucede cuando se emociona y visiblemente lo demuestra, al “pintarse” su rostro de color rojo encendido, al punto de ser apodado en su país como “Osram” —reconocida marca alemana de bombillas y focos—.
Poco se conoce de su vida personal, que ha mantenido lejos de los reflectores. Pero en una entrevista destacó que no hay nada más importante para él que su esposa Iris, al declarar que lo más grande que le ha dado el futbol es el dinero para salvarle la vida a su mujer y la oportunidad de haberle ofrecido una mejor calidad de vida. La pareja tiene una hija, Kerstin.
Lo único cierto acerca del futuro de este señor de 1.80 metros de altura que se pone colorado cuando literalmente se enciende en la banca, es, como él mismo lo dijo en agosto pasado —frase que textualmente provocó la avalancha alrededor de su mundo—, al terminar esta temporada con el Bayern Munich “comenzaré un nuevo capítulo de mi vida”.
GOLEADOR
220 goles anotó en 369 partidos en la Bundesliga, para ser el tercer mejor anotador histórico de la liga alemana.
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