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Trastornos del sueño, poco estudiados en México

La Clínica de Trastornos de Sueño de la UAM Iztapalapa pide apoyos para investigaciones

GUADALAJARA, JALISCO (15/MAR/2016).- El doctor en biología de la reproducción, Javier Velázquez Moctezuma, mencionó que hace aproximadamente 40 años que comenzaron a identificarse enfermedades relacionadas con el sueño distintas a la falta o exceso, porque durante mucho tiempo las únicas reconocidas fueron el insomnio y la hipersomnia. Sin embargo, a través de diversas investigaciones se han detectado cerca de 80 trastornos de sueño.

El exrector de la UAM-I y maestro en psicobiología propuso implementar un laboratorio dedicado a la investigación de los mecanismos y funciones del sueño. “Desde hace casi 12 años, a partir de un proyecto de investigación auspiciado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), se estableció la Clínica de Trastornos de Sueño de la UAM Iztapalapa que, además de dedicarse a la asistencia, se enfoca principalmente en la investigación”.

Ambos especialistas entrevistados coinciden en que parte del problema en México es que en las licenciaturas de medicina solo se imparten los trastornos de sueño hasta ciertos niveles. En medicina general no se considera como asignatura, mientras que la carrera de psicología sí la tiene dentro de su tronco común.

“Necesitamos recursos, apoyo, comprar más aparatos y dispositivos para responder más contundentemente a las preguntas de investigación que planteamos.” En este momento están estudiando una forma de intervención magnética que “además de mejorar cuadros de epilepsia, beneficia el sueño y desde luego la calidad de vida”, manifestó el académico de la UAM-I en el área de neurociencias, Velázquez Moctezuma.

Padecimientos más usuales y algunos riesgos

Para Velázquez Moctezuma,  los trastornos de sueño más frecuentes son el insomnio y el síndrome de apnea obstructiva del sueño; es decir, pacientes que roncan y tienen muchos despertares en la noche porque no oxigenan adecuadamente.

La apnea del sueño conlleva un riesgo cardiovascular muy importante porque constituye un factor de riesgo para el desarrollo de hipertensión arterial sistémica y otros problemas metabólicos como diabetes mellitus.

“Los pacientes que llegan a esta u otras clínicas similares requieren sobre todo una reeducación en sus hábitos; es decir, una higiene del sueño [...]. Siempre que se puede proporcionamos el mejor método porque algunas de las 80 patologías del sueño aún no cuentan con un tratamiento efectivo”, concluyó.

Recomendaciones para lograr un sueño reparador

Dejar de preocuparse en exceso por el mal sueño y sacar de la habitación los relojes que permiten estar viendo la hora y saber el tiempo que se ha dormido.
No dormir en exceso los fines de semana y levantarse siempre a la misma hora, preferentemente temprano. Dependiendo de las actividades, una propuesta es acostarse a las 24:00 horas y levantarse a las 7:00 a. m. todos los días.

Mejorar el ambiente donde se duerme con una cama confortable y eliminar ruidos que interrumpan el sueño (quitar el volumen al teléfono, sacar de la habitación los relojes cuyas manecillas se escuchen y no dormir cerca de una persona que ronque).

Regular la temperatura, luz o humedad. “El clima de la habitación debe estar entre 18 y 20 grados centígrados. La temperatura corporal también afecta, por lo que se puede tomar un baño caliente dos a cuatro horas antes de ir a la cama pero nunca después de ese horario. No permanecer en habitaciones muy iluminadas (principalmente si la luz es blanca) dos horas antes de dormir”. 

Dormir mal una noche no amerita hacerlo durante el día porque se afecta el sueño nocturno y un día sin dormir no es dañino para la salud.

Cenar dos horas antes de ir a dormir y evitar acostarse sin haber cenado o haberlo hecho abundantemente (incluyendo líquidos). Plátano, leche tibia, semillas o tortillas son alimentos recomendables antes de dormir.

El café, té, chocolate, bebidas energizantes, carbonatadas, refrescos de cola, tabaco y alcohol afectan el sueño. Se recomienda evitarlos, o, en su defecto, consumirlos cuatro horas antes de dormir y no hacerlo durante los despertares nocturnos o insomnio.

El uso de computadora, juegos de video o televisión debe ser cuatro horas antes de dormir. Leer, ver televisión o comer en la cama condicionan el organismo a permanecer despierto. La cama solo debe utilizarse para dormir y para la actividad sexual.

No hacer ejercicio intenso cercana la hora de acostarte. Si se hace en la tarde, debe ser antes de que oscurezca.

Analgésicos, medicamentos para bajar de peso y algunos fármacos pueden interferir con el sueño, debe platicar sobre su ingesta con el médico.

Identificar y mejorar los factores que causan tensión o estrés porque este desencadena o aumenta el insomnio.

El sueño no puede forzarse, así que se debe evitar dormir cuando no se tiene sueño y no permanecer despierto en la cama más de 15 minutos. Al despertar en la madrugada, lo recomendable es salir de la habitación y hacer actividades monótonas que no estresen ni activen y regresar a la cama hasta que se sienta somnoliento nuevamente.
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