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Un ejemplo de oportunidad para recién egresados
Este estudiante de la UP rompe el molde de su generación al vivir una nueva experiencia
Claro es el ejemplo del mexicano Gabriel Ramírez, quien es estudiante de la Universidad Panamericana (UP) y actualmente radica en Dinamarca por un intercambio estudiantil, mismo del que se ha beneficiado por demostrar sus habilidades de Ingeniería Industrial e Innovación de Negocios en el puesto laboral que consiguió en el corporativo danés “Nilpeter A/S”.
“Llevo en Dinamarca casi cuatro meses y me quedaré cerca de otros dos meses. De hecho el propósito inicial era solo venirme de intercambio para estudiar, sin embargo no tenía todo el dinero. Por ello antes de tomar la decisión de viaje, vi la oportunidad de mandar mi currículum a la actual empresa en la que trabajo en Dinamarca y finalmente me dieron la bienvenida”.
Durante su estancia, Gabriel al estudiar y trabajar en un país ajeno a sus raíces y tradiciones, se vio en la necesidad de reflexionar y analizar sobre su experiencia fuera de México, en la que por medio de tinta y papel plasmó su enfoque de oportunidades laborales.
Abrir los ojos
“En este país (Dinamarca) me he dado cuenta de que efectivamente vivimos (en México) en una bola de cristal, en una esfera que nos impide ver las capacidades que tenemos como nación y hasta dónde podemos llegar los mexicanos si salimos de nuestra caja y nos proponemos llegar más lejos”, expresó Rodríguez, quien en entrevista para esta casa editorial comentó que en las ciudades de la República Mexicana hay individuos con talento, sólo falta que se apropien de la idea para que puedan cumplir cualquier meta que se propongan.
“A veces decimos —no es que allá en el primer mundo… o los mexicanos cómo crees que vamos a llegar lejos—. Hay que salirse de esa burbuja y decir sí, sí puede (…) ¿Qué sería de los mexicanos si tuviéramos las mismas oportunidades que los jóvenes daneses? Un chavo con ganas de superarse, podrá doblar y pasar fácilmente a un danés. Los mexicanos somos gente muy trabajadora y eso es lo que falta: personas que se lo crean y exploten sus habilidades”.
Sobre sus vivencias en el país escandinavo, comprobó que la vida para los trabajadores es totalmente diferente a la que se experimenta en tierras aztecas; comenzando principalmente por los sueldos y tratos del personal.
Se les paga por ir a la escuela
El Gobierno Danés paga a los jóvenes por ir a la escuela —se les paga lo suficiente para dejar sus casas y vivir solos, cómodamente mientras estudian—, escribió Gabriel en la carta que envió a su universidad. A lo que complementó en la conversación que mantuvo con EL INFORMADOR, “para mi encontrar empleo fue relativamente sencillo, porque hay muchas oportunidades para alguien que ya terminó la universidad, maestría y habla otro idioma. En mi caso las cosas se dieron, tardé como unos dos o tres meses para que me dieran el ‘sí’ del trabajo, además de haber mandado mi propuesta laboral a otras tres corporaciones”.
Y es que según las vivencias del futuro ingeniero, en Dinamarca la gran mayoría de los trabajos son bien solventados. “Acá un mesero gana en promedio 300 pesos la hora. La diferencia entre salarios de un director de planta, jefe y un operador, no es mucho. Razón que hace que los estudiantes daneses prefieran llevar una carrera técnica a una profesional”.
Ante tal consecuencia las empresas grandes de Dinamarca están en busca de universitarios o recién egresados especializados. “Cada vez es más común que se les abra la puerta a los extranjeros que decidan volverse ‘expertos’ en diversos temas, en especial en ingeniería”.
Por su parte, aún con todas las ventajas que Gabriel ha tenido en Europa, él está deseoso de regresar a sus tierras; sin descartar que posteriormente pueda estudiar la maestría en el Viejo Continente o Estados Unidos. “Creo que la idea es que salgan del país para aprender y después regresen a apoyar como mexicanos”.
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