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Siempre es Navidad

La isla de Christmas, un atolón lejos de cualquier lugar donde recalan cruceristas y amantes de la pesca

GUADALAJARA, JALISCO (23/SEP/2012).- En medio de la inmensidad del Pacífico, apenas dos grados por encima del Ecuador, Christmas Island (o Kiritimati) está lejos de todo, pero muy cerca de ser un paraíso. Se encuentra a casi dos mil kilómetros de Hawai, al norte; a más de dos mil 100 de Bora Bora, al sur; a cinco mil 500 de Los Ángeles, al este, y a seis mil 700 de Sidney, al oeste. Pero no es una isla más, es el atolón con porción de tierra más grande del mundo (lo habitual es que la mayoría de la superficie de estas islas coralinas sean sus lagunas interiores).

En Christmas, la mitad de sus 642 kilómetros cuadrados está sobre las aguas. De momento al menos, porque su futuro, como el de tantos otros atolones, peligra. De hecho, la isla (con unos cinco mil habitantes) ha ido perdiendo poblados. Por ejemplo, uno de nombre bien curioso: París, bautizado por el cura francés Emmanuel Rougier, que vivió en Kiritimati de 1917 a 1939 y fue el responsable de la plantación de casi un millón de cocoteros. Junto a la pesca, los derivados del coco han sido la principal fuente de ingresos, aunque en permanente lucha contra las pertinaces sequías. El agua no cae del cielo, pero sube el nivel del mar.

Los restos de la localidad de París están en uno de los dos brazos de la forma de horquilla que tiene la isla, aunque el oriental se abra con una gran protuberancia. Más abajo se encuentra Poland, aldea de algo más de 200 vecinos cuyo nombre rememora al explorador e ingeniero polaco Stanislav Pelczynski, que ayudó precisamente a los habitantes en el sistema de irrigación de los cocoteros durante las sequías.

En el otro brazo de la horquilla, al este, está la población más importante, Londres (también debe su nombre a Rougier), la más poblada y donde existe un pequeño puerto al que llegan los botes de los cruceros y mercantes que fondean en aguas más profundas. Llegar a Christmas en crucero es una de las alternativas.

En la punta misma del brazo oriental hay otra aldea, Tabwakea, y bajando se puede ir al pequeño aeropuerto, Cassidy, que comunica la isla con Honolulú y Fiyi. Allí cerca también se encuentra Banana, el cuarto núcleo habitado.

Los apenas 300 kilómetros cuadrados de la isla de Christmas suponen el 70% de la tierra de la República de Kiribati, que en su treintena de islas y atolones ocupa casi cuatro mil kilómetros cuadrados de mar. Tarawa, la isla donde se encuentra la capital de Kiribati y que fuera escenario de una famosa batalla durante la II Guerra Mundial, está a tres mil 200 kilómetros. “Una semana en barco, si no voy en avión”, dice Tekaai, un lugareño.

En Christmas hay coches y furgonetas, pero muchos de sus habitantes van descalzos por donde sea. Si no les afecta la tierra o el asfalto, menos aún los restos de coral que cubren y se mezclan con las arenas de las lagunas. Ello da lugar a un espléndido abanico de tonalidades de agua, pero no a un terreno fácil para caminar.

El prolífico capitán James Cook descubrió la isla de Christmas el 24 de diciembre de 1777 en su tercer viaje por el Pacífico, y el nombre no podía ser otro. Un gran cartel medio oxidado da la bienvenida a Christmas Island exhibiendo una lista de datos geográficos e históricos. Desde su descubrimiento y llegadas posteriores hasta los naufragios, pasando por las pruebas nucleares que hicieron por la zona, sin avisar a los habitantes, entre 1958 y 1962, británicos y estadounidenses. Supuestamente, no quedan restos de contaminación.

La línea del tiempo

Christmas es singular hasta por la hora. Geográficamente se encuentra al este de la Línea Internacional del Tiempo, lo que la colocaría entre los últimos lugares del mundo que terminan los días, meses y años. Pero eso no ocurre desde 1995 en que tiene la misma hora que el resto de la República de Kiribati, situada al oeste. Así puede presumir de empezar todo antes que en ninguna parte del mundo.

Es una isla especial donde recién rechazaron la construcción de un centro turístico para evitar la masificación. No hay que confundirla con la Christmas Island australiana. De vuelta al crucero con la marea alta, el Regatta (que desde Los Ángeles había tocado cuatro islas de Hawai), nuestro barco, pone rumbo al Sur para llegar en dos días a Bora Bora y seguir a casi todas las islas de la Sociedad, Raiatea, Huahine, Moorea y Tahití.

PARA SABER

Cómo llegar

- Air Pacific (www.airpacific.com) vuela una vez por semana (los martes) a Christmas Island desde Fiyi y Honolulú (la misma compañía también vuela a Nueva Zelanda y Estados Unidos). Ida y vuelta desde Fiyi, a partir de unos $6,687, y desde Honolulú, a partir de unos $8,860.

Dónde dormir

Hospedaje

La Oficina de turismo de Christmas Island (www.kiribatitourism.gov.ki) ofrece un listado de las posibilidades de alojamiento en la isla y de las empresas turísticas.

- Kiribati Holidays (www.kiribatiholidays.com).

- Otintaai Hotel (www.otintaaihotel.com).
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