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Un día sin funcionarios

El programa ''Hoy no Circula'' resultó una forma de aumentar el número de autos y la contaminación, justo lo opuesto de lo que proponía

GUADALAJARA, JALISCO (08/JUN/2013).- La noticia de la semana es, sin duda, el anuncio de la secretaria del Medio Ambiente del Distrito Federal, Tanya Müller, sobre la extensión del programa Hoy no Circula en la capital del país. La simple idea sería fuerte candidata al primer premio en un eventual Concurso de Malas Ideas. “El que no conoce la historia está condenado a repetirla”, un dicho que lo sabemos todos pero que nadie se pone de acuerdo sobre quién lo dijo por primera vez. El hecho es que no está demás lo que todos los medios de comunicación y otras autoridades,  incluso algunos homólogos de la funcionaria capitalina, le recordemos esa historia, precisamente para que no se repita.

En noviembre de 1989, la Ciudad de México implementó un programa que fue observado con mucha atención por todo el mundo, el ahora famoso y aún vigente: “Hoy no Circula”. La intención era quitar, por decreto, 20 por ciento de los vehículos en la ciudad de México y con ello bajar la contaminación en hasta 12 por ciento.

En el papel la idea parecía genial. Pero la práctica suele transformar genios en tontos. Si en los primeros días todo funcionó de manera relativamente satisfactoria, poco a poco los resultados del programa fueron mostrándose y la consecuencia todos sabemos. No se bajó la contaminación y mucho menos disminuyeron los embotellamientos ni el consumo de combustible. Y así fue porque muchos compraron otro auto o, peor, vendieron su auto relativamente reciente para comprar dos mucho más viejos. Listo, el programa resultó una forma de aumentar el número de autos y la contaminación, justo lo opuesto de lo que proponía.

Hay buenas ideas, el problema es querer adoptarlas

Hay formas de bajar la contaminación y la circulación excesiva de autos, por supuesto, el problema es que todas parecen demasiado poco populares para que un funcionario o político, ambos dependientes de votos, se decida por cualquiera de ellas.

La más citada es frenar, de tajo, la importación de vehículos usados desde Estados Unidos. Todos sabemos que mientras más antiguo el auto, más contamina.

Otra idea está siendo generada en París, donde el alcalde, Bertrand Delanoë, quiere prohibir la circulación de autos fabricados antes de 1997. La propuesta ha generado gran polémica por parte de los coleccionistas, pero esto, creo, puede resolverse con inspecciones cotidianas y un número limitado de días de circulación para esos vehículos. La medida sacaría de circulación a cerca de 375 mil vehículos de la capital francesa. En la Ciudad de México serían muchos más, puesto que la edad del parque vehicular es mucho mayor.

El transporte escolar es otro tema que puede abordarse y hay muchas sugerencias en esa dirección. Todos sabemos y disfrutamos el menor tráfico en las vacaciones de los niños, así que se podría crear leyes que obligaran a los papás a matricular a los niños en escuelas cercanas a su casa o cambiar el horario escolar, para que no coincidiera con el comercial.

Más allá de las ideas, el Gobierno Federal y los locales pueden hacer mucho más de lo que hacen por la contaminación. Una medida concreta es la mejora de la calidad de la gasolina y del diesel, que en México tienen demasiado azufre. Otra es la reducción de las flotillas gubernamentales. Una más, que los servicios públicos como la recolección de basura, se haga en la noche o madrugada, de modo a no entorpecer el ya de por sí caótico tránsito.

En Jalisco, la Secretaria del Medio Ambiente, María Magdalena Ruiz Mejía, insinuó aplicar un programa de “Hoy no Circula” en Guadalajara. Por fortuna la voz de la sensatez llegó y todo no pasó de la idea.

Es interesante como a los políticos les encanta mostrarse correctos e inteligentes, pero qué difícil es llevarlo a cabo. Marcelo Ebrard, en su época al frente del Gobierno del Distrito Federal, llegaba en su auto híbrido a donde fuera, pero atrás, sus guarda-espaldas llegaban en varias Suburban, con sus inmensos motores V8.

Cuando llegué a México, en 1990, vi muchos autos en las calles con calcomanías bienhumoradas haciendo referencia al “Hoy no circula”, que en la época muchos llamaban: “Un día sin auto”.  Una de ellas decía: “Un día sin vieja”. Aprovechando ese buen humor mexicano, se me ocurre que se podría implementar el: “Un día sin funcionarios”. Tal vez así todos tendríamos al menos 24 horas mejores sin “ideas brillantes” por semana.
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